¿Debo darle suplementos para abrir el apetito?
Tu hijo come poco y tú te preguntas sobre si deberías o no darle suplementos para abrir el apetito. El doctor José Manuel Moreno Villares tiene la respuesta.
En la mayoría de ocasiones, son los padres o los profesionales de salud quienes consideran que el niño es mal comedor, lo normal es que el pequeño, si está sano y no tiene enfermedades recurrentes, coma cuando tiene hambre y deje de comer cuando está saciado.
El niño, si tiene alimentos a su alcance, come lo que necesita, como hacemos los adultos y a nadie le llama la atención. En general, los padres debemos decidir qué se come en casa, en qué momento del día y dónde, pero cuánto y a qué ritmo tiene que decidirlo él mismo.
Hace años era frecuente dar a los pequeños suplementos de calcio (por cierto, tenían bastante menos cantidad de calcio de lo que suponíamos, a veces en el mismo volumen menos incluso que la leche) o de vitaminas. Ahora parece que esa moda se ha sustituido por la de ofrecerle suplementos o complementos alimenticios, que no tienen efectos secundarios pero en general no son necesarios en absoluto.
Si a un niño le damos un suplemento alimenticio para aumentarle el aporte calórico, lo que va a hacer es dejar más comida que antes en el plato, porque no puede comer más de lo que necesita; y si le damos un estimulante del apetito, aunque sea natural (jalea real, propóleo o similares) para que “coma más”, llegará un momento en que dejará de comer para compensar lo que ha tomado de más.
A veces cuando los padres piensan que su hijo come poco le presionan con premios, castigos o chantajes. Obligar es también una mala estrategia. Hace que el niño aborrezca la comida y la hora de sentarse en la mesa. Lo que debemos procurar es que la comida sea un momento tranquilo y reparador, tanto para el niño como para sus papás, en el que además de alimentarnos hablamos entre nosotros. Claro, eso exige dedicarle un poco de tiempo y sentarnos juntos a la mesa. Y la televisión no debe estar invitada.
A veces comen más, a veces menos
El apetito en los niños es variable, depende mucho del ritmo de crecimiento. A partir del segundo año de vida crecen menos que en el primero, por eso algunos niños pequeños comen menos que cuando eran bebés.