Muchos padres y madres se han preguntado alguna vez si los problemas de conducta de sus hijos e hijas tienen una causa oculta. Si bien el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es uno de los diagnósticos más conocidos, pero no todos los casos de niños o niñas hiperactivos van acompañados de un cuadro de TDAH.
Hay distintos factores que podrían influir en el comportamiento de los niños y niñas, y que a menudo pasan desapercibidos. En el caso de la hiperactividad infantil, uno de ellos podría ser el ronquido infantil, concretamente su intensidad. Así lo advierte un nuevo estudio científico que vincula la intensidad de los ronquidos infantiles con síntomas de hiperactividad. El hallazgo podría cambiar la forma en que entendemos ciertos comportamientos en la infancia.
La investigación, publicada en la revista Sleep Medicine y realizada por investigadores del Hôpital Robert Debré de París, ha demostrado que no es la apnea del sueño en sí, sino el volumen del ronquido lo que se asocia de forma más clara con comportamientos hiperactivos en niños y adolescentes.
La conclusión es más importante es que los niños y niñas que roncan más fuerte presentan más síntomas de hiperactividad, incluso si no tienen apnea del sueño diagnosticada. Esto abre una nueva vía de interpretación sobre comportamientos que hasta ahora podrían haberse atribuido a causas exclusivamente neurológicas.

Detalles del estudio sobre el ronquido en la infancia e hiperactividad
El equipo de investigación, liderado por Plamen Bokov y sus colegas del hospital parisino, evaluó a 512 niños y niñas de entre 3 y 18 años con ronquido habitual mediante polisomnografías nocturnas, cuestionarios parentales y pruebas de función respiratoria. La edad media de los participantes era de 10,6 años, y el 70 % de ellos tenían sobrepeso u obesidad.
Una de las herramientas clave fue la escala CPRS-HI, una versión abreviada de los cuestionarios de Conners para evaluar hiperactividad. Los padres y madres respondieron sobre comportamientos como impulsividad, inquietud o cambios de humor.
Los resultados mostraron que el 36 % de los niños y niñas presentaban un nivel elevado de hiperactividad/impulsividad y, el 25 %, inestabilidad emocional. Y aquí es donde llegamos al hallazgo más revelador: los niños y niñas con ronquidos muy fuertes tenían puntuaciones significativamente más altas en los indicadores de hiperactividad.
Sorprendentemente, ni la apnea-hipopnea ni el nivel de hipoxia durante el sueño explicaban estos síntomas. En cambio, el volumen del ronquido fue un predictor independiente de problemas de comportamiento.

Por lo tanto, la investigación sugiere que en casos en los que los padres observan comportamientos hiperactivos en sus hijos e hijas, pero el diagnóstico de TDAH no está claro o no se confirma, podría ser relevante observar la calidad y características del sueño. Específicamente, el ronquido fuerte podría estar actuando como un factor de disrupción del sueño que afecta al comportamiento diurno.
Una posible explicación es que los ronquidos intensos, asociados a una mayor resistencia en las vías respiratorias superiores, podrían inducir microdespertares o interrupciones sutiles en el sueño profundo, que no siempre se detectan con facilidad. Esto tendría un impacto en el funcionamiento del sistema nervioso central, especialmente en zonas como el córtex prefrontal, vinculado a la atención, la regulación emocional y el autocontrol.
En otras palabras: aunque el niño o niña no tenga apnea, los efectos del ronquido sobre su sueño podrían ser suficientes para que al día siguiente se muestre más inquieto, impulsivo y con dificultad para concentrarse.

Aplicaciones para la crianza y educación infantil
El estudio plantea una llamada de atención: debemos incluir el sueño infantil, y no solo su duración, sino también su calidad, como un factor clave en el desarrollo conductual de los niños y niñas. Los padres y madres pueden observar si su hijo ronca con frecuencia y cuál es la intensidad de esos ronquidos. Si los ronquidos son muy fuertes y hay síntomas de comportamiento inusual, consultar a un especialista en sueño pediátrico podría ser una opción a valorar.
También es importante no caer en el autodiagnóstico. Aunque el estudio relaciona el ronquido fuerte con comportamientos similares a los del TDAH, no implica que todos los niños que roncan desarrollen problemas conductuales. Es un indicador que debe valorarse dentro de un contexto más amplio y, siempre, desde el punto de vista médico.
Finalmente, si este hallazgo se confirma en futuros estudios y se aplica en la práctica clínica, podría abrir la puerta a nuevas estrategias de prevención y tratamiento que no necesariamente pasen por la medicación, sino por intervenciones respiratorias, quirúrgicas (como la reducción de amígdalas), o mejoras en la higiene del sueño.
Una vez más, la ciencia nos recuerda que el comportamiento infantil no surge en el vacío, y que factores fisiológicos aparentemente menores, como el ronquido, pueden tener consecuencias más amplias de lo que imaginamos.

Checklist para padres y madres
Si tu hijo o hija ronca fuerte, esta lista de señales a observar puede resultarte útil:
- Frecuencia. ¿Ronca al menos 3 noches por semana?
- Intensidad. ¿Su ronquido es tan fuerte que se escucha desde otra habitación?
- Comportamiento diurno. ¿Está más inquieto, impulsivo o distraído durante el día?
- Cansancio sin explicación. ¿Duerme las horas necesarias pero se despierta con signos de fatiga?
- Problemas en el colegio. ¿Ha habido un descenso en la atención o el rendimiento escolar?
- Cambios emocionales. ¿Muestra más rabietas, llanto fácil o cambios de humor repentinos?
- Consulta médica. ¿Ya lo has comentado con el pediatra o especialista del sueño?
Referencias
- Joseph, M., Lajili, M., Dudoignon, B., Delclaux, C., Bokov, P. Loudness of snoring, not apnea-hypopnea index, is associated with hyperactivity behavior in snoring children and adolescents. Sleep Medicine, 2025. DOI: 10.1016/j.sleep.2025.01.006