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Mi hijo tiene la acetona alta, ¿qué puede ser?

No es una enfermedad, pero sí un indicador de que hay un desorden en el organismo. Generalmente es una cuestión relacionada con un virus estomacal o febril y con un ayuno prolongado, pero puede indicar un problema de mayor gravedad también.

La acetona es la forma popular con la que se conoce a un tipo concreto de cetona, que es una sustancia que se libera cuando el cuerpo usa la grasa como energía en lugar de carbohidratos. Clínicamente, la acetona es la presencia de unas sustancias en la sangre y orina que se llaman cuerpos cetónicos, que al acumularse en la sangre dan lugar a lo que se conoce como cetosis. Las causas son múltiples por lo que puede estar alto este marcador en un análisis, pero no son una enfermedad en sí misma. Solamente, un indicador.

Tal y como explican desde Sanitas, “al restringir el consumo de carbohidratos, se reduce el aporte de glucosa al organismo, lo que hace que este recurra a quemar la grasa para obtener energía”. En este proceso se liberan los mencionados cuerpos cetónicos, que son utilizados como fuente de energía por el cuerpo si las reservas de azúcar disminuyen.

Causas más frecuentes

La causa más frecuente que provoca que la acetona esté alta en un niño es un ayuno prolongado. No es una causa grave, ya que suele deberse a situaciones concretas; por ejemplo, cuando el pequeño padece un virus estomacal y no está comiendo apenas -en la gastroenteritis, por ejemplo, los vómitos suponen una disminución de los niveles de glucosa que provoca la aparición de cuerpos cetónicos-.

En el caso de las infecciones, la fiebre es un síntoma común y habitual en muchas de ellas, y esta es a su vez un motivo por el cual un niño puede tener la acetona alta. La fiebre no es otra cosa que una forma de combatir la infección, pero supone un importante consumo energético, y además está relacionada con la falta de apetito. Al combinarse ambas variables, se producen desequilibrios en el organismo, y uno de ellos es el indicador de la acetona. Este debería volver a cauces normales una vez el niño esté recuperado y vuelva a comer con normalidad.

Más preocupante es cuando este síntoma es secundario a una enfermedad grave como es la diabetes. Esta enfermedad se caracteriza por el déficit de insulina, que es la sustancia relacionada con la entrada de la glucosa en las células. El nivel de esta en sangre es alto en las personas que la sufren, pero también el de la acetona porque el organismo necesita a las grasas para generar energía. Es entonces cuando se produce lo que se denomina como cetosis.

Por último, en los niños no ocurre tanto porque no suelen seguir dietas específicas, pero en los adultos es habitual que la acetona esté alta si la alimentación no es la correcta. Y por dieta inadecuada se entiende aquella que es rica en grasas y azúcares de absorción rápida -ultraprocesados, zumos, etc.- y no hay aporte suficiente de nutrientes esenciales como los que provienen de grupos de alimentos como los cereales.

La alimentación es, por lo tanto, el principal elemento relacionado con que tanto en los niños como en los adultos los niveles de acetona se muestren por encima de lo normal. No hay que alarmarse si el pequeño ha sufrido o sufre algún virus o infección con vómitos, fiebre o falta de apetito, pero también puede suponer la alerta de un problema de salud más grave. En este caso, será el pediatra quien deba estudiar el caso y diagnosticar a qué se debe que la acetona esté alta.

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