Cuando hablamos de fertilidad y relaciones sexuales, hay muchas dudas clásicas que siempre aparecen. Como esta que planteaba una lectora: “Estoy buscando un bebé y no consigo quedarme embarazada. Cuando mantengo relaciones sexuales con mi pareja, gran parte del semen se me sale de la vagina y no entiendo por qué razón. ¿Puede ser una dificultad para conseguir el embarazo?” . Es importante entender cómo funciona el proceso de fecundación y qué factores realmente influyen en las posibilidades de embarazo.
¿Cómo influye la eyaculación en la fertilidad?
La cantidad de semen que se expulsa al exterior no afecta significativamente las probabilidades de concebir, de hecho también hay que considerar la calidad. Factores como la motilidad y la morfología de los espermatozoides son importantes para el éxito de la fecundación. Un análisis puede proporcionar información y ayudar a identificar posibles problemas de fertilidad.
Volumen de semen y su impacto en el embarazo
Empezando a responder esta pregunta, hay que aclarar que durante la eyaculación se produce la salida de entre dos y seis mililitros de semen (así lo afirma la Organización Mundial de la Salud, que considera un volumen de eyaculado normal a partir de 1,5 ml.), que queda depositado en la vagina y que posteriormente podría salir al exterior, sobre todo al incorporarse la mujer. Es natural que, al incorporarse, parte del semen salga al exterior, lo que genera dudas sobre su impacto en la fertilidad.
La cantidad de semen que sale de la vagina tras el coito no es indicativa de infertilidad, ya que el cuerpo femenino está diseñado para retener la cantidad necesaria para la fecundación. El esperma que permanece en la vagina después de la eyaculación tiene la capacidad de moverse hacia el cuello uterino, donde puede sobrevivir hasta cinco días.
Durante este tiempo, los espermatozoides más fuertes intentan atravesar el moco cervical y llegar a las trompas de Falopio, donde puede ocurrir la fecundación si hay un óvulo presente (muy importante que lleguen en el momento adecuado).
El papel del esperma en la fecundación
El esperma juega un papel esencial en la fecundación, ya que su objetivo es alcanzar el óvulo para crear un embrión. Aunque millones de espermatozoides son liberados durante la eyaculación, solo el 1% de los que llegan al cuello del útero consiguen alcanzar el útero.
El proceso de selección natural favorece a los espermatozoides más fuertes y rápidos, los que tienen más probabilidades de alcanzar el objetivo. Las contracciones uterinas y los movimientos de las trompas de Falopio durante la ovulación ayudan a dirigir los espermatozoides hacia el óvulo. Factores como la calidad del moco cervical, el estado de las trompas de Falopio y el ciclo menstrual también juegan un papel fundamental en el proceso de concepción, tanto como el esperma.

Mitos y realidades sobre las posturas después del sexo
Una creencia popular sugiere que elevar las piernas después de las relaciones sexuales puede aumentar las probabilidades de embarazo, pero, ¿es esto cierto?
Poner las piernas hacia arriba después del sexo para conseguir un embarazo
Hay una creencia general que considera que si tras las relaciones sexuales la mujer permanece inmovilizada con las piernas hacia arriba, hay más probabilidades de lograr embarazo porque se facilita la llegada de los o espermatozoides al interior del útero hacia las trompas de Falopio. De hecho, se publicaron en su momento varios estudios que indicaban que esta práctica era efectiva.
Sin embargo, en 2016 se publicó un estudio con mayor número de pacientes que indicaba que no hay necesidad de adoptar posturas determinadas para que se produzca la fecundación, ya que el cuerpo de la mujer sabe perfectamente lo que debe hacer, independientemente de si se permanece tumbada o no tras el coito.
Es fundamental entender que la concepción es un proceso complejo que depende de múltiples factores, y no de una sola práctica o postura. Entre ellas la salud general de la pareja, la calidad del semen, el momento del ciclo...
¿Es necesario realizar acciones específicas tras las relaciones?
Muchas parejas se preguntan si deben seguir ciertos rituales o acciones específicas para aumentar sus posibilidades de concebir. La ciencia indica que no existen acciones post-coitales que garanticen el éxito de la fecundación.
Es más importante centrarse en mantener una salud reproductiva óptima y en tener relaciones sexuales regulares durante el periodo fértil del ciclo menstrual. Esto maximiza las oportunidades de que los espermatozoides se encuentren con un óvulo viable, que al final es lo que debe suceder.

