Ser mujer y madre conlleva una doble responsabilidad. Por un lado, las madres trabajadoras deben seguir cumpliendo laboralmente al ritmo de siempre, pero por otro, también deben ejercer como madres con todo lo que conlleva: mayor número de tareas domésticas, dedicación al bebé, organización de su cuidado durante el horario laboral... Eso supone un exceso de exigencia para hacer bien los dos papeles, el de madre y el de trabajadora, y también puede generar un sentimiento de culpabilidad por pensar que, pese a todos los intentos, no se atiende a los hijos como se debiera.
Aquí confluyen varios factores. Por una parte el especial vínculo entre madre y bebé, pero también aspectos de educación, cultura, presión social (por ejemplo, el padre no suele vivir este dilema, o lo vive mucho menos).

Por eso, el momento de separarse del niño para reincorporarse al trabajo puede suponer una especie de desgarro acompañado de sentimientos de culpa, que se ve incrementada en momentos críticos, por ejemplo cuando el niño se pone enfermo y no es posible estar todo el tiempo a su lado, o si la madre debe viajar por motivos laborales.
Los hijos de las madres trabajadoras no son diferentes
Pero la investigación acumulada sobre este tema indica que los niños no se ven perjudicados por la ausencia diaria de la madre, una vez que se cumplan ciertas condiciones. Esas condiciones son principalmente la naturaleza y calidad de los cuidados sustitutos, cuya estabilidad y calidad son esenciales.
Por otro lado, prácticamente no hay diferencias en el desarrollo intelectual, social y emocional entre los hijos de mujeres trabajadoras y no trabajadoras.

No hay razón objetiva por la que las madres trabajadoras deban sentirse culpables. Siempre que mantengan una relación continua con sus hijos, el hecho de que los atiendan otras personas no tiene por qué producir efectos adversos e incluso puede ser una experiencia enriquecedora para ellos.
Únicamente existen aún ciertas dudas sobre los efectos de la jornada laboral completa de la madre durante el primer año de vida del niño, por lo que se recomienda, si se tiene opción, posponer el trabajo a jornada completa hasta que el niño cumpla un año.
5consejos para conciliar trabajo e hijos sin culpas ni agobios
- El padre también debe compartir las ausencias laborales (médicos, reuniones de colegio...). Ser padres es cosa de dos, por lo que las responsabilidades deben recaer de la misma forma tanto en el padre como en la madre cuando ambos se han reincorporado al trabajo después de una baja de maternidad o paternidad.
- Renunciar al perfeccionismo y asumir que no se puede ser una supermujer: madre, esposa y trabajadora perfecta en todo.
- No pensar en el tiempo que no se dedica a los hijos, sino en el que se les puede dedicar: fines de semana, hora del baño, un cuento por la noche... Hay que encontrar lo especial en las cosas más sencillas.
- No intentar superar el sentimiento de culpa consintiendo en exceso o comprando a los niños todo lo que se les antoje.
- Informarse sobre la reducción de jornada, excedencias, permisos por enfermedad de los niños... Son derechos que harán que compaginar la crianza y el trabajo sea mucho más sencillo.