Amnesia infantil: nuestros hijos serán incapaces de conservar recuerdos previos a los tres años

Los cerebros inmaduros no tienen la capacidad de almacenar experiencias con consistencia o, en el caso de hacerlo, estas son borradas al aparecer nuevas neuronas.
niña feliz

Seguro que alguna vez te has planteado esta duda: ¿son reales los recuerdos que tenemos de nuestra primera infancia, o simplemente recordamos aquello que nuestros padres y mayores nos han contado? 

Yo recuerdo, o creo recordar, situaciones con todo lujo de detalle de etapas de mi vida en las que apenas alzaba un palmo del suelo. Mis abuelos tenían un bar que traspasaron antes de que yo cumpliera tres años y puedo cerrar los ojos y reproducir el craqueo de la cancela de metal cerrándose tras una larga y ajetreada jornada de agosto. Del mismo modo que siento la vergüenza subiéndome en forma de sofoco hacia las mejillas al hacerme pipí encima, ya en el último curso de la guardería.

Madre e hijo, leyendo en la cama - Pexels

Pues resulta, y así lo aseveró en 1893 la psicóloga norteamericana Carolina Miles, en un artículo en el American Journal of Psychology, que las personas adultas somos realmente incapaces de recordar hechos de nuestra vida ocurridos antes de los tres o cuatro años. Fenómeno que, años más tarde, Sigmund Freud acuñaría como amnesia infantil, atribuyéndolo a una represión mental sobre eventos de naturaleza psicosexual traumática.

Así que nada, según los científicos ni el bar de mis abuelos, ni mi vergüenza por aquella incontinencia temprana, son recuerdos reales, porque los cerebros inmaduros no tienen la capacidad de almacenar experiencias con consistencia o, en el caso de hacerlo, estas son borradas al aparecer nuevas neuronas. 

niño pensando - Getty Images

¿Entonces de qué sirve - me pregunto - aquel viaje a Lisboa en el que pinché dos veces la furgo y me cargué el carrito de mi hijo pequeño por los adoquines imposible de la capital lusa? ¿Merece la pena complicarme la vida planeando aventuras, incómodas y caras, que no recordarán?

No vuelvo a recurrir a la ciencia, para no desalentarme, y me contesto sola. Entiendo, que aunque el recuerdo no les vaya a perdurar, si calará en sus personalidades el estilo de vida y la identidad familiar que nos define desde que llegaron al mundo. Que entre las fotos y mi labia e imaginación podré surtirles de suficiente reminiscencia artificial como para combatir la inmadurez de su materia gris en aquellos años que yo sí, con toda seguridad, jamás olvidaré.

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