La salmonelosis es una infección causada por la bacteria salmonela, del género Salmonella. Aunque la infección proviene generalmente del agua, el suelo, insectos, heces de los animales y la carne, aves o los mariscos crudos, tendemos a entrar en contacto con mayor frecuencia con este género de bacterias patógenas a través de los alimentos.
De hecho, la salmonelosis suele transmitirse principalmente a través del consumo de alimentos contaminados con heces animales. Dado que la salmonela también se encuentra presente en las heces humanas, puede transmitirse fácilmente de persona a persona, especialmente cuando el portador de la bacteria no se lava bien las manos después de ir al baño.
¿En qué consiste la infección por salmonela?
Como hemos dicho, la salmonelosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Salmonella. Estas bacterias tienden a transmitirse sobre todo a través de los alimentos contaminados. También puede proliferar en el agua que ha sufrido contaminación fecal humana.
De hecho, en los países occidentales, la mayoría de los casos se deben a la contaminación después de ingerir alimentos contaminados, principalmente carnes, leche, queso, mariscos crudos y huevos.
El período de incubación puede variar entre 1 a 3 días, aunque dependerá de distintos factores, como la cantidad ingerida, las características de la bacteria en cuestión y el estado de salud de la persona afectada.
Aunque no suele causar complicaciones en la mayoría de los casos, es necesario tener en cuenta que esta infección sí puede ser más grave en determinadas personas y etapas, como en mujeres embarazadas, en personas inmunodeprimidas o en bebés, principalmente.

Los síntomas suelen ser similares a los que se presentan cuando se tiene gastroenteritis: diarrea, dolor abdominal, vómitos y fiebre elevada. Por tanto, ante la aparición de estos síntomas, es mejor consultar al médico rápidamente.
El tratamiento consiste en la administración de antibióticos si es necesario, lo que ayudará a reducir el riesgo de transmisión al feto. Además, como la deshidratación suele ser una consecuencia común, es imprescindible hidratarse adecuadamente con la finalidad de compensar la pérdida de agua.
¿Cuáles son los riesgos en el embarazo?
En las embarazadas, por ejemplo, una infección por salmonela puede conducir a una forma mucho más grave de la enfermedad, principalmente con el paso de la bacteria a la sangre, lo que puede, a su vez, amenazar la salud del feto.
Cuando esto ocurre, es posible que surjan contracciones, aumentando el riesgo de parto prematuro en algunos casos graves.
De ahí que sea de vital importancia tomar las máximas precauciones durante el embarazo, con la finalidad de evitar la salmonelosis. Y, en caso de que finalmente la infección se produzca, tratarla rápidamente cuando se presentan los primeros síntomas.
¿Qué precauciones seguir para evitar la salmonelosis en el embarazo?
Como siempre, la prevención se convierte en la mejor cura. Y hay algunas cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de salmonelosis durante el embarazo:
- Lavar muy bien los alimentos, especialmente aquellos que se vayan a consumir crudos, como verduras y frutas.
- Consumir carnes, mariscos y huevos bien cocidos.
- Escoger lácteos y quesos pasteurizados.
- A la hora de cocinar, es importante utilizar distintos cubiertos y herramientas para picar los alimentos crudos y cocidos.
- Mantener alejados los alimentos crudos de los cocidos en la nevera, por separado.
- Seguir las reglas básicas de higiene (por ejemplo, lavarse muy bien las manos después de usar el baño).
- Antes de tocar los alimentos, lavarse siempre las manos con agua tibia y jabón. Y también después.