Nutrición y embarazo: descubren biomarcadores que podrían prevenir autismo y TDAH en niños

Un estudio internacional identifica biomarcadores epigenéticos ligados a la dieta materna que podrían prevenir TEA y TDAH en la infancia. Así influye lo que comes durante el embarazo.
La conexión entre lo que come la madre y la salud futura del bebé se refuerza con nuevos hallazgos epigenéticos.
La conexión entre lo que come la madre y la salud futura del bebé se refuerza con nuevos hallazgos epigenéticos (Midjourney-RG)

Durante años, la comunidad científica ha buscado respuestas sobre las causas y la prevención del trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Estas condiciones, que afectan cada vez a más niños y niñas en todo el mundo, tienen raíces complejas que combinan genética, factores ambientales y, muy probablemente según lo publicado por un reciente estudio, detalles como la alimentación prenatal.

¿Puede una madre, a través de su alimentación, proteger a su hijo antes de que nazca? La ciencia sugiere que sí. Algunos estudios ya habían advertido del impacto de la alimentación antes y durante en el embarazo, y un nuevo estudio publicado en World Journal of Experimental Medicine asegura que existen biomarcadores epigenéticos que pueden anticipar y potencialmente prevenir el TEA y el TDAH desde antes del nacimiento. ¿El punto clave? La dieta de la madre, incluso antes de quedarse embarazada.

Este hallazgo abre una puerta a la prevención desde el hogar. Si eres madre o estás pensando en serlo, la investigación sugiere que tus decisiones nutricionales pueden tener un impacto profundo —y medible— en el desarrollo neurocognitivo de tu hijo. 

Y no se trata solo de evitar productos como el azúcar por evitar la temida diabetes gestacional o, por descontado, alcohol y tabaco, que la ciencia ha descrito y demostrado con creces qué consecuencias tan graves tienen en el feto, si no que hablamos de llegar a intervenir de forma indirecta en la expresión del ADN del bebé a través de lo que come la futura madre.

Una alimentación rica en omega 3, verduras y proteína magra durante el embarazo puede influir en el desarrollo cerebral del bebé.
Una alimentación rica en omega 3, verduras y proteína magra durante el embarazo puede influir en el desarrollo cerebral del bebé (Midjourney-RG)

Señales tempranas de riesgo

El trabajo, firmado por un equipo multidisciplinar de expertos en epigenética, neurología y nutrición de universidades europeas y estadounidenses, parte de una hipótesis ambiciosa: los cambios metabólicos inducidos por la dieta materna podrían dejar una huella epigenética medible en el feto, afectando su predisposición al autismo y al TDAH.

Para demostrarlo, los investigadores revisaron estudios clínicos, datos de cohortes y literatura genética sobre biomarcadores clave como la homocisteína, el SAMe, y metabolitos del folato y colina, nutrientes fundamentales en el desarrollo cerebral. También incluyeron datos sobre la exposición a alimentos ultraprocesados, grasas trans y deficiencia de omega 3.

Figura 1:  Molécula de la proteína metalotioneína. La figura muestra tres átomos de zinc y un átomo de cobre unidos a residuos de cisteína amarillos, que a su vez se conectan a moléculas de histidina azules. El selenio, representado en rojo, desempeña un papel clave en la reducción del estrés oxidativo causado por los metales pesados ​​que se unen a las proteínas metalotioneínas y son transportados a través del proceso de excreción. MT: Metalotioneína; Zn: Zinc; Cu: Cobre; Se: Selenio
Figura 1: Molécula de la proteína metalotioneína. La figura muestra tres átomos de zinc y un átomo de cobre unidos a residuos de cisteína amarillos, que a su vez se conectan a moléculas de histidina azules. El selenio, representado en rojo, desempeña un papel clave en la reducción del estrés oxidativo causado por los metales pesados ​​que se unen a las proteínas metalotioneínas y son transportados a través del proceso de excreción. MT: Metalotioneína; Zn: Zinc; Cu: Cobre; Se: Selenio

El análisis identificó un conjunto de biomarcadores epigenéticos y metabólicos que podrían actuar como señales tempranas de riesgo. La buena noticia es que muchos de ellos son modulables con intervenciones dietéticas simples, accesibles y seguras, como aumentar el consumo de frutas, vegetales, pescado azul o suplementos específicos durante el embarazo.

En este sentido, el estudio no cambia las recomendaciones médicas para una buena alimentación, sino todo lo contrario. Refuerza, aportando otro argumento más de peso, los hábitos saludables de la dieta en el embarazo y antes del mismo. 

