Un cuento para padres: La carrera imparable de Analía y Grecia Castaña. Una historia de aprendizaje sobre la calma y paciencia

A través de este cuento conoce las formas en que la hiperactividad e impulsividad se manifiestan en el día a día de los más pequeños y de qué manera abordarlo.
La hiperactividad es un término que describe un nivel de actividad motora que es mayor de lo normal y que a menudo se presenta de manera inapropiada para la situación. / Fuente: Gemini

Supongamos que Analía, la protagonista de esta historia ficticia, experimenta una energía constante y que no puede controlar. Le cuesta estar quieta, concentrarse en una sola cosa o seguir las reglas de una actividad. Esto es lo que se llama hiperactividad y puede presentar algunos desafíos. Además, pueden ser más impulsivos, lo que puede llevar a conductas inapropiadas en algunos contextos. Cuando la hiperactividad parece difícil de manejar, es importante recordar que la calma y la paciencia pueden ser igual de útiles, si no más, que la rapidez para encontrar soluciones.

Analía es una niña con más energía que un torbellino. Desde que abría los ojos por la mañana hasta que se acostaba por la noche, no podía parar de moverse. Siempre saltando, corriendo y hablando a mil por hora. Aunque Analía siempre tenía buenas intenciones, su energía desbordante a veces la metía en problemas. Por ejemplo, se olvidaba de las tareas y no podía quedarse quieta en clase. Se distraía con mucha facilidad.

Un día, la escuela organizó El Reto Veloz

Una famosa carrera en la que no solo había que correr rápido, sino que también tenía unos obstáculos bastante locos.

—¡Esto es lo mío! ¡A mí me encanta el deporte! —dijo Analía.

Se levantó a toda prisa, se puso la camiseta más colorida que encontró (porque así corría más rápido, claro) y sin perder un segundo ni escuchar las instrucciones, se lanzó hacia la línea de salida y salió disparada como una flecha.

—¡Qué fácil! —gritó convencida. Analía era la niña más rápida del mundo entero en recoger castañas, así que esto para ella era pan comido.

Una vez comenzó El Reto Veloz, los obstáculos no tardaron en aparecer, pero la niña torbellino superaba todas las pruebas, aunque también había algunos niños más veloces que ella. Un poco más atrás estaba su amiga Grecia Castaña, que era algo más lenta e iba con más cuidado.

La última prueba era el laberinto de cuerdas, un laberinto tridimensional hecho con cuerdas enredadas por el suelo. Las paredes también tenían cuerdas y los niños tenían que encontrar el camino correcto sin tocar demasiado las cuerdas, ya que de hacerlo podrían retrasarse aún más y perder la carrera. Todos los niños quedaron atrapados y Analía terminó tan enredada como en una telaraña gigante. Impaciente como siempre, intentó atravesarlo a toda velocidad, pero no era cuestión de ser el más rápido, sino el más observador para identificar el camino correcto o para descubrir cómo avanzar.

La dificultad para mantenerse enfocado en una misma tarea es una característica principal de la inatención, que es otro de los síntomas clave del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), y a menudo se presenta junto con la hiperactividad. / Fuente: Gemini

—¡Quiero salir de aquí y llegar al final de la carrera! —se quejaba y resoplaba Analía.

—¿Y por qué no lo hacemos juntas? A mí me encantan los laberintos—le propuso Grecia, que iba a su ritmo.

A regañadientes, Analía aceptó la propuesta porque no le quedaba más remedio. Juntas, avanzaron por el laberinto, ayudándose mutuamente. Grecia guiaba el camino paso a paso, dividiendo el laberinto en pequeñas metas y Analía, aunque deseaba ir más rápido la seguía y lograba avanzar.

—¿Te imaginas que este laberinto nos lleva a un sitio secreto de la escuela que no hayamos visto nunca? —preguntó Grecia.

—¡A lo mejor hay un tesoro escondido en el laberinto! —respondió Analía.

Los minutos parecían muy largos para ella, pero finalmente ambas lograron divertirse y salir del laberinto de cuerdas antes que los demás niños.

—¡Lo logramos! —celebró Analía.

Analía y su amiga Grecia cruzaron la línea de meta al mismo tiempo y habían logrado lo que parecía imposible: ¡Superar el obstáculo y ser las primeras en llegar!

