Este sábado ha tenido lugar un hecho histórico en Reino Unido: se celebró la ceremonia de Coronación del Rey Carlos III, que duró varias horas y fue televisada de manera internacional.

Aunque son muchos los aspectos de esa celebración que están dando para hilos e hilos de debates, hay uno que ha vuelto a poner sobre la mesa la discusión sobre si debemos o no debemos obligar a un niño a mantener la compostura en según qué ocasiones: no ha sido otro que el comportamiento del pequeño Príncipe Louis.
El niño, que apenas tiene cinco años de edad (nació el 23 de abril de 2018) demostró una vez más que es difícil mantener la compostura durante tanto tiempo seguido. Ya lo demostró el verano pasado en la celebración del jubileo de Platino de la Reina Isabel II y, aunque creíamos que iría muy bien advertido esta vez, parece que todo ha continuado como siempre.
No paró quieto: miró al techo con la boca abierta, bostezó, gritó desde la carroza a los que veían desde fuera su paso por la calle The Mall, bailó mientras movía las manos al paso de los aviones desde el Palacio de Buckingham,…

Bostezos, aburrimiento y muecas, de nuevo
En la catedral donde tuvo lugar la coronación ya vimos algunos gestos del pequeño Louis que nos hicieron percatar de que su comportamiento volvería a dar de qué hablar: miradas al techo, resoplos de aburrimiento e, incluso, algún que otro bostezo sin ponerse la mano en la boca. Vamos, todo lo que el protocolo real dicta no hacer a sus miembros.
No al pequeño Louis que, antes que príncipe es tan solo un niño de cinco años.
Al salir, su gesto en la carroza también dio de qué hablar, pero fue su salida al balcón del Palacio de Buckingham la más graciosa de todas: comenzó a agitar las manos de manera efusiva para saludar a la masa de gente que se encontraba abajo, en la plaza.
Tanto las movía que su madre, Catherine Middleton, se olvidó de su papel como miembro de la familia real y, por un momento, fue solo madre: tuvo que susurrarle al oído que dejase de agitar las manos y de bailar al mismo tiempo. “Escucha, Louis, deja de hacer esos movimientos, por favor”, le espeta mientras le toca el hombro. “Cuida tus manos, por favor” vuelve a decir cuando ve que no cesa. Y acompaña la frase de una palabra con la que muchas madres se sentirán identificadas: “guau”, como sinónimo de ese “no puedo más con este niño” que hemos dicho todas alguna vez.
Por qué el comportamiento del Príncipe Louis no debería ser cuestionado
Al ser un evento de gran magnitud, el comportamiento del pequeño Louis ha vuelto a ser, de nuevo, muy cuestionado. Ha habido quien ha opinado sobre la educación del pequeño, que, a juzgar por diversas opiniones, debería ser ‘ejemplar’.
Sin embargo, como ya hemos dicho, el comportamiento que tiene el pequeño es el propio de un niño de su edad que, por encima de ser miembro de la familia real, tan solo es un niño. Sus padres, de hecho, son muy conscientes de ello y por eso Louis llegó a ausentarse en alguna parte de la ceremonia (su niñera se lo llevó para que no se hiciera tan pesada para él).
Volvemos a hacernos eco de las palabras del psicólogo infantil Rafa Guerrero, que ya comentó el comportamiento del pequeño Louis después del Jubileo: “¿Quién se portó mal? ¿El niño que debería estar jugando en un parque o los adultos que le obligaron a seguir un protocolo rígido y difícil de cumplir para un niño tan pequeño?”.