Mi hijo hace la bola con la comida
Algunos niños, en vez de tragar la comida le dan vueltas y más vueltas en la boca. Si tu hijo es de esos, averigua por qué come así.
A veces, los niños cuando comen nos recuerdan a Rafa Nadal disputando un partido en tierra batida: la bola va y vuelve de un extremo a otro de la pista una y otra vez, parece que el punto no va a llegar nunca. Unas veces (pocas) la bola cae en la garganta (¡punto!), pero otras (muchas) sale de la “pista”.
No hay una razón única por la que el niño hace la bola con la comida. Una puede ser que el alimento sea seco o fibroso, difícil de comer, como, por ejemplo, la carne, el pan o ciertas verduras. La solución en ese caso es cortarlo en trozos pequeños y advertir al pequeño de que no debe meter muchos bocados al mismo tiempo.
Otro motivo puede ser no tomarse la comida con la calma que requiere. Empapuzarse y comer con prisa solo lleva a atragantarse o hacer la bola. Consejos —más bien habría que llamarles órdenes— del tipo “Come, que se te va a quedar frío” o “Nos van a dar las tantas” favorecen la acumulación de comida en la boca que el niño se ve apurado para masticar.
Algunos niños (aunque menos) también hacen la bola porque les obligan a comer sin ganas cuando ya no quieren más.
Hay que permitirles comer metiendo un poco de comida en la boca, masticando bien, tomando un sorbo de agua, si les apetece. Y entre bocado y bocado es primordial conversar, de ese modo la comida no es un momento penoso y aburrido sino agradable y divertido que se espera con ilusión.
En la mesa hay que deleitarse con todos los sentidos, el gusto (¿a qué sabe esto?, ¿este alimento es dulce, es salado, tiene especias?), la vista (¿el plato es bonito? ¿qué colores hay?), el olfato (¡qué bien huele!), el tacto, además del oído. Comer con prisa o distraído con un programa de comer viendo la televisión, anula los sentidos.
Si tras poner en práctica estas medidas, tu hijo sigue haciendo la bola de manera incorregible, no está de más comentarlo con el pediatra.
Cuando la bola lleva un rato rodando de un lado para otro en la boca, hay que terminar cuando antes: pedir al pequeño que la eche en una servilleta de papel, por ejemplo, sin regañarle. ¿Qué otra cosa se puede hacer? Es probable que haya aprovechado todo lo el alimento que había en ese bocado: si no, mírala y juzga si te recuerda en algo al trozo inicial.