Frases para calmar a un niño con ansiedad

¿Cómo podemos ayudar a un niño que está teniendo ansiedad? El primer paso es entender lo que le está pasando e intentar que se sienta comprendido. Para ello, estas frases pueden ser de gran ayuda.
niño ansiedad

La ansiedad y el estrés son dos de los problemas mentales que más afectan a niños y jóvenes en la actualidad. Los pediatras, de hecho, no paran de transmitir su preocupación por la cada vez más temprana edad a la que empiezan estos problemas. De hecho, la Asociación Española de Pediatría ya habla de una ‘pandemia de salud mental’ que está provocando la gravedad del asunto: “La salud mental de niños y adolescentes debería ser atendida con urgencia”, especifican los profesionales siempre que tienen ocasión.

Niño con ansiedad - Graham Oliver

El problema de sufrir ansiedad a edades tempranas, además de enfrentarse a sus síntomas, es que la ansiedad es una enfermedad en brotes: en cuanto aparece el primer brote, el niño ya será propenso durante toda su vida a sufrir otros cada vez que en su vida tenga lugar algún acontecimiento que ponga al límite su bienestar mental.

¿Cómo tratar a un niño con ansiedad?

No todos los padres tienen porqué saber cómo calmar la ansiedad de un niño. Especialmente si no han tenido nunca cerca un caso de ansiedad. Sin embargo, todos estamos a tiempo a aprender a tratarla, a fin de saber cómo actuar si detectamos que el niño puede estar teniendo ansiedad.

La clave para calmar la ansiedad infantil no es proteger al niño, sino enseñarle las herramientas para que sean capaces de enfrentarse al problema cuando se presente. Si son capaces de hacerse con ella, el impacto que pueda causar en ellos será poco a poco menor.

Por ello, más que protegerlos e intentar solucionar por ellos eso que les está haciendo sentir mal, será mejor intentar transmitirle seguridad, confianza y tranquilidad. No se trata de hacer una promesa falsa y espetar un “tranquilo, cariño, no te va a pasar nada”, sino más bien de transmitirle la idea de que él es tan fuerte que será capaz de enfrentarse a esa ansiedad para terminar con ella.

Eso sí, habrá que hacerlo con mucha empatía y, para ello, hace falta comprensión: es necesario comprender la ansiedad y ese mal momento por el que está pasando el niño. Solo así, seremos capaces de transmitirles esa tranquilidad que queremos.

¿Qué decir a un niño que está sufriendo ansiedad?

Ahora bien, ¿cómo transmitir tranquilidad y seguridad con empatía? Pues existen algunas frases muy idóneas que se pueden decir a un niño que está teniendo ansiedad y que le puede ayudar, poco a poco, a calmarse y a que pase el mal momento:

  • Ven, te voy a ayudar a hacer una respiración profunda

Si haces junto a él respiraciones profundas, irá relajándose poco a poco sin darse cuenta. Eso sí, lo tenéis que hacer juntos: por un lado, se sentirá seguro a tu lado y, por otro, será capaz de imitar a la perfección lo que estás haciendo tú.

  • ¿Qué es lo primero que ha hecho que estés así?

Cuando un niño tiene ansiedad, el detalle más insignificante puede ser objeto de una crisis porque puede ser el desencadenante a otras cosas que también estaban ocurriendo en su vida.

Lo primero que debemos hacer, juntos, para acabar con la ansiedad es identificar eso que le hace estar así de mal, identificar el origen del problema. En base a él, actuaremos.

  • Dime qué crees que es lo peor que podría pasar

Si por algo se identifica la ansiedad es por pensar en las cosas que todavía no han sucedido y en las consecuencias que, posiblemente, nunca lleguen a darse del todo. Por eso, puedes invitar al niño a reflexionar sobre lo que le puede ocurrir para que, por sí mismo, se dé cuenta de que no puede ser tan grave.

  • Vamos a apretar algo muy fuerte juntos

Es bueno que los niños saquen su ansiedad a base de fuerza. Por ejemplo, apretando una pelota antiestrés o dando patadas a un balón.

  • ¿Te gustaría que te diera un abrazo?

Los abrazos son reconfortantes pero, como decimos, al niño con ansiedad primero hay que entenderle. Por eso, no podemos obligarle a nada: mejor le preguntaremos si le gustaría que le abrazásemos y, en ese caso, lo cogeremos entre los brazos para soltarlo solo cuando él quiera.

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