Cada familia es un mundo, cada persona tiene una forma distinta de afrontar las situaciones que van surgiendo en la vida pero hay formas y formas y como dice la canción “qué forma de perder las maneras” tenemos a veces.
La historia es sencilla y común. Debe de haber millones de personas en todo el mundo en la misma situación.
Una familia, una pareja, con un bebé. Viven en un piso, un edificio con otros pisos donde viven otros vecinos.

La convivencia es todo lo normal que suele ser hasta que el bebé parece que empieza a molestar a algunos vecinos porque llora. Llora mucho y muy alto. Llora como si quisiera algo ¡qué cosas! ¿qué podrá querer un bebé y por qué lo expresará llorando?
El caso es que sin haber habido ningún tipo de información en persona a los padres del bebé, sin haberse acercado ningún vecino a su domicilio a comentarles lo molesto que es el llanto de su bebé más o menos a la misma hora todas las noches, ha habido algún vecino, quizás no todos los del edificio, que ha decidido que mejor poner un cartel anónimo en el portal para que los padres de la criatura se den por aludidos porque “desde hace mucho tiempo que no podemos descansar”.
ArtajoEster/status/1698697041352786056Ante una situación como esta ¿qué harías tú cómo vecina?
Los llantos de los bebés son irritantes, es verdad. Son desesperantes, sobre todo para los adultos que están cuidando a ese bebé. Son agotadores y angustiosos y además de todo eso son normales, habituales y la única manera en la que el bebé sabe expresarse, de momento.
¿Puede alguien pensar que esa madre y ese padre no están haciendo todo lo que consideran adecuado para calmar esos llantos? Porque el primero que lo está pasando fatal no se nos olvide que es el bebé que ese detalle no se menciona en el anónimo de la escalera.
No descansar es un dolor, te pone de mal humor, merma tu capacidad para pensar, para concentrarte, mina tu salud, todo eso es innegable. ¡Qué mala suerte que haya un bebé en el edificio que justo “grita a pulmón tanto de mañana como sobre todo de noche”!
No descansar puede afectar a tu empatía, es evidente, a tu capacidad de ponerte en la piel no ya del bebé sino de los padres que saben que sus vecinos llevan “más de medio año aguantando sin tregua los lloros” de su bebé. El que cogen en brazos, acunan, pasean por el piso, le meten en la sillita, le ponen en la mecedora, en definitiva hacen todo lo que se les ocurre dentro de la lógica y el sentido común para que deje de llorar.
No tanto para que sus vecinos puedan dormir que también si no porque saben que si su hijo llora es por algo, pues serán gases o no o será miedo o no o será hambre o no o será una intolerancia a algo o ¡quién sabe por qué lloran a veces nuestros bebés!
Los vecinos entienden que “no sea fácil cuidar a un bebé” ¿lo entienden porque no lo saben o porque lo saben? eso no queda claro en el anónimo que han puesto en la escalera pero es que ellos no creen “normal que un bebé esté por la noche más de 15-20 minutos llorando de seguido”.

Dejan claro que “durante el día, no queda otra que aguantar todas las lloreras que tiene pero por la noche ya se hace bastante insoportable” vamos que por el día les molesta mucho menos lo que le pase al bebé, aunque sea grave pero claro, por la noche todos necesitamos descansar.
Y por otro lado ¿y si fueras tu el padre o la madre?
¿Qué harías si te encuentras un cartel así en el portal del edificio donde vives? Nadie te ha dicho nada, nadie se ha acercado a tu casa con la intención de preguntar qué tal estáis, qué le pasa al bebé, si has probado las infusiones de anís o el remedio de tu abuela o si has preguntado en la farmacia o qué te ha dicho el pediatra sobre los llantos continuos de tu hijo. Nada. Nadie. Solo ese cartel.
Ana Artajo es la madre de ese bebé que llora y se ha desahogado en X (antes conocido como Twitter) colgando una foto del cartel que le sorprendió en la puerta de su casa. Cartel en el que ella ve “egoísmo recalcitrante, la falta de tolerancia y de empatía, que existe en esta sociedad en la que vivimos”.
Y su tuit ha tenido más de 400.000 reproducciones, de hecho hasta estuvo comentando este episodio con Carles Francino en La Ventana, en la Cadena SER y parece que no todo el mundo ha entendido la reacción de estos vecinos a las largas horas de llantos del bebé de Ana.
Desde la comunidad sobre maternidad y crianza más conocida de las redes, Madresfera, donde se encuentran más de 4.500 blogs relacionados con la crianza y la maternidad, su CEO Mónica de la Fuente nos comentaba a este respecto su opinión sobre una situación como esta:
"Esta carta es solo una más de las manifestaciones de una sociedad cada vez más individualista, centrada en las propias necesidades, olvidando que vivimos en comunidad y que nuestro bienestar también depende del de al lado...
Además, aquí se ve claramente una desconexión enorme con la infancia y sus procesos biológicos.
Lo normal en la infancia se mide desde la perspectiva del adulto y no de las necesidades biológicas de un bebé, que "lo normal" es que llore.
No se sabe, ni se quiere saber, el comportamiento que una criatura puede tener en sus primeros años pero eso sí, se mide en términos adultos y sobre todo que no nos moleste a nosotros.
Y sobre todo, yo ante esta carta me quiero quedar con la siguiente pregunta: si fueran nuestros vecinos los que tienen una criatura llorando, ¿qué podríamos hacer para ayudar a esa familia? Esa debería ser la prioridad, como individuos y como sociedad."