¿Puedes comer jamón si estás embarazada?
Sí, puedes, siempre que esté muy bien curado, lo hayas congelado entre 48 y 72 horas antes de consumirlo o lo hayas cocinado. Si ninguna de estas variables se cumple, lo mejor es que no lo comas para evitar que la bacteria de la toxoplasmosis se desarrolle y te afecte a ti y a tu bebé.
Hasta hace muy poco tiempo si hubieras preguntado a un ginecólogo si era posible comer jamón estando embarazada la respuesta habría sido en un altísimo porcentaje un no directo. ¿Por qué? Por el riesgo de que en su ingesta el parásito toxoplasma, el que genera la toxoplasmosis, pudiera dañarte a ti y sobre todo al desarrollo de tu bebé. Sin embargo, las reglas del juego han cambiado y ahora, además de cuando está cocinado, hay otros supuestos en los que su consumo sí te está permitido.
¿Sabes cuáles son? Te los contamos a continuación. Según Cristina Pérez Hernández, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Sanitas CIMA en Barcelona, “el consumo de jamón por parte de las embarazadas sigue despertando cierta controversia. Sin embargo, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) sostiene ahora que si el jamón es de calidad y ha tenido una curación larga las mujeres embarazadas lo pueden comer”.
Ahora bien, en el caso de que no estés segura de su calidad o nivel de curación sí podrías comer cualquier jamón que previamente haya sido cocinado o congelado en las 48 ó 72 horas previas a su ingesta. Se ha visto que si se congela, si pasas el alimento por una temperatura extrema, se destruye cualquier bacteria, incluida la que genera la toxoplasmosis, matizan los expertos.
En el caso de que tú ya hayas desarrollado la toxoplasmosis con anterioridad a quedarte embarazada, entonces tendrás vía libre para comer jamón esté más o menos curado. Y si has comido jamón sin saber que estabas embarazada, la recomendación es que se lo comuniques lo antes posible a tu ginecólogo para que te hagan un análisis más precoz y detectar cuanto antes si eres portadora reciente de la bacteria de la toxoplasmosis que afecta tanto a la madre como sobre todo al bebé. Aunque en los casos más graves, las lesiones en el feto pueden ser importantes, la doctora Pérez recomienda que estés “tranquila porque tu embarazo estará mucho más controlado”.
Eso sí, aunque el resultado sea negativo, además de no comer jamón salvo en los supuestos ya citados, ni carne cruda ni vegetales ni frutas mal lavadas, tampoco deberás tocar los areneros de los gatos. “Las heces y la orina de los gatos transmiten la toxoplasmosis”, explica Cristina Pérez. Aun así, la doctora recuerda que “la toxoplasmosis la transmiten las heces y el pis de los gatos que la tienen, pero no los gatos como tales. Las embarazadas pueden perfectamente vivir con sus gatos”, advierte.
Otro apunte importante es que si la infección se produce en periodo preconcepcional, es decir, antes de quedarte embarazada, no hay ningún riesgo. La doctora Pérez lo dice alto y claro: “Si estás buscando quedarte embarazada, puedes comerte perfectamente un buen bocata de cualquier jamón”.
Y si ya lo estás es posible que también, si tu caso es alguno de los anteriormente citados. En caso de duda lo mejor sigue siendo consultar, en cualquier momento de tu embarazo, con tu ginecólogo.