Esta investigación, llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Finlandia Oriental, sugiere que las mujeres embarazadas tienen el poder de influir positivamente en la salud respiratoria de sus hijos a través de una sencilla pero poderosa herramienta: el ejercicio regular.
Aunque el asma tiene un componente genético significativo, su aparición está fuertemente influenciada por el entorno. Aspectos como el tabaquismo, el sobrepeso materno, el uso de antibióticos prenatales y la exposición a contaminantes pueden aumentar el riesgo.
Además, las condiciones socioeconómicas también juegan un papel clave. Estudios realizados en Estados Unidos indican que las personas que viven en áreas con altos niveles de contaminación tienden a desarrollar asma con mayor frecuencia.
Sin embargo, investigaciones recientes como este estudio destacan que las mujeres embarazadas pueden tener un cierto grado de control sobre este riesgo.
El ejercicio reduce a la mitad el riesgo de asma infantil
El descubrimiento de que el ejercicio durante el embarazo podría reducir el riesgo de asma infantil marca un avance importante en la salud maternoinfantil. Más allá de los beneficios innegables para la madre, la actividad física podría ser una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida de las futuras generaciones.
Al fomentar hábitos saludables desde el útero, las mujeres tienen la oportunidad de regalar a sus hijos un comienzo de vida más saludable y libre de complicaciones respiratorias.
El asma infantil es una enfermedad respiratoria que va en aumento y aunque la predisposición genética juega un papel importante, los factores ambientales también son determinantes.
De acuerdo con el estudio, los hijos de mujeres que realizan actividad física al menos tres veces por semana durante el embarazo tienen casi un 50% menos de probabilidad de desarrollar asma en comparación con los hijos de mujeres inactivas.
“Demostramos por primera vez que el ejercicio durante el embarazo podría proteger del desarrollo del asma” a los niños, afirma Pirkka Kirjavainen, autora principal del estudio.

Los beneficios del ejercicio durante el embarazo
Históricamente, se aconsejaba a las embarazadas evitar la actividad física por temor a complicaciones como partos prematuros o bajo peso al nacer. Sin embargo, los expertos ahora consideran que el ejercicio moderado es beneficioso tanto para la madre como para el feto.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., las embarazadas saludables deben realizar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana. Actividades como caminar, montar en bicicleta o practicar yoga son seguras y efectivas.
Entre los beneficios para la madre se incluyen desde hace tiempo, la prevención del aumento excesivo de peso, la reducción del riesgo de presentar diabetes gestacional y una mejora en la salud tanto cardiovascular como pulmonar.

Impacto del ejercicio en el desarrollo del feto
La actividad física durante el embarazo también está asociada a mejores resultados para el feto. Estudios previos han demostrado que el ejercicio regular incrementa el flujo sanguíneo hacia el útero, lo que podría mejorar el desarrollo pulmonar, cardíaco y cognitivo del bebé. Este efecto podría ser clave precisamente en la prevención del asma infantil.
Por el contrario, la inactividad puede tener consecuencias negativas. Un estudio realizado en 2022 por científicos noruegos y suecos reveló que los bebés de tres meses cuyas madres fueron inactivas durante el embarazo tenían mayor probabilidad de presentar una función pulmonar baja en comparación con los de madres activas. Aunque los mecanismos exactos del beneficio del ejercicio en el desarrollo pulmonar fetal aún no están completamente claros, los investigadores coinciden en que su impacto es significativo.
¿Cómo integrar el ejercicio en el embarazo?
Incorporar actividad física en la rutina diaria no tiene por qué ser complicado. Algunas recomendaciones para las futuras mamás que deseen cuidar de su salud y la de sus bebés durante las semanas de embarazo serían las siguientes:
- Consulta médica previa: Antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, es importante contar con la aprobación del obstetra.
- Elige actividades seguras: Los beneficios de la natación o de caminar durante el embarazo, son de sobra conocidos. Podemos probar también con el yoga prenatal y ejercicios de bajo impacto que se han demostrado como excelentes opciones.
- Escucha a tu cuerpo: Es fundamental mantener un ritmo moderado y evitar ejercicios de alta intensidad o con riesgo de caídas.
- Mantente hidratada y cuida la alimentación: El ejercicio debe ir acompañado de una dieta equilibrada y suficiente agua.
