Recuperando la Navidad: cómo las fiestas han cobrado un nuevo sentido si acabáis de tener un hijo

Con la llegada de un hijo, volver a vivir la Navidad con ilusión será tarea muy fácil. ¿Cómo cambia nuestra forma de verlo c uando tenemos niños en casa?
Una foto de tu bebé, la mejor felicitación de Navidad

La Navidad se vive muy intensamente en la niñez, cuando la ilusión y la imaginación en estas fechas se desborda. Si bien hay quien la mantiene intacta en la adolescencia y la vida adulta, lo habitual es perder parte de ella para recuperarla de nuevo con la maternidad/paternidad. Y es que, desde que nace un hijo hasta más de una década después, la Navidad cobra de nuevo protagonismo en la vida de los padres.

La vida cambia con un peque, es evidente e indiscutible, y esto es algo que no solo se nota en cambios de hábitos. Sí, lo más probable es que tengáis que olvidaros por unos años de esas escapadas a la montaña a esquiar, a la casa rural o, a los que podíais, a una playa tropical. Pero, a cambio, hay emociones que vuelven: y la del gusto por la Navidad es una de ellas.

De igual forma que un hijo o hija ayuda a cambiar nuestra relación y nuestra forma de ver a los abuelos de la criatura, nuestros padres, con los que se suele fortalecer de nuevo el vínculo, la maternidad/paternidad también hace que volvamos, de alguna forma, a nuestra infancia. Y cómo vivimos l Navidad cuando hay peques en casa es el mejor ejemplo de ello.

La primera Navidad del bebé

Probablemente, habéis desempolvado los villancicos de la memoria y también vuestros juguetes infantiles, las muñecas y juegos de muchos años antes vuelven a ocupar espacio en el nuevo hogar. En otros casos, habéis animado a vuestros hijos e hijas a descubrir cuáles eran vuestros juguetes y juegos favoritos a través de la carta a los Reyes Magos (o a Papá Noel). Además, estaréis emocionados de nuevo por juntaros en familia en Nochebuena y en Nochevieja, y volveréis a no dormir en la noche de Reyes deseando que amanezca, pero esta vez, para ver la cara de vuestro peque al ver el salón de casa lleno de regalos.

También las ganas de decorar la casa con motivos navideños parece que regresan cuando hay niños y niñas en casa. Esta es otra de las costumbres con la que los niños disfrutan enormemente y que seguro que recuperáis en caso de que la hubierais perdido, parcial o completamente. Y qué decir de la cabalgata de Reyes, esa que no visitabas desde que tenías 12 años con tu hermano pequeño y tus padres.

En definitiva, salvo excepciones, que siempre las hay, la Navidad cuando tienes hijos es un tiempo de alegría y melancolía. Y por qué no decirlo, también de excesos. Y no lo decimos por la cantidad de regalos que vais a hacerle o los kilos de comidas, especialmente dulces, que vais a ingerir, sino también porque los niños son grandes demandantes de nuestro tiempo y energía. ¡Puede ser que por primera vez sintamos que las navidades son unas fiestas demasiado largas! Acuérdate de estas palabras cuando en Nochevieja estés deseando llegar a casa poco después de las uvas, algo que os pasará sobre todo a quienes tengáis bebés en casa.

En Navidad el niño es el centro de las fiestas. Da igual que sea un bebé o que tenga ya diez años, todo gira alrededor de él: es el que más regalos recibe, a quien hay que dedicarle más tiempo, el que necesita las actividades de ocio y entretenimiento más intensas. Elegid bien los regalos —aquí tenéis algunos tips para ello— y disfrutad mucho de esta etapa de reencuentro con la Navidad, ya que tampoco dura para siempre. 

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