Te puede haber ocurrido con tu propio hijo: llega el momento de saludar a alguien o de despedirse, y tu niño se niega a darle dos besos a la otra persona, por muy cercana que sea. En esa circunstancia, ¿cómo podemos actuar para que todos se sientan respetados?
Cómo actuar en estos casos
No está lejos de la realidad, en algunas ocasiones a los niños pequeños no les apetece dar “dos besitos” a alguien para despedirse, ni tampoco dar, ni que les den abrazos. Si te sientes identificado porque a tu hijo le ocurre justo eso, mira estas recomendaciones para actuar en esos casos.
Pregunta a tu hijo
Cuando llegue el momento en el que tu hijo tenga que saludar, prueba a preguntarle primero sus preferencias, no consideres directamente que tu niño quiere dar dos besos a la otra persona. Por ejemplo, dile si le apetece dar un beso “a su tía” o si le apetece que ella se lo dé a él. Lo importante es respetar tanto si quiere no darlo, como si no quiere recibirlo.
Respeta lo que quiera hacer
Nunca se debe obligar a un niño a abrazar o a besar a alguien, debe ser algo voluntario. Respetar lo que quiera cada uno es esencial y es una buena forma de que gane confianza en sí mimo.
Tampoco se debe recurrir a premios o a chantajes emocionales, como decirle que la otra persona se pondrá triste si no le da un beso. Por supuesto, tampoco se debe poner a un niño etiquetas como “maleducado” o “antipático”.
No les des demasiada importancia
Si tu niño no quiere abrazar o besar a otras personas, no lo saques de quicio y actúa con normalidad. De hecho, si te preocupas en exceso y le insistes demasiado, no conseguirás nada. Más bien lograrás el efecto contrario, que cuando llegue la hora de saludar o despedirse, para él sea un mal rato y se sienta juzgado y presionado.
Averigua la razón
Si has notado que no es algo puntual y que le ocurre siempre, intenta indagar sobre el motivo que hace que no quiera saludar de esta forma. Para ello, habla con él. Es normal que pueda pasar por una etapa en la que no le apetezca besar, ni que le besen. Por lo que, por norma general, será una fase que acabe pasando.
Por otra parte, puede también que se trate de timidez, algo que poco a poco puede ir mejorando según el niño gane confianza. No obstante, la razón también puede estar en la otra persona, como que lleve un perfume que no le guste nada al niño, o que por ejemplo lleve barba y al peque no le resulte agradable porque “le pincha”.
Apóyalo siempre
A veces, por presión social o por ese miedo “al que dirán”, los padres no acaban de respetar la decisión de su hijo y acaban aceptando ese “chantaje” que le hacen otras personas. Hay que recordar que los niños tienen a sus mayores como figura de referencia y, sobre todo, como sus pilares.
Los más pequeños confían en sus padres y deben sentirse comprendidos por ellos, ya que, al final, según vayan creciendo, entenderán que esos besitos que daban de despedida son más bien saludos de cortesía.