Se estima que, con cada relación íntima sin protección anticonceptiva, las probabilidades de embarazo son de alrededor del 20 por ciento. Siempre y cuando, claro está, no exista ningún tipo de afección o problema de salud que pueda afectar negativamente a la fertilidad. Esto significa que, para que la concepción se produzca, es necesario que tanto la mujer como el hombre no tengan problemas de fertilidad, puesto que en caso de ser así, esas probabilidades evidentemente acabarán disminuyendo.
En ocasiones, cuando existe algún tipo de problema a la hora de conseguir el embarazo, la condición tiene relación únicamente con el hombre; en otros momentos con la mujer, y en la mayoría de los casos, el problema suele afectar a ambos miembros de la pareja en un 50 por ciento.
En el caso de la infertilidad masculina, la azoospermia es una forma poco frecuente, pero grave, la cual afecta a alrededor de 1 de cada 100 hombres, aunque se calcula que 1 de cada 10 hombres presentan algún tipo de problema de infertilidad. El tratamiento depende de la causa específica que haya originado la aparición de la azoospermia, en lo que influirá, a su vez, el potencial de fertilidad de su pareja.
¿Qué es la azoospermia? ¿En qué consiste?
El esperma se produce en los testículos, que se mantienen ligeramente fuera del cuerpo, en el escroto, con el fin de mantenerlos a una temperatura menor que la temperatura corporal del resto del cuerpo (se sabe que los espermatozoides son muy sensibles al calor, de manera que la temperatura corporal, al ser más alta, puede afectar negativamente a la fertilidad).
El esperma viaja a través del tracto reproductivo masculino, y se mezcla con el líquido seminal que se encuentra en los conductos seminales. Luego, junto con los espermatozoides y este líquido se produce el semen, que contiene tanto espermatozoides como otros compuestos y sustancias básicas para favorecer la concepción.
Pero el proceso comienza en un sistema de pequeños tubos, conocidos como los túbulos seminíferos, donde se desarrollan las diferentes células espermáticas. Estas células, cuando se exponen a determinadas hormonas reproductivas, como la testosterona, la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH), maduran y se convierten en los espermatozoides que conocemos habitualmente. Así, una vez han madurado, se trasladan hacia el epidídimo, un área tubárica enrollada y larga, donde continúan su desarrollo durante algunas semanas.
Posteriormente, los espermatozoides se mueven hacia el conducto deferente. De ahí a la vesícula o glándula seminal, lugar donde se produce la mayor parte del líquido que forma el semen, y que ayuda a que los espermatozoides puedan nutrirse. Finalmente, llegan a la glándula prostática, inmediatamente antes de pasar a la uretra, durante el momento de la eyaculación.
Quizá estés ciertamente familiarizado con el término “recuento bajo de espermatozoides”. Pero, sin embargo, en el caso de la azoospermia significa que no se encuentran espermatozoides en el semen después del orgasmo (es decir, en la eyaculación).
¿Cuáles son las principales causas de la azoospermia?
Antes de descubrir cuáles son las causas que originan la azoospermia, es necesario tener en cuenta que, en realidad, existen tres tipos de azoospermia, lo que significa que sus causas serán diferentes:
- Azoospermia pretesticular (no obstructiva). Es causada por una producción disminuida o deteriorada de las diferentes hormonas responsables de la creación de esperma.
- Azoospermia testicular (no obstructiva). Es causada por la existencia de cualquier anormalidad tanto en la estructura como en la función testicular.
- Azoosmeria postesticular (obstructiva). Aunque los testículos y las hormonas puedan funcionar con normalidad, es causada por problemas con la eyaculación, debido a la existencia de una obstrucción de algún tipo de en el tracto reproductivo.
Una vez hemos conocido cuáles son los tipos que existen de azoospermia, es el momento de indagar acerca de sus principales causas. Y es que cada tipo de azoospermia presenta su propio conjunto de causas posibles, así como de afecciones y condiciones asociadas.
Por un lado, las condiciones genéticas, que afectan al cromosoma Y, suelen causar entre un 10 a un 15 por ciento de los casos. Pero, evidentemente, no son las únicas causas.
Causas de la azoospermia pretesticular
Este tipo de azoospermia no obstructiva puede estar provocada por algunos trastornos de origen genético, como por ejemplo podría ser el caso del conocido como síndrome de Kallmann, que afecta a la capacidad del cuerpo para producir la GnRH (hormona liberadora de gonadotropina), afectando a su vez a la producción del esperma.
Causas de la azoospermia testicular
En esta ocasión son varias las causas que pueden influir en la aparición de este tipo de azoospermia. Puede ocurrir, por ejemplo, como consecuencia de la ausencia de los testículos, criptorquidia (testículos no descendidos), testículos que no producen espermatozoides, o testículos que no producen un esperma maduro.
No obstante, no son las únicas causas. También pueden influir la diabetes, reacciones a ciertos fármacos, varicocele (cuando las venas de los testículos se dilatan o ensanchan), paperas al final de la pubertad, tumores o radiación.
Causas de la azoospermia postesticular
Como te hemos comentado, es un tipo de azoospermia obstructiva, y se calcula que está presente en alrededor del 40 por ciento de los casos totales de azoospermia. La obstrucción, por ejemplo, puede ocurrir como consecuencia de una falta de conexión en algún lugar, como en los tubos deferentes o en el epidídimo.
Algunas condiciones y enfermedades congénitas pueden causar la obstrucción. Es lo que ocurre con la ausencia bilateral congénita del conducto deferente. También la vasectomía, determinadas lesiones o quistes, o una infección previa o actual pueden influir.
¿Se puede tratar? ¿Es posible conseguir el embarazo?

Una vez se ha diagnosticado la presencia de azoospermia (o, lo que es lo mismo, la nula presencia de espermatozoides en el semen), es el momento de encontrar un tratamiento. En este sentido, el tratamiento de fertilidad dependerá del tipo específico de azoospermia, y por tanto, de la causa que haya originado el problema. Eso sí, la situación de fertilidad de la pareja también determina las distintas opciones de tratamiento.
Si se trata, por ejemplo, de una azoospermia obstructiva, puede ser tratada reconstruyendo o reconectando los tubos o conductos afectados, y que no permiten que el esperma fluya con normalidad. En este sentido, la cirugía o cualquier otro procedimiento quirúrgico pueden ser de ayuda.
En el caso de que la causa sea provocada por una baja producción de hormonas, los tratamientos hormonales y determinados medicamentos pueden ser de enorme utilidad.
En caso de que se trate de una azoospermia no obstructiva, se sabe que el tratamiento médico puede ayudar, o no. No obstante, es posible lograr el embarazo con un niño biológico mediante la inyección intracitoplasmática de esperma, o la fertilización in vitro.
Para conseguirlo, el médico puede extraer el esperma de los testículos, con la ayuda de una aguja de pequeño tamaño, y posteriormente continuar con el tratamiento de fertilidad en la pareja.