Cómo prevenir el asma infantil, según un pediatra especializado en neumología

Este problema respiratorio no impedirá que tu hijo tenga una buena calidad de vida siempre que exista un correcto seguimiento y control de los síntomas.
Una niña rubia
Una niña rubia (RG)

La mayoría de nosotros, como padres, sabemos qué es el asma. Y solemos asociarlo a la dificultad para respirar y al uso de inhaladores. Pero, quizá, desconocemos cuáles son exactamente los factores de riesgo y los desencadenantes, así como si un niño con esta afección puede realizar deporte. 

Dos expertas, la doctora Marta Bernaola Abraira, portavoz de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), y la doctora Cristina Ortega Casanueva, del grupo de Alergia Respiratoria y Asma de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), nos los explican. 

¿Qué es el asma?

Es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, que cursa con una hiperrespuesta bronquial y una obstrucción variable al flujo aéreo. Existen distintos tipos, denominados fenotipos, que comparten manifestaciones clínicas similares (tos, sibilancias/pitos, dificultad para respirar o disnea, opresión torácica…). 

Las crisis se presentan con frecuencia por la noche y pueden ser provocadas por diferentes desencadenantes (infecciones víricas, alérgenos, humo del tabaco, ejercicio, emociones, risa, llanto, etc.). 

Los bronquios se inflaman provocando una respuesta exagerada ante diferentes estímulos que conducen a una obstrucción de la vía aérea. 

Aquí te contamos más sobre el asma en los niños.

Niños jugando y saltando
Niños jugando y saltando (RG)

Más frecuente en niños 

El asma es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en la infancia, en España se estima que está en torno al 10 %. Es más frecuente en varones de entre 6-7 años, sin que haya diferencia entre sexos al llegar a la adolescencia. 

En los primeros tres años de vida, el diagnóstico es complicado, ya que los síntomas habituales (tos, sibilancias/pitos y dificultad respiratoria) son frecuentes en los niños de esas edades sin asma y, también, por la imposibilidad de realizar pruebas para evaluar su función pulmonar y confirmar el diagnóstico.

¿Hay factores de riesgo? 

Muchos de los factores relacionados con el huésped son perinatales (prematuridad, cesárea, lactancia), mientras que los factores ambientales (aeroalérgenos, contaminación, infecciones respiratorias, exposición al tabaco) son muy variables y pueden actuar a diferentes edades del paciente. 

La presencia de atopia personal y familiar es el factor de riesgo más importante para el desarrollo posterior de asma. Otros son la edad de presentación, gravedad y frecuencia de los episodios, sexo masculino, bronquiolitis grave (VRS, rinovirus). 

En la anamnesis (entrevista) del paciente se deben considerar, además del inicio de los síntomas, la presencia de rinosinusitis crónica con o sin pólipos, rinitis, dermatitis y la historia familiar de asma o atopia, que aumentan la probabilidad de diagnóstico de asma. 

Un niño tumbado
Un niño tumbado (RG)

¿Cómo sé si le cuesta respirar? 

Los síntomas guía son la escucha de pitos, dificultad respiratoria, tos seca y sensación de opresión/dolor en el pecho. Por ejemplo, debes observar si ha tenido alguna vez ‘pitos’ en el pecho; tos por las noches; tos, pitos, dificultad para respirar en algunas épocas del año, en contacto con animales o tras realizar ejercicio; si ha padecido resfriados que le duren más de 10 días o le ‘bajan’ al pecho y/o si ha utilizado medicamentos inhalados que le alivian o le reducen los síntomas. 

Si se trata de un bebé, además de estos síntomas, es importante vigilar si tiene respiración abdominal con depresión o hundimiento del pecho, tiraje intercostal o sobre el esternón. 

¿Cómo se diagnostica? 

La utilidad de las pruebas de función respiratoria en el niño para el diagnóstico del asma es menor que en el adulto, ya que la mayoría de los pequeños con asma presentan una capacidad pulmonar normal y no discriminan suficientemente el nivel de gravedad. 

En niños a partir de 3 años aunque es una técnica difícil, con el método adecuado, es posible obtener espirometrías fiables. Por encima de los 5 años, el diagnóstico funcional del asma es similar al del adulto. 

