Comer frutos secos en el embarazo mejora el desarrollo del bebé

Un estudio reciente desarrollado en España ha vinculado por primera vez el consumo de nueces, avellanas y almendras durante el primer trimestre del embarazo a la mejora de determinados aspectos cognitivos del feto, lo que se une a los ya conocidos beneficios de esta familia de alimentos en cualquier dieta.
Comer frutos secos en el embarazo mejora el desarrollo del bebé

El embarazo es una excusa excelente para cambiar muchos hábitos que no son todo lo saludables que deberían y te gustaría llevar, y del mismo lo es también para asentar y mejorar un poco más si cabe aquellos que ya lleves tiempo asimilando. Es el mejor ejemplo es el de la alimentación, ya que es el único momento en tu vida en el que lo que comas no te influya solo a ti, sino también a la salud de la criatura que crece dentro de ti.

Por este motivo es doblemente importante asegurar los nutrientes que se necesitan durante el proceso de gestación. Ya hemos hablado en ocasiones anteriores de aquellos a los que se deben prestar más atención, como es el caso del yodo o el ácido fólico, cuya ingesta se puede reforzar tanto desde la dieta como con suplementos recetados por el ginecólogo. Pero no se trata de centrarse en cada nutriente por separado, sino de mantener una dieta lo más saludable posible, rica en productos frescos y muy variada -teniendo en cuenta los productos prohibidos durante la gestación-, porque esta será la vía más segura para asegurar el correcto crecimiento del feto y también de blindar tu propia salud.

Dieta saludable

Las verduras y las frutas son parte fundamental de toda dieta saludable, pero se nos olvida a veces un elemento natural que juega un papel clave a la hora de forjar una salud de hierro, y más si cabe en el embarazo: los frutos secos. Son de sobra conocidos los beneficios de almendras, anacardos, pistachos, avellanas, nueces y demás alimentos clasificados como frutos secos en cualquier dieta, pero en las mujeres gestantes dichas virtudes se multiplican. Y no solo eso, ya que un estudio reciente realizado por científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) publicado en la revista European Journal of Epidemiology en el que han participado 2 200 parejas de madres e hijos a los que se han hecho tres pruebas -al año y medio de vida, a los cinco años y a los ocho-, ha concluido que la ingesta abundante durante el primer trimestre de embarazo de nueces, avellanas o almendras -tres raciones semanales de 30 gramos- tiene efectos positivos en la función cognitiva del bebé, en su capacidad de atención y también en su memoria a largo plazo.

Pero como decíamos anteriormente, los efectos positivos de incluir los frutos secos en la dieta de forma controlada -no hay que olvidar que son alimentos altos en calorías, por lo que las raciones deben ser moderadas en cuanto a tamaño- son muchísimos, ya que son ricos en nutrientes como el hierro, el calcio o el omega 3, todos ellos muy necesarios tanto en la población gestante como en la que no forma parte de dicho grupo.

Fuente de nutrientes

Como es lógico, no están presentes todos los nutrientes igual en cada tipo de fruto seco. Las almendras son ricas en ácidos grasos como el omega 3, calcio vegetal, fibra o potasio, entre otros. Los anacardos lo son en hierro, zinc, yodo o calcio vegetal; los pistachos aportan calcio, magnesio, potasio, fibra y vitamina E; las avellanas, entre otros, hierro, fibra, fósforo, y bajo colesterol; y las nueces, la joya de la corona de los frutos secos, porque su composición grasa es la más saludable de toda la familia de los frutos secos, uno de los mejores snacks que se pueden tomar. Y ya sabes que en el embarazo apetece a menudo comer entre horas...

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