Una profesora estadounidense gana cuatro veces más al año por este trabajo en el que apenas invierte 10 horas semanales

El caso viral de Becky Powell, una profesora de escuelas infantiles afincada en Estados Unidos, demuestra que ejercer la docencia no es, ni mucho menos, la forma de ganar más dinero en la educación. 
Una profesora lee un cuento a sus alumnos

112.000 euros en un año. Esa es la facturación de la profesora Becky Powell en un año por diseñar y distribuir cuadernillos digitales para otros docentes. Un trabajo al que, según su testimonio, compartido por CNBC Make It, le dedica 10 horas semanales. Un profesor en España, y en cualquier parte del mundo, trabaja muchas más horas y gana bastante menos que lo facturado en doce meses por esta profesora de 41 años.

Becky Powell es una profesora de escuelas infantiles afincada en Beaverton, Oregón. Su historia no se habría conocido si no hubiera decidido compartirla con el medio CNBC, que al contarla ha hecho que se viralizara. No es para menos teniendo en cuenta la forma en la que esta profesora ha conseguido ganar mucho dinero al año, más de 112.000 euros, por un trabajo al que dedica apenas 10 horas a la semana. 

No está nada mal, y más teniendo en cuenta que ahora está más difícil que nunca destacar en la docencia con Google y, sobre todo, esa profesora particular inesperada que es la IA.

La profesora y empresaria Becky Powell - Becky Powell/ CNBC

En concreto, según le contó al citado medio norteamericano, Powell prepara hojas de trabajo digitales, una especie de cuadernillos de ejercicios  que otros profesores y profesoras compran. Estos cuadernillos de ejercicios están diseñados para ayudar a enseñar alfabetización a otros estudiantes más pequeños, y los vende en el mercado Teachers Pay Teachers. Su tienda se llama Sight Word Activities y sigue activa en la actualidad. 

Así es como la profesora y emprendedora ha conseguido hacer mucho dinero, con esta sencilla idea a la que dedica un puñado de horas a la semana, básicamente para diseñar los cuadernillos, que vende por precios que no suelen pasar de los 30 dólares cada uno, algo menos en euros. Los hay mucho más baratos, de 5 dólares, e incluso algunos se ofrecen con descarga gratuita. 

En una entrevista con la CNBC, Becky Powell cuenta que comenzó su negocio en el año 2015, y que aquello le dio apenas para pagar el seguro del coche, pero que en tres meses sus ingresos se habían disparado al punto de haber podido cubrir el préstamo estudiantil de su marido y de ella, un modelo muy habitual en Estados Unidos para afrontar los estudios universitarios. 

Una profesora, en la asamblea con sus peques en clase - Rubén García

Sobre todo en verano, aprovechando las vacaciones escolares, empezó a diseñar sus cuadernos de ejercicios. En su opinión, el éxito de su negocio se debe a “la pasión y conocimiento del mercado educativo” pero, sobre todo, a la capacidad para haber “identificado una brecha en el aprendizaje”. Además, Powell destaca el consejo que su marido le daba a la hora de emprender: “La riqueza se encuentra en los nichos. Encuentra ese área en la que realmente te va bien y concéntrate en ella”, dice que le aconsejaba su pareja.

Para diseñar los cuadernillos, utilizaba la experiencia y conocimientos adquiridos en el aula enseñando a sus alumnos a leer. “No se trataba solo de cómo lograr que los niños aprendieran palabras reconocibles a simple vista. Se trataba de pensar en actividades prácticas y herramientas disponibles que los involucraran. Realmente investigué, investigué, investigué las ideas, me volví más específica, hasta que di con el clavo en el clavo, explica.

Sus cuadernillos no se han hecho tan virales como la tabla de las horas a la que deberían dormir los niños según una profesora, pero los ha monetizado mucho más. No cabe duda.

Una clase de un colegio en marcha - Rubén García

Ahora, después de su éxito en Teachers Pay Teachers, Becky Powell reconoce que ha ayudado a otros colegas de profesión a iniciar sus negocios en el mismo mercado. “Me emociona que aquellos a quienes asesoro tengan éxito por sí mismos”, concluye.

Desde luego, esta profesora gana mucho más como empresaria que cualquier docente, por muy sistema educativo que sea. También mucho más, seguramente, que la profesora española en Finladia que alucina con las peculiaridades de su sistema educativo.

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