La ciencia detrás de la fecundación
¿De qué depende la fecundación? Descúbrelo a continuación.
Contracciones uterinas y su función
El cuerpo femenino está biológicamente preparado para facilitar la llegada de los espermatozoides al óvulo. Las contracciones que se producen en el útero durante las relaciones sexuales y el orgasmo, así como los movimientos de las trompas de Falopio durante la ovulación, que es el periodo más fértil, atraen los espermatozoides y les permiten llegar y fecundar el óvulo.
El útero continúa contrayéndose de manera leve incluso después del orgasmo, lo que sigue ayudando a los espermatozoides. Este proceso es natural del sistema reproductivo femenino y no requiere intervención externa para ser efectivo. Es importante destacar que estas contracciones no se ven afectadas por la posición en la que se encuentre la mujer después de las relaciones sexuales. La naturaleza ha diseñado este sistema para maximizar las posibilidades de concepción sin hacer nada especial como levantar las piernas.
Movimientos de las trompas de Falopio en la atracción de espermatozoides
Las trompas de Falopio desempeñan un papel importante en el proceso de fecundación. Durante la ovulación, las trompas se mueven para atraer y capturar el óvulo liberado por el ovario. Esos mismos movimientos ayudan guían a los espermatozoides hacia el óvulo.
El ambiente dentro de las trompas de Falopio intenta ser ideal para la supervivencia de los espermatozoides, y el moco cervical producido durante la ovulación es más permeable para facilitar el paso. Este proceso es altamente eficiente y no requiere de acciones externas para funcionar correctamente, ya que el cuerpo femenino está diseñado para facilitar la concepción de manera natural.
Entendiendo las probabilidades de embarazo
Las probabilidades de embarazo dependen de muchos factores.
Porcentaje de espermatozoides que alcanzan el útero
Como comentábamos, se estima que aproximadamente el 1% de los espermatozoides logra atravesar el cuello uterino y llegar al útero, pero esto es lo normal. El porcentaje puede parecer bajo, pero es suficiente. Hay que tener en cuenta que el viaje de los espermatozoides hacia el óvulo está lleno de obstáculos, lo que hace que solo los más fuertes y móviles lleguen finalmente a alcanzar a las trompas de Falopio.
Este proceso de selección natural sirve para que los espermatozoides más aptos lleguen a fecundar el óvulo, aumentando las probabilidades de un embarazo. En cualquier caso, la cantidad de espermatozoides que alcanza el útero no es el único factor determinante para la concepción.
¿La salida de semen afecta las posibilidades de concebir?
No, la salida de semen de la vagina después de las relaciones sexuales no afecta significativamente las posibilidades de concebir. De hecho es normal que parte del semen se expulse al exterior al levantarse, pero esto no impide que una cantidad suficiente de espermatozoides permanezca.
El moco cervical actúa como un filtro que selecciona los espermatozoides más aptos, así que los que tienen que llegar, llegan. Por lo tanto, la salida de semen no debe interpretarse como un obstáculo para el embarazo. Es importante que las parejas se concentren en tener una salud reproductiva óptima y en tener relaciones sexuales en el mejor momento del periodo fértil del ciclo.

Identificando problemas de fertilidad
El que no te quedes embarazada a pesar de llevar intentándolo desde hace varios meses puede ser totalmente normal. Es a partir de esta fecha cuando se aconseja empezar el estudio de esterilidad. Y el que salga una cantidad de semen más o menos elevada tras las relaciones no será la causa.
¿Cuándo puedo considerar que tengo un problema de fertilidad?
La esterilidad o infertilidad es un trastorno del aparato reproductor (masculino o femenino) que consiste en la incapacidad para lograr el embarazo después de doce meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección. No obstante, si la mujer tiene más de 35 años se puede plantear iniciar tratamiento a parto de los 6 meses de relaciones sin protección o alguna patología en concreto.
Esto se debe a que la reserva ovárica y su calidad disminuyen con la edad, lo que puede afectar las posibilidades de concepción. Un diagnóstico temprano puede ayudar a identificar problemas y considerar las opciones de tratamiento más adecuadas para esa persona.
Es importante no desanimarse si no se logra un embarazo de inmediato. Factores como el estrés, el estilo de vida y la salud general pueden influir en la fertilidad. Hay profesionales médicos que te pueden acompañar en este camino.
Recomendaciones para mujeres mayores de 35 años
Para las mujeres mayores de 35 años que buscan concebir, es esencial mantener un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y la reducción del estrés.
Además, es aconsejable realizar un seguimiento del ciclo menstrual para identificar los días más fértiles (algo un poco más complicado cuando el ciclo es irregular). Las pruebas de ovulación pueden ser útiles para determinar el momento óptimo para tener relaciones sexuales, ya que nos avisan del mejor momento del ciclo. También es importante abordar cualquier problema médico subyacente, como el síndrome de ovario poliquístico o problemas tiroideos.
Consultar a un especialista en fertilidad es buena idea para ver el estado y considerar opciones de tratamiento (en caso de que sea necesario) como la inseminación artificial o la fecundación in vitro.