Lo que no sale en Youtube: la vlogger familiar que se convirtió en abusadora de menores

La historia de la vlogger familiar que se convirtió en abusadora debería despertar todas nuestras alertas, su hija lo cuenta en un libro.

De ser un ejemplo de crianza para millones de padres y madres sobre todo en Estados Unidos, Ruby Franke pasó a ser juzgada por serias y fundadas acusaciones de abuso infantil. Es una de esas historias que ha impactado a muchas familias en todo el mundo y es un recordatorio de los peligros que tiene el mercantilizar la vida de tu familia en las redes sociales, algo que es importante regular en opinión de la ministra de infancia y juventud española.

Hace meses conocíamos la verdadera historia de la trad wife más famosa y popular en redes sociales y ahora, nos llega la historia que hay detrás de “8 Passengers” como se llamaba el canal que lanzaba Ruby Franke en 2015 junto a su esposo y sus seis hijos.

Un canal en Youtube en el que se mostraban videos diarios con la rutina de la familia ideal, con enfoque conservador y estricto de esta devota seguidora de la Iglesia de Jesucristo de los Último Días, también conocidos como mormones. Más de dos millones de seguidores encontraron respuesta y entretenimiento en sus videos y en su estilo de crianza conservador, estricto y basado en la disciplina.

Fuera de cámara

La realidad que no se veía en esos videos era mucho más oscura y ha sido su hija mayor la que ha revelado en un libro, los abusos que han sufrido los hijos y las hijas en esta familia supuestamente ideal. La hija reconoce que su madre se comportaba de un modo mientras grababan y de otro bien distinto el resto del tiempo, “esa era la mejor versión de Ruby” dice la propia Shari sobre cómo los trataba su madre.

Más allá de los peligros que tiene el shareting y por qué es mejor evitarlo con los niños a esta historia hay que añadirle un punto más de perversión, al descubrirse una personalidad narcisista por parte de la madre, una ausencia por parte del padre y unos tratos poco adecuados de ambos para con sus hijos cuando se apagaba la cámara.

“La casa de mi madre” (Ed. Gallery) es el título del libro en el que Shari Franke describe con toda crudeza cómo fue para ella y sus hermanos crecer en estas circunstancias, incluyendo el relato de episodios de castigos físicos y psicológicos que hasta que no los habló con otras personas fuera de su familia, no se dio cuenta de que no eran normales, que eso no era la educación de “amor duro” con la que definían los seguidores de Youtube al método de crianza que veían en los videos.

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Dos hermanos lavándose los dientes. - Imagen: PF

Morir de éxito

El éxito del canal transformó la vida de la familia, pero también marcó el inicio de su declive. Los niños se convirtieron en piezas clave del contenido, participando en videos que, según Shari, a menudo cruzaban límites de privacidad. Por ejemplo, como cuando ella misma cuenta los momentos de compras de ropa interior o charlas sobre temas íntimos que también eran aprovechados para generar visitas, sin considerar las consecuencias a largo plazo que tendrían para los niños.

En 2020, el canal alcanzó su punto más alto de popularidad, con más de 2,3 millones de suscriptores y Ruby se convirtió en una de las momfluencers más conocidas en Estados Unidos. Madres que se supone que enseñan a otras madres y padres cómo criar a sus hijos. 

Sin embargo, todo cambió cuando Ruby fue criticada por exponer castigos extremos hacia sus hijos en los videos. Uno de los momentos más controvertidos ocurrió cuando su hijo Chad confesó haber dormido en un puf en el sótano durante meses como castigo. Las críticas llovieron, y las marcas comenzaron a desvincularse de la familia.

Tres años más tarde, tanto Ruby como su socia Jodi fueron arrestadas y acusadas de abuso infantil. Los informes forenses señalaron que sus hijos más pequeños se encontraban no solo en condiciones de desnutrición sino también de abandono por parte de su madre y su padre.

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Lavando los platos, participando en las tareas domésticas. - Imagen: PF

Evitar la sobreexposición

Sobre todo cuando hablamos de menores. Deberíamos preocuparnos de los niños influencer, un fenómeno en auge sin regulación por el momento y como en este caso, también de las mujeres que muestran día a día la realidad de ser madres.

Deberíamos quizás pedir a los demás que no publiquen fotos de mis hijos en sus redes sociales, con el fin de proteger mucho más la imagen, la privacidad y la intimidad de nuestros hijos pero eso implica que nosotros, como padres y madres, también tenemos que vigilar para no caer en dinámicas que puedan ser dañinas para ellos y para eso es imprescindible:

  • Priorizar la privacidad de los niños incluso dentro de su propia familia, publicar detalles de su vida privada puede tener consecuencias psicológicas que duren en el tiempo y que no somos capaces de valorar.
  • La responsabilidad de los padres es proteger a sus hijos, el consentimiento informado sobre la exposición de su vida en internet puede que nunca lo haya dado el niño y conviene que seamos conscientes de ello.
  • Estar atentos para reconocer las señales de abuso, a veces escuchar sus preocupaciones y observar su comportamiento nos pueden dar una pista sobre si están viviendo una situación de abuso que no es visible a simple vista.
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Dos niños yendo a la escuela con sus mochilas a la espalda. - Imagen: PF

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