Parece que queda todavía un mundo por delante para la próxima Navidad, pero en un visto y no visto, tendremos a todas las ciudades del país iluminadas y a las listas de villancicos en Spotify sonando a todo trapo en comercios y casas.
Si en tu caso, papá o mamá de una criatura que este año ya sí se entera de las celebraciones, no como cuando era bebé el año pasado, tienes oxidados los recuerdos sobre las letras de las canciones más famosas de las Navidades porque hace mucho que en la familia no había niños, ponte las pilas ahora que todavía estás a tiempo. ¿De qué?, pensarás. De poder estar a la altura ese día en el que el pequeño no te pida otra cosa que darle al play a los villancicos mientras tocáis la pandereta. Porque pasará, por mucho que lo evites si las canciones navideñas no son lo tuyo, pasará.
Incluso en este último caso, al ver la cara de felicidad e ilusión que tienen siempre los niños en Navidad, te acabará sonando bien el Ande ande ande la marimorena, el Ay del chiquirritín o Mi burrito sabanero, y es posible que un día te sorprenda tu pareja en la ducha entonando el Arre borriquito o el 25 de diciembre, fun fun fun. Eso por no recordar cómo tratarás de entonar, como si hubieras cantado en un coro toda la vida, el Adeste fidelis y el Dime niño de quién eres.
Mira que hemos puesto ejemplos como para lanzar un disco recopilatorio, pero todavía hay al menos cinco villancicos más que son si cabe más imprescindibles que estos. Evidentemente, esta es una apreciación completamente subjetiva, porque ya se sabe que los villancicos que se canten más dependen de las costumbres regionales y familiares.
Estos es nuestro top cinco particular, y no hemos querido incluir el Blanca Navidad ni el All I Want For Christmas Is You de Mariah Carey. No sabemos muy por qué, ya que son al menos tan famosos a nivel mundial como cualquier otro villancico que se te ocurra… ¡pero no suenan tan vintage como estos cinco!
Noche de paz
Traducida a más de 300 idiomas e interpretada por voces de la talla de Frank Sinatra o Pavarotti, estamos hablando del villancico por excelencia. Tanto es así que en el año 2011 fue declarado Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad. Casi nada para la letra del sacerdote austriaco Joseph Mohr y para la composición original de Franz Grüber.

Los peces en el río
No tener en alguna Navidad con la familia algún recuerdo cantando Los peces en el río es difícil porque se trata de uno de los villancicos más nuestros que existen. Hay familias en las que el arte del cantar es sobresaliente y suena de maravilla, y otras en las que es lo de menos es como suene ya que la excusa es exaltar todo lo bueno que tiene la Navidad.

Campana sobre campana
Este es el mejor villancico que existe para cantar con los peques que todavía no han desarrollado mucho el habla porque la repetición del término campana les ayuda mucho a pillar el ritmo de la canción navideña. Se lo pasan en grande tocando al mismo tiempo las palmas, la pandereta o cualquier otra cosa que se esté a su alrededor y se parezca a un instrumento.

Hacia Belén va una burra
Para cantar este villancico lo más importante en tener lista la orquesta navideña al completo, con sus panderetas, zambombas y palmas incluidas. El uso de instrumentos y el divertido estribillo es adictivo para los más pequeños, que se lo pasan en grande con su familia cantando y tocando la melodía de esta canción navideña que parece un trabalenguas.

El pequeño tamborilero
Se trata de uno de los villancicos más populares de todo occidente porque no solo es famoso en castellano, sino que también lo es en inglés. Sin embargo, el villancico del tambor, como se le conoce también, lo sentimos muy nuestro en España y el motivo no es otro que todas las veces que se lo hemos visto cantar a Raphael en Nochebuena. No nos digas que no te acordabas...
