Es muy común, sobre todo en algunas personas, el uso de la ironía y el sarcasmo al hablar. Pero para entender estos comentarios irónicos hacen falta algunas habilidades cognitivas. En el caso de los niños, es posible que aún no las tengan, pero con ayuda de sus padres pueden ir entendiéndolas. ¿Quieres saber a partir de cuándo irán comprendiendo más y más estos comentarios?
Seguramente todos sabemos identificar cuándo alguien hace alguna ironía o cuándo alguna persona está siendo sarcástica. Sin embargo, esto no es tan sencillo para los más pequeños. Para entender ese doble sentido es necesario saber interpretar las intenciones que tiene el emisor del mensaje y saber comprender el significado de las palabras en un determinado contexto.
Claro que, si los niños aún no tienen totalmente desarrollada la capacidad del lenguaje es natural que aún no comprendan los dobles sentidos. Todavía les es difícil no hacer una interpretación literal y además de ello, de poner atención en las expresiones faciales o en la entonación con la que les hablan.
Y es que, para comprender el sarcasmo y la ironía hay que utilizar un pensamiento social sofisticado y utilizar habilidades mentalistas; habilidades que poco a poco van desarrollando los más pequeños.
Será más o menos a la edad de los 5 años cuando empiecen a ser capaces de reconocer los comentarios con ironía, las bromas, las mentiras piadosas… Eso sí, esto no quiere decir que todos lo hagan a la misma edad ni que a esa edad entiendan todas y cada una de las cosas que oyen, pero sí será aproximada.
¿Cómo podemos ayudar a los niños?
Es normal que no todos los pequeños entiendan la ironía y el sarcasmo, ya que, como decimos, para ello son necesarias algunas habilidades. Por esta razón, debemos tener cuidado en cómo las utilizamos delante de los niños, sobre todo para no herir sus sentimientos, dañar su autoestima o que haya una mala comunicación.
Hay que tener en cuenta que usar estos recursos al hablar no es malo, pero sí que debemos hacerlo con cautela cuando los niños son muy pequeños. Eso sí, lo que podemos hacer es ir poco a poco ayudándolos a que los comprendan. Veamos algunos consejos:
- Hazles entender el concepto contrario de algo. Ponles ejemplo para ello.
- Explícales los recursos de la ironía y el sarcasmo. La ironía se basa en una expresión que da a entender algo contrario a lo que realmente se quiere transmitir, casi por hacer una broma o burla. El sarcasmo, sin embargo, utiliza la ironía, pero su objetivo es ridiculizar, insultar o hacer daño.
- Diles ejemplos donde podrían usarse estos recursos. Puedes comer unas patatas y decirles “qué malas están”, pero a la vez poniendo cara de agrado y una sonrisa. Y así con más casos cotidianos para que poco a poco vayan acostumbrándose.
- Debes explicarles que a veces los comentarios irónicos pueden hacer daño a las personas por eso es importante saber cuándo y cómo decirlos. Ayúdales a identificar cuándo un comentario va con buena o mala intención.