Dormir mal (y poco), obesidad infantil y cáncer están relacionados. La mala calidad del sueño se vincula con un mayor índice de masa corporal (IMC) en los niños y la obesidad puede aumentar, a su vez, el riesgo de ciertos tipos de cáncer, según diversos estudios.
Hay varias distracciones, como pantallas en el dormitorio, que contribuyen a la interrupción del sueño fragmentado. Esto, perpetuado en el tiempo, puede ser un factor de riesgo para la obesidad, vinculada a varios tipos de cáncer. Por todo esto, es fundamental mejorar el sueño y combatir la obesidad para prevenir también esta patología.
Los expertos no se cansan de advertir de los efectos negativos de las pantallas: un estudio advierte de que los niños con menos recursos pasan 16 días más al año delante de las pantallasx e incluso alertan de un aumento de miopía en niños por el abuso de dispositivos electrónicos.

La ciencia avala el vínculo entre obesidad infantil y el mal sueño
La ciencia es quien avala también este vínculo entre dormir mal y poco con la obesidad infantil. Por ejemplo, lo hace el estudio ‘El sueño de los niños está relacionado con la salud del cerebro’, un estudio publicado en la revista Cancer Research que concluye que el sueño, si es malo y escaso, debilita el sistema inmunitario de los niños y niñas, lo cual puede influir también en determinados tipos de cáncer.
Fahed Hakim, pediatra especializado en pulmones y sueño del Centro Médico Rambam de Haifa, en Israel, e impulsor del estudio, explica que “Cuando no se tienen unas horas de sueño continuadas, o sea, que el sueño no es limpio, estas células, que ayudan a combatir a las cancerígenas, comienzan a ayudarlas y estimulan el crecimiento de los tumores”, dice.

Otro estudio más cercano, de investigadoras de la Universidad de Barcelona, que se titula ‘Acostarse tarde y pasar más tiempo frente a pantallas antes de dormir aumenta el riesgo de obesidad y reduce la calidad de la dieta en niños españoles’, es claro desde el propio título.
Según este estudio español, el 27.5 % de preescolares y el 35.2 % de niños y niñas en edad escolar pasa más de treinta minutos frente a un dispositivo de pantalla antes de irse a dormir.
La investigación, publicada en Appetite, concluye que “la combinación de ir a dormir más tarde de las diez de la noche y utilizar pantallas (tabletas, móviles, ordenadores, televisión, etc.) durante más de treinta minutos antes de acostarse se asocia con un mayor riesgo de obesidad y una menor adherencia a la dieta mediterránea en la población infantil”.