La hiperactividad en niños: Comprendiendo y manejando la energía desbordante

La hiperactividad es un tema común en muchos hogares, especialmente cuando los niños parecen tener una energía interminable y no pueden quedarse quietos, concentrarse o seguir las instrucciones. Aunque es natural que todos los niños tengan momentos de excitación y movimiento, para algunos, estos comportamientos son más persistentes y pueden generar desafíos tanto en el hogar como en el entorno escolar o traer consecuencias en la familia.

Cuando hablamos de hiperactividad, nos referimos a una actividad excesiva e impulsiva que interfiere con el comportamiento normal de un niño. En su forma más conocida, está asociada con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que afecta a muchos niños. Sin embargo, no todos los niños que son muy activos tienen TDAH. La hiperactividad puede manifestarse de diferentes formas, como dificultad para concentrarse en una tarea, incapacidad para quedarse quieto, hablar en exceso sin detenerse, incluso cuando no es apropiado o actuar sin pensar en las consecuencias.

Un cierto nivel de actividad es normal, especialmente en los niños. La hiperactividad se diferencia por ser excesiva para la edad y el contexto, y por interferir significativamente con el funcionamiento diario (en la escuela, en casa, con amigos). / Fuente: Gemini

¿Y cómo afecta la hiperactividad a los niños?

Cuando los niños no pueden controlar su energía de manera adecuada, pueden enfrentar problemas en diversas áreas de su vida. Analía, la protagonista de este cuento, se ve envuelta constantemente en situaciones donde su hiperactividad la lleva a experimentar dificultades, especialmente cuando se le pide que se concentre o se quede quieta durante mucho tiempo.

En la escuela puede interferir con su capacidad para concentrarse en las tareas escolares. Al igual que muchos niños con estas características, a Analía le cuesta escuchar y seguir las instrucciones, lo que le genera frustración cuando no puede cumplir con las expectativas. Esto también se traduce en una sensación de incomodidad no solo para el niño sino para el maestro, quien debe buscar formas adaptadas para ayudar a canalizar su energía de manera más productiva.

En cuanto a los compañeros en la escuela, pueden percibir al niño hiperactivo como una persona inquieta y a veces provocar malentendidos o que el resto de compañeros no comprendan su comportamiento. En casa, la constante necesidad de estar en movimiento y el no poder estar quieto puede generar preocupación, ya que resulta complicado concentrarse en las tareas del día a día o no siempre se tiene las herramientas necesarias para guiar la situación de manera efectiva.

¿Existen formas efectivas de manejar y ayudar a los niños con TDAH?

La respuesta es sí. Aunque la hiperactividad puede presentar grandes desafíos, existen fórmulas para canalizar su energía de manera positiva.

Los niños hiperactivos a menudo se benefician de un horario regular y predecible. Tener horarios establecidos para las actividades diarias (como comer, estudiar, jugar y dormir) puede darles seguridad y permitirles gestionar mejor su energía. Por otra parte, el ejercicio regular es una excelente manera de ayudar a los niños a liberar su energía, así que los deportes, las caminatas o actividades al aire libre pueden ser muy útiles para reducir la inquietud y mejorar la concentración. En el siguiente enlace, te mencionamos una serie de deportes muy apropiados para niños con TDAH.

¡Incluso los más pequeños pueden usar el mindfulness! Algunas técnicas de relajación como la respiración profunda puede reducir la impulsividad. También es importante tomar algún breve descanso o simplemente practicar ejercicios simples para calmar su mente y cuerpo (por ejemplo una pelota de goma o antiestrés para apretarla con ambas manos y luego con una sola mientras realiza respiraciones profundas).

¡Sé un buen modelo a seguir! Los padres deben comportarse de manera coherente, mostrando siempre responsabilidad y ejemplo ante el niño, ya que ellos imitan lo que ven en casa. La autoridad debe ser utilizada de forma respetuosa y establecer límites claros y firmes diciendo “no” cuando sea necesario y explicando de manera razonada las decisiones. En lugar de castigar, ayúdale a reconocer y corregir sus errores para encontrar soluciones.

¡Y recuerda! Un especialista puede ayudar a identificar si realmente hay un trastorno de hiperactividad, que puede ser difícil de distinguir de comportamientos típicos de la edad, y en el caso de haber sido evaluado ofrecer no solo un tratamiento, como terapia conductual, sino en el caso necesario, también apoyo médico.

El mindfulness entrena la capacidad de enfocar la atención en el momento presente, lo que puede ayudar a contrarrestar la tendencia a la distracción. / Fuente: Gemini

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