Si eres mamá, o vas a serlo dentro de poco, es probable que ya hayas visto, en más de una ocasión, a otros padres, regañar a sus hijos cuando intentan acercarse a un animal, ya sea un perro, un gato o, en definitiva, cualquier otro animal.
Este enfoque, sin duda alguna concebido como una forma de proteger a los más pequeños de posibles mordeduras o enfermedades, responde por lo general a la creencia de que los animales son peligrosos. Sin embargo, este comportamiento transmite en realidad la idea de que los animales son algo de lo que se debe evitar, y no confiar, o incluso temer.
Sabemos que este tipo de prevención no es necesaria, e incluso podría acabar perjudicando el desarrollo del niño. Al contrario, disfrutar de la compañía en casa de un perro o un gato puede ofrecer muchísimos beneficios, no solo para los adultos, sino especialmente a los más pequeños de la casa.
¿Cuáles son los beneficios para la salud de los niños cuando tenemos un gato en casa?
El Hospital Universitario de Kuopio, en Finlandia, llevó a cabo hace unos años un experimento entre mascotas y bebés, demostrando que tener uno en casa ayuda a disminuir de manera significativa ciertos riesgos para la salud.
Básicamente, si deseamos que nuestros hijos puedan fortalecer su sistema inmunológico, tener un gato se convierte en una de las formas perfectas de conseguirlo. Por lo que, si deseamos evitar que nuestros hijos se conviertan en adultos alérgicos, un gato es una opción única a la hora de prevenirlo (además de ser muy divertido).

Además, muchas otras investigaciones indican que tener un gato puede ayudar en la prevención de las enfermedades del corazón (y cardiovasculares). Los gatos nos ayudan a calmar nuestros nervios, alivian el estrés y combaten los síntomas asociados a la depresión. Además, nos brindan placer al acariciarlos y, sobre todo, cuando los escuchamos ronronear.
Además, en caso de tener un niño autista en casa, tener un gato como mascota podría serle de muchísima ayuda a comunicarse y construir relaciones con otras personas, dado que la conocida como terapia con mascotas ha demostrado ser efectiva en multitud de ocasiones.
Si tenemos un gato en casa, notaremos la cantidad de escenarios divertidos en los que nos encontraremos. Nuestro hogar se llenará de risas y anécdotas divertidas. Y, además, ¡es una conocida fuente de beneficios para la salud!
¿Cuáles son los beneficios para el aprendizaje de los niños si tenemos un gato en casa?
Los casos de abandono y crueldad animal no disminuyen con el paso de los años. Como padres, nuestro trabajo es enseñar a nuestros hijos a ser mejores personas, cultivar el respeto y amor por los animales, y fomentar tanto su empatía como su comunicación con todos los seres vivos.
Cuando tenemos un gato en casa, los más pequeños aprenderán la responsabilidad de cuidar a un ser vivo. Y es que, como ellos, necesita alimento, cariño y cobijo. Nuestro hijo/a se sentirá importante sabiendo que el gato los necesita. Por lo que permitirle participar de manera activa en el cuidado de su mascota lo ayudará a crecer, y a comprender lo importante que es proteger a quienes más lo necesitan.
Por otro lado, el niño también aprende a respetar los espacios de los demás, porque, en ocasiones, los gatos no quieren que les molesten. Por ello, se volverán más sensibles y atentos a las necesidades de los demás, incluso aprenderán cuándo es mejor dejar a los demás solos.
Y, otro aspecto importante, el niño seguramente amará a su gato, convirtiéndose en su fiel compañero. Si su relación es positiva, el gato también se encariñará con el niño, cuidándolo como lo haría con cualquier otro miembro de su entorno.
Eso sí, no debemos olvidar lo más importante: como padres, es necesario ser un buen ejemplo. Y lo mejor es acudir a un albergue para fomentar la adopción. Esto ayudará, además, a que el niño cultive la responsabilidad.