¿Eres de lo que piensa que cuando hace mucho frío en la calle es mejor permanecer en casa? Probablemente sea una buena idea durante algunas horas, pero los niños y los bebés siguen necesitando respirar aire puro, aun cuando las temperaturas son algo más bajas de lo habitual. Por eso, no podéis renunciar a pasar un ratito fuera de vuestro hogar, aunque sería conveniente saber cómo proteger a los bebés y los niños del frío y las bajas temperaturas a fin de que les afecte lo menos posible.

A sabiendas de los beneficios de que los niños pasen tiempo al aire libre (aunque haga frío) y de que en invierno es normal que las temperaturas sean bajas (o extremadamente baja si hay alguna ola de frío polar), hablamos de las claves que funcionan de verdad para proteger a los niños del frío sin renunciar a salir de casa.
¿Los resfriados entran por los pies?
“Es necesario acabar con el mito de que te vas a resfriar por andar descalzo o por salir a la calle cuando hace mucho frío”, explica la pediatra Lucía Galán a Ser Padres a propósito de su última publicación ‘Cuentos de invierno para niños’. “Es cierto que en invierno, los virus respiratorios están más activos y eso sumado a que las casas se ventilan menos, pasamos más tiempo en espacios cerrados y que, en cierta forma, se adormece nuestro sistema inmune con el frío, es la tormenta perfecta para enfermar más por estos virus”, nos cuenta. Pero, insiste: por salir sin abrigo de casa o por pasar un tiempo al aire libre cuando hace frío los niños no se van a coger ninguna enfermedad respiratoria. Esta entrará, si es que entra, porque otra persona portadora se la contagie, “pero los virus no circulan en las corrientes de aire”.
Proteger a bebés y niños del frío sin gastar dinero
Eso sí, es igual de importante destacar que, según la Academia Americana de Pediatría (AAP), los niños son más propensos a enfriarse en invierno que los adultos: “Debido a que sus cuerpos son más pequeños, pierden el calor con mayor rapidez”, explican en su web especializada.
Por ello, es necesario llevar a cabo algunos tips fáciles de seguir para poder proteger a los más pequeños del frío y las bajas temperaturas tanto dentro como fuera de casa.
Abriga a bebés y niños adecuadamente
Para que los niños no pasen frío en invierno lo ideal es vestir por capas y, a ser posible, con prendas que se puedan quitar o desabrochar para regular la temperatura según el frío que tengan.
Para los bebés pequeños, lo mejor es ponerles siempre una capa más de la que nos pondríamos como adultos y, en niños las mismas capas que las que nos pondríamos nosotros.
Eso sí, es importante abrigar bien las zonas más vulnerables: la cabeza, con un gorro, las manitas con guantes o manoplas, la garganta y la boca con una buena bufanda, y los pies con unos calcetines calentitos y con unos zapatos adecuados al frío y que no dejen pasar el agua.
Cuidado con poner mucha ropa de cama
Los pediatras insisten en la necesidad de no poner mantas y sábanas excesivas en la cama de los niños (sobre todo si es una cuna y hablamos de un bebé pequeño, pues aumenta el riesgo de asfixia).
En caso de querer utilizar una manta, mejor decantarse por una delgada y pillarla bien al colchón, cuidando que llegue solo hasta la altura del pecho, para reducir la posibilidad de que le tape la cara.
Cuida la temperatura de tu casa
Tal y como nos contaba Lucía Galán, el frío ‘noquea’ los receptores de la nariz que evita que los virus puedan pasar a nuestro organismo. Esta es otra de las causas de que enfermemos más cuando las temperaturas son bajas.
La calefacción y otros métodos para atemperar el ambiente de casa pueden resecar el ambiente, haciendo que la garganta y la nariz de los niños sufran aún más.
Por esta razón es importante mantener el ambiente cálido, pero húmedo. ¿Cómo? Poner vasos o platos con agua en los rincones de las habitaciones (o encima de los armarios) y utilizar humidificadores puede ser una solución.
Además, no es necesario que la casa tenga mucho calor. Lo mejor, para bebés y niños, es mantenerla a una temperatura de entre 20 y 22 grados, a fin de que se esté a gusto, pero que no suden al llegar la noche.
Reserva las prendas térmicas para situaciones extremas
No es necesario que los niños vistan cada día con prendas térmicas: es mejor reservarlas para temperaturas extremas (de menos de 0 grados) y situaciones específicas. En su día a día, como decimos, con tres capas será suficiente.
Sal de casa, pero con precaución
A sabiendas de que los niños y bebés tienen más riesgo que los adultos de sufrir una hipotermia, es importante destacar que se puede salir de casa, pero con precaución.
Lo mejor es no hacerlo en las horas de más frío. Escoger, por ejemplo, las horas centrales del día, cuando el sol está en el cielo, y evitar el atardecer, el amanecer o la noche.
Además, de acuerdo a la Asociación Española de Pediatría, hay que evitar que los niños se expongan al frío de manera prolongada y sin supervisión de un adulto y evitar, de igual forma, la ropa mojada o los baños en baja temperatura.
Evita que tu hijo permanezca mucho tiempo con la ropa sudada
Si los niños practican algún tipo de deporte, es normal que salgan sudados (aunque sean los meses más fríos del año). Pero, es importante evitar que pasen mucho tiempo con la ropa húmeda sobre el cuerpo: lo mejor es cambiarla en cuanto terminan.
Cuida su piel
La piel es uno de los órganos que más sufren con la llegada del frío. Especialmente si hablamos de bebés y niños, cuya dermis es muy diferente y mucho más delicada que la de los adultos.
Aquí te ofrecemos una serie de consejos para mantenerla bien protegida en el invierno.
Ofrece platos calientes
Es importante, también, regular la temperatura por medio de la alimentación. Los días más fríos no es el momento de innovar con los platos para los niños: potajes, caldos, legumbres, sopas o leche tibia pueden ser opciones perfectas para conseguir que entren en calor.