Normas, límites y autoridad: gran paradoja de la autonomía

Dos expertos en la materia reflexionan sobre el peligro de la educación permisiva
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Óscar Casado Berrocal y Beatriz Castro Bayón, expertos en educación, coinciden en su libro Niños autónomos en que es "fundamental que los padres conozcan las herramientas que están a su alcance para ir reorientando y consolidando los avances que sus hijos van realizando en materia de autonomía".

Recalcan que se trata de que vayan preparando el camino para que cada vez "tengan que hacer frente a más situaciones en las que tengan que asumir responsabilidades, tomar decisiones, etc. Esto los ayudará a sentar la base sobre la que posteriormente se cimentarán estos avances". 

Los expertos aseguran que una de las claves para lograr esto "reside en que los niños aprendan a respetar los límites y normas de la sociedad". Y citan a José Antonio Marina, ensayista, pedagogo y catedrático de Filosofía, quien sentencia que "la obediencia es el camino hacia la autonomía. El niño aprende a manejar su independencia obedeciendo las órdenes de su madre (...). La libertad se aprende obedeciendo primero, porque esta obediencia permite construir las herramientas psicológicas de la libertad".

Además, aseguran que según los pediatras y autores del libro Cómo educar con sentido común, Berry Brazelton y Joshua Sparrow, "el establecimiento de límites permite al niño ir construyendo e interiorizando un marco de referencia y actuación que proporcionará certidumbre y seguridad. Comprenderá mejor cómo funciona el mundo, y esto incrementará la confianza en sus propias decisiones y comportamientos, algo básico para el desarrollo de la autonomía".

Así pues, Casado Berrocal y Castro Bayón recalcan que si queremos ayudar a nuestros hijos en su autonomía, "debemos huir de las interpretaciones románticas y edulcoradas de los enfoques permisivos de crianza o de los modelos democráticos". "Dar libertad total a los hijos para vivir su vida o dejarlos participar en absolutamente todas las decisiones representa una dejación de las responsabilidades que, como padres, asumimos al decidir tener a nuestros hijos, y puede generar inseguridad, ansiedad y frustración, que es lo opuesto a lo que necesitan para desarrollar su autonomía e independizarse de nosotros", matizan.

Por último, mencionan también a Matthew McKay y Patrick Fanning, autores del superventas Autoestima, quienes también coinciden con este planteamiento y afirman que la educación permisiva, "lejos de conferir más autonomía a niños y adolescentes, los hace más vulnerables al priorizar su autoestima sobre todo sentimiento desagradable o doloroso, lo que los priva de adquirir estrategias para afrontar este tipo de situaciones cuando aparezcan". 

"Todo parece indicar que, por paradójico que pueda resultar, la capacidad que demuestre el niño para respetar, obedecer, integrar y hacer suyos los límites y las normas impuestos externamente condiciona inicialmente el potencial desarrollo de su futura autonomía. Así que, aunque tanto el establecimiento de límites como el respeto a la autoridad tienen en la actualidad mala imagen parece que son el único camino posible (o al menos el más indicado) para desarrollar la autonomía del niño", concluyen Óscar Casado Berrocal y Beatriz Castro Bayón. 

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