A lo largo de los últimos días hemos repasado, como si de una miniserie de cuatro capítulos se tratara, cómo son y qué necesidades tienen los distintos perfiles de niños y niñas (y adolescentes) con altas capacidades. Cerramos la lista con una mirada al perfil de los adaptados.
Saber que existen, según los expertos, perfiles distintos de altas capacidades nos ayuda a comprender mejor la diversidad dentro de esta neurodivergencia. Esto es especialmente importante, decisivo de hecho, en el caso de que seas madre o padre de un peque con altas capacidades, o que seas docente y trabajes dentro de un aula.
Como te decíamos, por si todavía no lo has leído, hemos hablado ya de los niños y niñas con altas capacidades brillantes —quienes destacan por su alto rendimiento académico—, de los creativos y despistados —más impredecibles pero llenos de potencial— y también de los enfadados —quizá los más incomprendidos del sistema—.
El de los adaptados, protagonista de estas líneas, es el cuarto y último perfil descrito por la especialista en altas capacidades Luz Pérez en 2007. Su propuesta la difunden Alba de Mingo, Maque Salcedo y Blanca Santiago en el libro Altas capacidades. Comprensión y desarrollo del potencial, donde explican esta clasificación como una guía útil para identificar necesidades y acompañar procesos.

Niños y niñas adaptados: cuando todo parece ir bien… pero no basta
Los niños y niñas con altas capacidades del perfil adaptado son aquellos que, a simple vista, parecen funcionar sin dificultad. Son responsables, entusiastas, autónomos y bien aceptados por su entorno. No suelen generar conflictos, participan, cumplen con lo esperado y disfrutan aprendiendo. Pero hay algo que los distingue: tienden a pasar desapercibidos, se diluyen en el grupo. Y eso no siempre es bueno.
Estas son sus características comunes y sus necesidades.
Aptitudes / Conductas
Tienen rendimientos que no siempre destacan, pero muestran gran autonomía en su aprendizaje. Se implican con entusiasmo, aprenden con facilidad y aceptan sus errores. Sin embargo, por su deseo de no sobresalir ni causar problemas, pueden llegar a ocultar su verdadero potencial para encajar.
Necesidades
Lo que más necesitan es estimulación real. Retos, oportunidades para profundizar en lo que les interesa, espacios donde puedan explorar sin límites y sin miedo a destacar. La motivación intrínseca que les mueve debe ser alimentada con opciones que vayan más allá del currículo estándar.

Percepción
Son vistos como niños "buenos", capaces, responsables, e incluso admirados. Pero esta percepción puede jugar en su contra: al ser funcionales, se da por hecho que no necesitan apoyo adicional, y eso puede llevar a que su desarrollo se estanque por falta de reto.
Apoyo familiar
Desde casa, es importante ofrecerles diversidad de experiencias, acceso a oportunidades enriquecedoras y un entorno que no limite su curiosidad por cuestiones de tiempo, estructura o expectativas externas. También es clave fomentar amistades diversas que los reten y nutran.
Apoyo escolar
En el aula, lo ideal es implicarlos en proyectos a medio plazo, permitirles aceleraciones cuando corresponda, compactar contenidos que ya dominan y abrir caminos de profundización. El enriquecimiento curricular no es un extra: es una necesidad para que puedan desplegar todo su potencial.

Este perfil puede parecer el más sencillo de acompañar, pero no por ello es menos delicado. Cuando un niño o niña con altas capacidades se acostumbra a ocultarse para encajar, su desarrollo puede verse limitado de forma silenciosa. Reconocerlos y darles el espacio que necesitan es una forma de cuidar lo que ya brilla… y puede hacerlo aún más.
Referencias
- De Mingo, S. A., Salcedo, M., & Santiago, B. (2023). Altas capacidades. Comprensión y desarrollo del potencial. Plataforma Editorial.