Los niños y niñas inteligentes se distinguen, entre otros rasgos comunes, por su elevada empatía. En esta pieza nos centramos en profundizar de la mano de la psicología en este concepto que está en boca de cada vez más personas pero que no tantas son capaces de definir de forma acertada y precisa.
La empatía, que una psicóloga de Harvard recomienda este hábito para cultivarla en los niños, es “la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otra persona puede sentir”, según el Instituto Europeo de la Educación en el artículo 'La empatía y su importancia en la infancia'. Dicho de otro modo, más popular, la empatía es la capacidad para ponernos en la piel del otro.
El concepto, descrito por la psicología y la sociología con precisión, fue empleado por primera vez por el psicólogo inglés Edward Bradford Titchener, y engloba o diferencia dos tipos de empatía: la afectiva y la cognitiva. La primera, según el citado instituto, es la “capacidad de responder con el sentimiento apropiado”, y la cognitiva, añade el Instituto, se refiere "a la capacidad de comprender el estado mental del otro".
Expertos del ámbito de la psicología como Reem Raouda, pionera en el estudio de la gestión de las emociones en la infancia, destacan la importancia de la empatía y su relación con la inteligencia y aseguran que si tus hijos hacen esto, su inteligencia emocional es muy superior a la de otros niños. Según Rouda y compañía, en líneas generales, los niños y niñas que emocionalmente son inteligentes suelen tener una mayor capacidad de empatía: detectan señales que muchos de sus iguales pasan por alto.
En este punto es importante destacar que, si bien hay un componente genético en la inteligencia, esta no es fija ni estanca; se puede entrenar. Cualquier tipo de inteligencia; especialmente la emocional. No en vano, el National Institute of Mental Health de Estados Unidos incide en que el grado de empatía de un niño o niña está relacionado directamente con la educación que los padres proporcionan a sus hijos. y de hecho, los expertos dan consejos para potenciar tu inteligencia y la de tus hijos.

Uno de los autores que más ha profundizado en la empatía es Martin Hoffman, psicólogo experto en inteligencia emocional, que define cuatro estadios de la empatía en el desarrollo infantil. La relación con la educación dada por sus adultos de referencia es decisiva, según este autor. Son los siguientes:
- Empatía Global:
Se refiere a los primeros meses de vida, cuando el menor tiene un vínculo de dependencia con sus padres, de forma que no puede diferenciar fácilmente de lo que sienten ellos de lo que siente él o ella, de ahí que imite aquellas emociones que detecta.
- Empatía egocéntrica
La sitúa a partir del primer año de vida, cuando los peques empiezan a ser capaces de diferenciar entre sus pensamientos y lo que sienten de los ajenos. Eso sí, todavía no son capaces de centrarse en sí mismos, de ahí que respondan a la emoción de otra persona como si fueran ellos o ellas mismos. Si ven a alguien triste, le dan o hacen algo que a ellos les haría felices.
Piaget, otro de los psicólogos que profundizó en este tipo de cuestiones, coincide con Martin Hoffman en vincular la empatía en la primera infancia con el egocentrismo porque, en su opinión, esta capacidad para ponerse en la situación del otro tiene una fuerte relación con el desarrollo cognitivo de la persona.
- Empatía con los sentimientos de los demás
El tercer estadío de la empatía en la infancia según Martin Hoffman arranca a los 3 años y se prolonga hasta la pubertad. Es una etapa de evolución desde lo más simple a lo más complejo a nivel emocional, un período en el que se van añadiendo emociones más complejas a su centro de mandos cerebral.
- Empatía con la desgracia general de los demás
Es en la adolescencia, según este autor, cuando los menores son capaces de comprender al 100% las emociones de los demás. Sobre todo, porque entienden desde la empatía que alguien se siente de una determinada manera no solo por lo que ocurre en tiempo presente.

Como adultos de referencia, podemos enseñar a nuestros hijos e hijas a ser más empáticos. ¿Cómo? Por ejemplo, a través de los consejos prácticos, del lenguaje no verbal como el dibujo como herramienta para expresar y reconocer las emociones. Asimismo, podemos profundizar en ello a través de los cuentos infantiles para enseñar a los niños a gestionar sus emociones, y también, por qué no, en las representaciones (role play), de forma que se puedan meter en la piel de otras personas y experimentar emociones desde la ficción.
En general, la empatía es una característica de la personalidad que suele derivar en excelentes habilidades sociales. No hay duda de todos los beneficios que tiene para la vida en sociedad que alguien tenga muy desarrollada la empatía. Sin embargo, no podemos obviar que también puede generar consecuencias negativas. Es más, los expertos en altas capacidades intelectuales advierten de las consecuencias de un exceso de empatía, algo que también puede ocurrir.
Por lo tanto, y aunque sea una excelente característica la empatía, como padres y madres conviene saber que puede transformarse en consecuencias negativas si nuestro peque no sabe gestionar esa capacidad tan potente que tiene de ponerse en la piel de los demás que tan bien ha descrito la psicología reciente a lo largo de la historia.