Para poder clasificar el tipo de asma que presenta es necesario realizar un estudio alergológico que incluye pruebas cutáneas y/o determinación de inmunoglobulina E específica en suero frente a aeroalérgenos (pólenes de diferentes especies de árboles y plantas, ácaros, hongos, epitelios de animales…).

 Si mi hijo tiene bronquiolitis, ¿será asmático en el futuro? 

Una de las consecuencias de la bronquiolitis es la persistencia de síntomas respiratorios y su evolución al asma durante la etapa escolar del pequeño. Sin embargo, no todos los que hayan tenido bronquiolitis serán asmáticos ni todos los asmáticos tienen como origen una bronquiolitis. 

En cambio, una crisis de asma se puede desencadenar en el caso de que el paciente sea alérgico, por el propio alérgeno (pólenes, ácaros, hongos) pero también en el contexto de una infección respiratoria. El aire frío, la contaminación del aire, ambientes con humo de tabaco o los olores fuertes (perfumes, ambientadores, pinturas) pueden también ser desencadenantes.

Además, un nuevo estudio asegura que la prevención del asma infantil puede empezar en el útero de la madre.

Un niño, con la mirada perdida
Un niño, con la mirada perdida (RG)

¿Cómo se usan los inhaladores? 

La vía inhalada es la más adecuada para administrar la medicación (tanto de mantenimiento como de rescate) en el control del asma. Las cámaras espaciadoras con mascarilla son los dispositivos recomendados para los menores de 3-4 años. 

A medida que el niño crece, se puede retirar la mascarilla y que realice las inhalaciones a través de la cámara. Cuando sean capaces de coordinar la pulsación del dispositivo y la inspiración, podrán prescindir de la cámara. 

Mejorar su calidad de vida 

El control del asma es la clave para que no se afecte a la calidad de vida de los niños. Este manejo de los síntomas hará que su día a día se vea afectado lo menos posible y les permita realizar sus actividades cotidianas al igual que el resto de niños sanos. 

Los pequeños con asma pueden realizar cualquier deporte. El deporte, pues, les permite tener una condición física adecuada y además ejercitan la musculatura respiratoria, siendo esto beneficioso para su enfermedad. Realizar ejercicio y tener una dieta sana y equilibrada ayudará a que se encuentre bien. 

No obstante, es importante que el niño y su familia sean conscientes de la enfermedad y del control de la misma. Es aconsejable que tengan un plan de actuación realizado por el pediatra alergólogo que incluya los alérgenos a evitar y la medicación tanto de mantenimiento como de rescate.

Aquí, una pediatra da cinco consejos para los niños con asma.

Una niña mirando a la cámara
Una niña mirando a la cámara (RG)

Puede y debe hacer deporte 

Los niños con asma pueden realizar cualquier deporte, ya que les permite tener una condición física adecuada y, además, ejercitan la musculatura respiratoria, siendo esto beneficioso para su enfermedad. 

Algunos deportes pueden desencadenar una crisis de asma más fácilmente que otros, pues requieren un esfuerzo mantenido y sin descanso. Entre ellos se encuentra el fútbol, el rugby, el atletismo... pero si al niño le gusta practicar esos, siguiendo unas medidas de prevención adecuadas, podrá realizarlos.

Los de raqueta, las artes marciales o la natación al tener más descansos durante la práctica de los mismos, tienen menos posibilidades de desencadenar una crisis.

¿Debe llevar mascarilla? 

Cristina Ortega Alergóloga pediatra, Quirónsalud San José (Madrid), expone lo siguiente acerca de si deben usar mascarilla los niños y niñas asmáticos:

“Aunque el uso de las mascarillas higiénicas y quirúrgicas ya no sea obligatorio, las FFP2 pueden suponer un beneficio para el niño con asma. Estas mascarillas homologadas filtran las partículas suspendidas en el aire de manera más eficaz (hasta el 95 %) que las quirúrgicas y se ajustan mejor a la cara. 

Aunque el uso de mascarillas con válvula espiratoria son más cómodas para el niño, a diferencia de años previos, desde el Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de SEICAP, se aconseja evitarlas, pues son una ventana para la diseminación de virus. 

Además del uso de mascarilla, se deben realizar medidas de evitación al polen”.

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