Con lo mucho y lo bien que se divulga sobre alimentación saludable de un tiempo a esta parte ya te sabrás de memoria los consejos generales: dar ejemplo, dieta variada y saludable a base de verduras y frutas, que no consuman tanto azúcar, etcétera.
Pero esto es la teoría; lo difícil es conseguir avanzar en el ámbito práctico, y para ello es esencial tener en cuenta que no hay que precipitarse ni querer correr: es mucho más efectivo dar pasitos cortos, de manera que a los peques no les suponga un esfuerzo hacerlo.
Por ese motivo, a continuación, compartimos contigo seis hábitos muy habituales en la alimentación de los niños que se pueden cambiar a mejor de manera gradual. Te los explicamos y te damos alternativas para conseguir que el azúcar desaparezca de forma paulatina.
El cacao azucarado del desayuno
Hay dos caminos para cambiar este hábito que de conseguirlo, es un gran paso para reducir el azúcar de la dieta de los peques. Por un lado, el que lleva a un cacao soluble sin azúcares añadidos como destino y, por otro el que elimine por completo el cacao soluble del desayuno.
En el primero, lo ideal es empezar por un cacao en polvo que tenga más de su ingrediente principal que de azúcar -70% u 80%, por ejemplo-, y cuando se acostumbren a ello, pasar al 100% de pureza. El segundo pasa por limitar el cacao azucarado primero tres días por semana, cuatro si queréis ir más despacio, y a partir de ahí ir limitándolo cada vez un poquito más. En ambos casos es necesario explicarles el por qué del cambio a los peques, siempre en clave positiva.
Dulces caseros
No se trata de quitar todos los dulces de golpe porque eso sería traumático para los niños, que probablemente se lo tomarían de forma muy negativa, como si de un castigo se tratara. El objetivo es limitarlos por un lado, y por otro, que los que coman sean lo menos “malos” posible, y la mejor forma de conseguirlo es apostando por los dulces caseros. Con ello se puede controlar la ingesta de azúcar sin prohibir de forma radical su consumo y además podéis alternar recetas con azúcar por otras saludables con edulcorantes naturales como plátanos y dátiles. Y encima podéis involucrarles en el proceso en la cocina, lo cual ayuda mucho a que acepten de buen gusto este cambio de hábito.
Los cereales
En el mercado es cada vez más fácil encontrar cereales para el desayuno, meriendas y snacks que sean eso, cereales. Sin azúcares añadidos de ningún tipo. No hablamos de muesli tampoco, que suele contener mucha azúcar también. Tenéis espelta, cereales de maíz tipo de toda la vida, centeno en grano… Es cuestión de encontrar aquellos que les gusten más y enseñarles las posibilidades que tienen: con leche, por supuesto, pero también con yogur, por ejemplo.
Bebidas vegetales y smoothies en vez de refrescos edulcorados
Fuera de casa es más fácil encontrar establecimientos donde hagan ricos batidos o smoothies, que no es lo mismo que zumo -en los smoothies la fruta se tritura entera, lo cual es más nutritivo y contienen además menos azúcar-, pero en casa un aliado magnífico para evitar los refrescos azucarados son las bebidas vegetales. Las tienes en el supermercado en tamaño de litro y también en monodosis y son saludables y nutritivas. Eso sí, lee antes el etiquetado para no comprar aquellas que tengan chocolate, edulcorantes o cualquier otro ingrediente que no sea saludable.
Un capricho al día
A menudo creemos que nuestros hijos no toman apenas azúcar en su dieta diaria porque no toman chucherías, por ejemplo, pero luego resulta que la salsa de tomate industrial lo lleva, también los cereales, el cacao del desayuno y los postres de las comidas. Un consejo muy eficaz en este sentido es, en el caso de los dulces, limitar los “caprichos”. Primero, a uno al día, y luego, si es posible, reducir aún más la periodicidad. Déjales que elijan ese dulce: o cereales, o una onza de chocolate, una bola de helado… lo que quieran , pero que sean conscientes de qué alimentos no son saludables y el motivo por el cual les estáis limitando su ingesta. La comunicación es fundamental para que asimilen el cambio.
Comidas saciantes para evitar que coman entre horas
La dieta ha de ser variada, rica y equilibrada, por supuesto, pero también es importante que sean saciantes, sobre todo el desayuno y la comida. Esto no es lo mismo que pasarse con las cantidades, que deben ser las recomendables para su edad. El objetivo, en cualquier caso, es evitar a toda costa que los peques coman entre horas porque es muy probable que los snacks no sean saludables y encima les afectará negativamente al apetito de cara a las comidas principales del día.