Hasta hace poco el bebé se alimentaba exclusivamente de leche materna (o de leche de fórmula, o una combinación de ambas). Pero, de repente, de un día para el otro, llega el momento de comenzar con la introducción de los primeros alimentos sólidos, lo que no significa que deban ser enteros, sino que, lo más habitual, es comenzar primero poco a poco con la introducción de determinados alimentos en forma de purés, papillas o compotas de frutas.
Es algo que ocurre habitualmente entre los 4 a los 6 meses de edad, aunque no es de extrañar que la mayoría de los padres prefieran optar por texturas realmente suaves como purés y compotas al principio, para luego a partir de los 6 meses de edad (con la llegada de la dentición), pasen a jugar con algunas texturas molidas pero un poco diferentes.
No obstante, también puede ocurrir que, simplemente, prefieran esperar hasta que el bebé llegue a los 6 meses de edad, algo muy recomendable cuando, sobre todo, el pequeño es alimentado exclusivamente con leche materna, puesto que es algo aconsejado por pediatras de reconocido prestigio, como podría ser el caso de Carlos González, nutricionistas como Julio Basulto, el Comité de Lactancia Materna de la AEPED (Asociación Española de Pediatría) o, básicamente, por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, una llegamos a la etapa que corresponde, no hay duda que las compotas de frutas pueden convertirse en una opción nutritivamente adecuada y excelente, cuyo sabor dulce y textura suave hace que se conviertan en uno de los alimentos favoritos entre los más pequeños.
Pero para que una compota de frutas sea adecuada, especialmente en las primeras etapas, es imprescindible que solo haya sido elaborada con una fruta, en un primer momento, y con una ligera combinación de dos frutas luego, cuando ya hayan sido introducidas las primeras y se haya desechado cualquier tipo de reacción alérgica o problema digestivo.
Igualmente, no es ni mucho menos aconsejable añadir azúcar a las compotas de frutas, o elaboradas a partir del almíbar de azúcar. Y sí hacerlas a partir de la carne y la pulpa fresca de las frutas, para proporcionar al bebé todos los nutrientes que encontraremos en ellas.
Aunque podemos elaborar compotas de frutas fácilmente machacando o triturando ligeramente las frutas hasta que queden con una textura suave, es cierto que existen algunos trucos para hacerlas no solo aún más nutritivas, sino que pueden ayudar a que queden más cremosas y exquisitas. ¿Cómo? Añadiendo leche materna, lo que ayudará, incluso, a la hora de conseguir una mejor textura.
Compota de plátano con leche materna

El plátano se constituye como una de las primeras frutas del bebé, no solo por el bajo riesgo de que pueda causar reacciones alérgicas, sino por su textura característica y su sabor dulce y suave.
Ingredientes:
- 1 plátano
- Leche materna (cantidad según sea necesaria)
Elaboración:
Comenzaremos retirando la cáscara del plátano. Cortamos las puntas de cada extremo y, con la ayuda de un machacador o un tenedor, trituramos el plátano en un tazón o cuenco pequeño.
Ahora, añadimos tanta leche materna como deseemos, la suficiente para diluir el puré de plátano y conseguir una textura y consistencia ideales. ¡Listo!
Compota de manzana y pera con leche materna

La manzana y la pera se convierten también como otras de las dos frutas características de las primeras compotas del bebé, gracias igualmente a su bajo riesgo de reacción alérgica, su textura suave y su sabor también dulce.
En el caso de la manzana, sin embargo, es recomendable cocerla ligeramente en una cacerola al fuego, con un poco de agua, hasta que se quede blanda. Luego, podemos combinarla con la leche materna como te explicaremos a continuación.
Ingredientes:
- 1 manzana
- 1 pera
- Leche materna (cantidad según sea necesaria)
Elaboración:
Lavamos bien la manzana y la pera, y las pelamos. Cortamos la manzana en trozos, la agregamos a una cacerola con un poco de agua y la cocemos ligeramente durante algunos minutos, hasta que se haya ablandado por completo.
Luego, colocamos la manzana en un tazón o cuenco pequeño para bebés, añadimos la pera cortada en trozos, y las machacamos ligeramente hasta formar un puré. Luego, vertemos un poco de leche materna, y volvemos a mezclar y combinar, hasta conseguir la textura deseada.