¿Boca arriba? ¿Boca abajo?

Para dormir, para jugar, para curiosear... el bebé necesita una posición diferente para cada actividad. Veamos cuándo hay que cambiarle de postura.
Cómo conseguir que el bebé se duerma solo

La imagen de un bebé durmiendo boca arriba y con los brazos y piernas abiertos y relajados nos proporciona una agradable sensación de paz, tranquilidad y ternura.

Pero hay más. Esta postura, recomendada desde hace algunos años por los pediatras de todo el mundo, ha salvado la vida de muchos niños. Hasta que se descubrió que dormir boca abajo podría ser un factor más en provocar el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL), era muy habitual acostar al niño sobre su tripita: se creía que de esta forma expulsaba mejor los gases y, si vomitaba, se evitaba su asfixia. Cuando se comprobó que, por el contrario, eso no hacía más que aumentar el riesgo de asfixia, se recomendó cambiar la posición, al menos durante el descanso del bebé.

Bebé dormido - NELLY SENKO

Según las últimas investigaciones, una anomalía en una parte del cerebro que controla la respiración, el ritmo cardiaco y el despertar podría ser la causa del SMSL. Cada año mueren por este síndrome aproximadamente siete de cada 10.000 bebés durante los primeros meses de vida. Y eso que ha descendido en más de un 50% desde que los niños duermen boca arriba

Consejos para prevenir la muerte súbita

Pero para prevenir la muerte súbita mientras el pequeño duerme, además de colocarle boca arriba, hay que tomar otras medidas:

Inconvenientes

Tener al bebé acostado boca arriba durante varias horas al día ha provocado un aumento importante de casos de plagiocefalia, que es la deformación del cráneo, e incluso de un lado de la cara, por una presión constante sobre la misma zona de la cabeza. Al estar tanto tiempo apoyado sobre el colchón de la cuna o el cochecito, la cabeza, sumamente blanda y con las suturas y fontanelas aún abiertas, se va deformando y aplanando poco a poco, sobre todo en la zona superior de la nuca.

Por eso, la posición boca arriba mientras duerme no debería mantenerse sobre un punto de apoyo fijo del cráneo, sino que de vez en cuando conviene realizar cambios de postura, alternando el giro de la cabeza hacia derecha e izquierda. El resto del día, mientras el niño esté despierto, conviene cambiarle de postura, cogerle en brazos y también colocarlo boca abajo.

Estar con la barriguita sobre el colchón.

Acostumbrarle poco a poco

Hasta que adquiere fuerza en el cuello, el «peloteo» de la cabeza puede resultarle incómodo y provocarle el llanto al cabo de unos minutos. Por eso, especialmente en las primeras seis semanas de vida, es ideal tener otra alternativa: durante cinco minutos y varias veces al día le pondremos en la posición tummy, es decir, en brazos y mirando hacia atrás sobre el hombro de mamá o papá. De esta forma estará protegido y arrullado y, a la vez, ejercitará los músculos de la cabecita, que podrá girar de un lado a otro.

Otra postura, magnífica para esta edad, es colocar al bebé encima de nuestro pecho mirándonos a la cara. Muchos padres lo hacen de manera espontánea. Es un ejercicio buenísimo que además fomenta el apego emocional.

A partir de los cuatro o seis meses, si además el bebé ya está habituado, tendrá mucha mejor disposición para estar boca abajo bastante más tiempo. Ya tiene la habilidad necesaria para jugar en esta postura, darse la vuelta e incluso apoyarse con las manos para soportar su propio peso, un ejercicio que posteriormente le facilitará la habilidad de abrir y estirar los músculos de las manitas para poder coger y agarrar objetos.

Juegos que le ayudan

Conviene realizar los ejercicios que proponemos a continuación varias veces al día, cuando el bebé esté despierto, en periodos cortos de tiempo y siempre vigilado por los padres. Los mejores momentos son después del baño, durante el cambio de pañal y antes de la toma. Al principio basta con mantenerle boca abajo un ratito, lo que aguante. Si no está a gusto y comienza a protestar, lo dejaremos. No es cuestión de que pase un mal rato.

 Asesora: Dra. Dorotea Blanco, médico neonatólogo de hospital Gregorio Marañón de Madrid.

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