Aunque no hay mejor lugar que el cole para que los peques aprendan habilidades que les acompañarán durante toda su vida como coger bien el lápiz, en casa se pueden y se deben potenciar mediante la práctica sin que sea una obligación, a través del juego y la diversión.
Además, dado que el ejemplo del lápiz se aprende en educación infantil, etapa en la que la escolarización no es obligatoria, hay mamás y papás que necesitan adquirir recursos para poder hacer las veces de profes desde cero y enseñar a sus hijos este tipo de aprendizajes.
Coger bien el lápiz forma parte de la enorme lista de destrezas de la motricidad fina que se desarrollan a través del tiempo mediante la experiencia y el conocimiento. Pero lo primero que hace falta que el niño lo aprenda de forma efectiva es tener paciencia para esperar a que llegue el momento indicado.
El momento perfecto
Normalmente, aunque ya en tercero del primer ciclo de educación infantil pintan mucho, es a partir del primer año del segundo ciclo de educación infantil, ya en el cole, cuando empiezan a trabajar de forma constante la técnica para coger bien el lápiz.
Es decir, es entre los tres y cuatro años cuando están preparados para afrontar el aprendizaje definitivo de este movimiento en concreto. Pero antes se ha hecho un proceso largo mediante el cual los niños han desarrollado la motricidad fina de sus manos en general y sus dedos en particular. ¿Cómo? Manejando todo tipo de artículos, grandes y pequeños. Y jugando. Jugando mucho con él.
Cómo conseguirlo
El juego libre es fundamental para que aprendan a coger bien el lápiz. Piensa en la primera vez que diste una patada a un balón o intentaste hacer la voltereta. Seguramente no salió del todo bien, pero sin aquella vez no hubieras podido aprender. Pues igual con el lápiz. Por lo tanto, deja que poco a poco lo vayan cogiendo desde los dos añitos para que pinten libre con él y haga muchos garabatos.
A medida que el niño se relaciona con el lápiz y crece, se le puede pedir que intente dibujar figuras concretas, líneas en una dirección determinada, etcétera. De esta forma, aprenderá a dominar el trazo. Un consejo en estos dos pasos iniciales es utilizar superficies amplias de dibujo.
Poco a poco, el aprendizaje seguirá su curso natural, que por otro lado no es igual en todos los niños. Es normal.
Trucos que pueden ayudarle
Como verás, aunque ya va manejando el lápiz con soltura (sin cogerlo bien todavía) no es capaz de controlar todavía la fuerza, pero este detalle también se puede trabajar mediante el juego. A través de la plastilina se pueden modelar bolas con el índice y el pulgar, los dedos claves para manejar el lápiz, desmenuzando papel o incluso miga de pan… Cualquier truco que sirva para hacer un ejercicio que les permita ser conscientes de la sensibilidad con la que ejecutan la fuerza con dichos dedos será bienvenido.
A partir de ahí, llegará el momento en torno a los tres años en el que ya sí se puede atacar con ellos la técnica concreta para coger el lápiz de forma correcta el resto de su vida. Cada maestrillo tiene su librillo, pero una de las formas más eficientes de motivarles y que recuerden cómo se hace hasta que lo asimilen es comparando el gesto con “un piquito de pato”. Seguro que si algún maestro de infantil se deja caer por aquí sonríe al pensar la de veces que habrá repetido algún simil así.
Además, pueden practicar la pinza poniendo una especie de gomas acolchadas en la parte baja del lápiz para que palpen y sientan si están haciendo bien la pinza, y también es muy útil utilizar primero lápices triangulares y no redondos para que les resulte más sencillo. Un cuarto tip muy eficaz para bloquear los dedos anular y meñique, que no participan en el gesto de la pinza, es que los peques tengan que sostener un botón con dichos dedos en la mano al mismo tiempo que hacen “el piquito de pato” con el lápiz.
Estos y algunos consejos más los aporta en este vídeo de Youtube superinteresante la maestra Eugenia Romero:
Una vez hagan bien la pinza sin el lápiz, pueden hacer lo propio ya con el lápiz, y después es cuestión de tiempo y práctica, mucha práctica, siempre desde de la diversión para que no lo vean como algo aburrido, y menos en casa, que automaticen el gesto para toda la vida.