Figura 2 Modelo de epigenética nutricional para autismo y trastornos de déficit de atención e hiperactividad. La figura muestra una versión simplificada del modelo de epigenética nutricional. Una dieta prenatal deficiente con una ingesta excesiva de alimentos ultraprocesados ​​da como resultado el consumo de colorantes alimentarios, aceites vegetales, azúcares refinados y conservantes. Estos ingredientes alimentarios contribuyen a la exposición al mercurio (Hg) y al plomo (Pb) y a los déficits en la nutrición, como las pérdidas de selenio y zinc. La pérdida de zinc y los déficits de selenio interrumpen la producción de proteína metalotioneína, lo que conduce a la bioacumulación de Hg y Pb en la sangre. Estos metales pesados ​​crean estrés oxidativo y síntomas asociados con trastornos de conducta y aprendizaje infantiles. El estrés oxidativo afecta los patrones de metilación del ADN creando resultados adversos para la salud y el aprendizaje de los niños en la siguiente generación. Una dieta saludable, libre de alimentos ultraprocesados, puede reducir los niveles de Hg y Pb y los síntomas asociados con los trastornos de conducta y aprendizaje ( p. ej ., autismo, trastornos de déficit de atención e hiperactividad). MT: Metalotioneína; TDAH: Trastornos de déficit de atención e hiperactividad; JMAF: Jarabe de maíz con alto contenido de fructosa; Zn: Zinc; Se: Selenio; Hg: Mercurio; Pb: Plomo.
Figura 2 Modelo de epigenética nutricional para autismo y trastornos de déficit de atención e hiperactividad. La figura muestra una versión simplificada del modelo de epigenética nutricional. Una dieta prenatal deficiente con una ingesta excesiva de alimentos ultraprocesados ​​da como resultado el consumo de colorantes alimentarios, aceites vegetales, azúcares refinados y conservantes. Estos ingredientes alimentarios contribuyen a la exposición al mercurio (Hg) y al plomo (Pb) y a los déficits en la nutrición, como las pérdidas de selenio y zinc. La pérdida de zinc y los déficits de selenio interrumpen la producción de proteína metalotioneína, lo que conduce a la bioacumulación de Hg y Pb en la sangre. Estos metales pesados ​​crean estrés oxidativo y síntomas asociados con trastornos de conducta y aprendizaje infantiles. El estrés oxidativo afecta los patrones de metilación del ADN creando resultados adversos para la salud y el aprendizaje de los niños en la siguiente generación. Una dieta saludable, libre de alimentos ultraprocesados, puede reducir los niveles de Hg y Pb y los síntomas asociados con los trastornos de conducta y aprendizaje ( p. ej ., autismo, trastornos de déficit de atención e hiperactividad). MT: Metalotioneína; TDAH: Trastornos de déficit de atención e hiperactividad; JMAF: Jarabe de maíz con alto contenido de fructosa; Zn: Zinc; Se: Selenio; Hg: Mercurio; Pb: Plomo.

Refuerza la necesidad de cuidar la alimentación

Las conclusiones del estudio aterrizadas a nivel cotidiano, el de las mujeres que desean o que van a ser madres, son evidentes: la prevención de trastornos del neurodesarrollo puede empezar en su plato. La dieta prenatal puede modificar cómo se activan o silencian ciertos genes en el embrión, afectando funciones cognitivas, emocionales y de atención del futuro niño.

Los autores subrayan la importancia de estas tres cuestiones:

  • Evitar alimentos ultraprocesados y azúcares refinados, que se relacionan con una mayor inflamación y alteración epigenética.
  • Incluir nutrientes como colina, folatos, omega 3 y vitamina B12, esenciales para la metilación del ADN, proceso clave en el desarrollo cerebral fetal.
  • Consultar con profesionales antes de la concepción: los tres meses previos al embarazo podrían ser críticos para lograr una programación epigenética protectora.
Comer bien durante el embarazo no solo nutre a la madre, sino también al cerebro en formación del bebé.
Comer bien durante el embarazo no solo nutre a la madre, sino también al cerebro en formación del bebé (Midjourney-RG)

Aunque el estudio no es clínico, sino que es una revisión multidisciplinar, sus bases científicas se apoyan en ensayos de intervención previos y en conocimiento epigenético consolidado.

Referencias

  • Robin J. Dufault. Biomarkers for tracking metabolic changes pre-post nutritional epigenetics diet/intervention to prevent autism and attention deficit/hyperactivity disorders in children. World Journal of Experimental Medicine, 2025; 15(2): 101555. PMID: 40546679. DOI: 10.5493/wjem.v15.i2.101555

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