Alex está mirando cómo su madre se prepara para ir a la oficina: cierra el tupper que se llevará para el almuerzo, mete unos papeles en su maletín, lanza su móvil y unos kleenex al bolso...
Los imprescindibles de su rutina diaria. Alex también tiene los suyos. ¿Su madre se los prepara cada día para que no le falte de nada en la escuela infantil?
Cada guardería se rige por sus propias normas, pero casi todas comparten una serie de patrones que hacen todo más fácil tanto para las familias como para los educadores que se hacen cargo de los pequeños. En vuestra primera visita os las concretarán con detalle, pero las siguientes siempre están en la lista:
La hora del biberón
Aunque los horarios de comida suelen establecerse entre las 8 y las 9 para el desayuno, de 12 a 13 para el almuerzo y de 16 a 16.45 si tienen merienda, cuando se trata de lactantes, habitualmente las guarderías respetan el ritmo de tomas de cada pequeño, teniendo en cuenta cuál fue la última y preparando el biberón con las mismas dosis que toma en casa. En esta etapa habitualmente es el centro el que proporciona la leche. En el caso de que algún bebé no pueda ajustarse a la marca que tiene el centro, puede traer su leche específica.
Cuando ya comen sólidos
En algunas guarderías permiten que los pequeños traigan cada día de casa su propia comida y en otras no. La primera opción suele ahorrar costes, aunque supone un gasto importante de tiempo. Por eso es más habitual que el pequeño use el servicio de catering de la guardería, que elabora menús equilibrados siguiendo las directrices de especialistas en nutrición.
Cuando empiezan a tomar purés los padres deben avisar en la guardería de qué alimentos pueden ingerir hasta nueva prescripción médica. En caso de que el niño tenga alguna intolerancia, también hay que hacerlo constar por escrito.
¿Comerá variado?
La comunicación entre los padres y los educadores del centro es fundamental. Por eso en la mayoría de guarderías proporcionan un cuaderno a los padres para que apunten qué ha cenado y merendado esa semana. De todas formas, lo habitual es que el menú esté a la vista de forma que los padres lo puedan consultar para no repetir comidas en casa.