Ni correpasillos, ni tacatá, tu bebé no necesita nada para aprender a andar

Te explicamos por qué no necesitan correpasillos y por qué están contraindicados los andadores conocidos popularmente como “tacataca”.
Niña en su habitación leyendo

Los niños no necesitan correpasillos para aprender a andar. Y mucho menos andadores tipo “tacatacas”. Estos últimos, directamente debes eliminarlos de la ecuación: ponen en riesgo su salud.

Así lo advierte la Asociación Española de Pediatría en este artículo con un mensaje rotundo: “cuadriplican el riesgo de caída por una escalera, duplican el riesgo de fractura por caída por una escalera y además adelantan la edad de caída por una escalera de los doce a los ocho meses. También aumentan el riesgo de quemaduras y de intoxicaciones”, explican.

Te explicamos por qué no necesitan correpasillos y por qué están contraindicados los andadores conocidos popularmente como “tacataca”.

El “no” con el que se refieren al uso de tacatacas desde la AEP es poco habitual viviendo de un grupo profesional de pediatras, pero dejan claro que la intención es “conseguir impactar para que de una vez por todas este instrumento deje de utilizarse”, afirman en dicho artículo. Y es que, además, el andador es perjudicial también para el proceso de aprender a andar.  “El lactante para iniciar la marcha antes inicia el gateo, aprende a incorporarse con apoyo, se mira sus pies al iniciar sus primeros pasos, alcanza y manipula objetos a su alcance para experimentar, desarrollar sus cualidades táctiles, olfativas, visuales,… Un niño en un andador no puede hacer nada de esto: no ve sus pies, no alcanza los objetos del suelo, … el andador es un objeto que le priva de todas esa experiencia”, sentencia la AEP.

Fuente: iStock

En la misma línea se expresa la terapeuta especializada en el desarrollo de los bebés Andrea Da Silva. “La marcha está pautada por la maduración del sistema nervioso y las habilidades que tenga el bebé. Esto quiere decir que no se necesitan artículos como andadores, arneses o caminadores para lograr la marcha, ya que esta se da de forma espontánea cuando el bebé está preparado”, expone en un post divulgativo en el que recuerda que la marcha es una habilidad que se adquiere de media entre los 11 y 15 meses. “Es importante que la marcha sé de antes de los 18 meses para evitar caer en retraso del desarrollo”, añade.

¿Por qué tampoco los correpasillos?

Los correpasillos, si bien no son elementos contraindicados como sí lo es el “tacataca”, tampoco son aconsejables. Ni antes de empezar a andar, como método de aprendizaje (no lo es), ni tampoco una vez han aprendido. Si bien hay matices entre una circunstancia y otra.

El consenso es amplio acerca del uso de correpasillos antes de aprender a andar. Se desaconsejan por parte de la mayoría de los especialistas. Por ejemplo, la fisioterapeuta Raquel Bermejo dice lo siguiente al respecto: “El niño en su desarrollo, antes de empezar a caminar, se pone de pie sujetándose a los muebles. Desde allí empezará a dar pasos laterales buscando su equilibrio y aventurándose a ir de un mueble a otro si estos están un poco separados. El correpasillos solo tiene una función condicionada, caminar, desplazando el juguete”.

A Bermejo no le gustan los correpasillos en ningún caso, pero sobre todo cuando el bebé no sabe todavía andar. “Porque obliga al bebé a caminar cuando se le pone sin que, a lo mejor, el bebé lo haya buscado o esté preparado”, opina. “Además, adelanta mucho el centro de gravedad del bebé, con lo cual, en lugar de ayudar, puede alterar su desarrollo natural. Algo que, como fisioterapeuta, no me gusta nada”, añade.

También los desaconseja el Dr. Juan José López Martínez, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica y miembro de la unidad de Ortopedia Infantil de Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia). Pero él sí lo recomienda en niños que ya han empezado a andar. “Permite mejorar la coordinación y el equilibrio y, al permitir desplazarse sentados, mejoran la fuerza en ambas piernas. Además, se puede usar hasta edades más avanzadas (4-5 años) y, en ocasiones, sirve también como cesto de los juguetes”, dice.

Esto último, usar el correpasillos como juguete para potenciar el desarrollo cognitivo, es el uso que propone Raquel Bermejo darle a este utensilio infantil en el caso de que se use cuando el bebé ya camina de manera autónoma —“Nunca los recomiendo, pero no estarían contraindicados”, advierte—. Explica la fisioterapeuta que se pueden usar, por ejemplo, “para llevar cosas en la bandeja de un lado a otro y ve por dónde camina”, pero de todos modos insiste en que “El bebé no necesita de este chisme para caminar”, concluye tajante.

De hecho, si tú hijo o hija ya camina hay juguetes de empujar que le permiten ver sus pies que son de arrastrar, como por ejemplos los carritos de la compra o de bebé, precisamente. A partir del año y medio, aproximadamente, llamarán mucho su atención, a medida que les interese el juego simbólico.

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