Estos son los ritmos normales de alimentación y sueño de un recién nacido

Los recién nacidos necesitan tiempo para acostumbrarse a la vida fuera del cuerpo de su madre. Sus tiempos están determinados por sensaciones que no se pueden controlar: hambre, necesidad de caricias, aburrimiento, pañales sucios…
bebé ojos

En la primera visita del recién nacido los pediatras solemos decir que hay que olvidarse de los horarios de adultos ya que el bebé que tenemos delante no tiene ningún tipo de horario y hasta que no pase el tiempo no lo tendrá.

bebé ojos - Getty Images

El primer paso y fundamental es desmitificar que si un bebé come y duerme de maravilla nada más nacer lo hará siempre ya que su maduración neuronal no ha hecho más que empezar y precisa de estímulos externos que condicionen sus tiempos y además tiene que aprender de ellos. Nada más nacer es normal que todas las sensaciones aparezcan a intervalos irregulares.

Al cabo de tres o cuatro meses, la mayoría de los bebés van regulando sus horarios. A partir de ese momento, es más fácil acompasar los ritmos del bebé con los de los padres. Con el paso del tiempo será más fácil conocer lo que necesita tu bebé y cuando lo necesita.

Olvídate de horarios para las comidas

El hambre no entiende de relojes. Clásicamente se hablaba de que las tomas tenían que ser cada 3 horas y que había que despertar a los bebés por la noche con frecuencia para que tomasen pecho o biberón. El tiempo y las investigaciones realizadas han demostrado que hay que respetar las sensaciones de hambre y saciedad y que la alimentación deber ser "a demanda del bebé" y no de los padres.

Hasta que alcanzan las seis semanas, la mayoría de los niños necesitan energía cada poco tiempo. Hay que alimentar a los bebés a demanda, es decir, siempre que tengan hambre y en la cantidad que ellos quieran. Al principio, esto puede ocurrir en cualquier momento del día y de la noche. Ellos no distinguen cuándo es de día ni cuando es de noche, por eso suelen estar también muy activos por la noche, sobre todo cuando nosotros, los adultos, sólo queremos dormir.

Si le das el pecho, no tienes que preocuparte por cuánta leche tengas. Cuanto más succione el bebé, más leche producirás. Las primeras tomas pueden ser un poco anárquicas, pero luego, en general, los niños acaban por soltar el pecho cuando no quieren más. Además, las tomas nocturnas serán más eficaces ya que hay una mayor producción de prolactina por la noche, así que aunque sea muy duro hay que pensar que futuro fortalecerá la lactancia materna,

Lo mismo sucede si toma biberón: hay que dárselo cuando él lo pida, y hasta que él quiera. Algunos primerizos piensan que su recién nacido seguirá un ritmo regular y reclamará su “bibe” cada tres o cuatro horas, pero eso no suele pasar.

Pero, ¿cómo se si tiene hambre?

Lo correcto es que des el pecho o biberón a tu hijo cuando te lo pida. Pero eso no significa que haya que darle de mamar en cuanto empiece a llorar: a veces, el recién nacido también llora porque necesita mimos o porque tiene el pañal sucio. Y se enfadará si ve que le das el pecho en lugar de lo que él quería. No te preocupes: desarrollarás una sensibilidad especial para saber lo que necesita tu bebé antes de lo que crees.

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Tendrás que aprender a reconocer los signos precoces de hambre: se mueve con más intensidad, chupetea, emite pequeños gemidos o mueve los ojos hacia los lados ladeando la cabeza. Cuando llora es un signo tardío y por tanto no debes demorar más la toma. De hecho, en estos casos en que estará irritable es preferible calmarle y una vez calmado ofrecerle la toma ya que si lo hace enfadado ésta no será eficaz.

¿Tiene sueño? ¿Por qué duerme de forma tan errática?

Distinguir el día y la noche es cosa de mayores. Cada bebé tiene unas necesidades de sueño distintas. La mayoría de los recién nacidos duermen 16 ó 17 horas diarias, pero el tuyo puede ser más dormilón o necesitar menos. Suelen despertarse cada 3 o 4 horas, normalmente para comer, y permanecen despiertos entre una y dos horas seguidas.

A partir del mes y medio, los patrones del bebé empiezan a seguir los ciclos de luz y oscuridad y el niño comienza a dormir más por la noche.

Evidentemente, si el bebé duerme mucho durante el día, te deja más tiempo para tus cosas. Pero debes tener en cuenta que las siestas muy largas o muy tardías afectarán a su sueño nocturno. Por eso, en estas situaciones, tendrás que hacer algo que normalmente está prohibido: despertar al niño. Si lleva muchas horas dormido, lo mejor es hacerlo con muchos besos suaves y una ración extra de caricias. O dejar que entren en su habitación los ruidos habituales de la casa.

Durante el día, no bajes las persianas de la habitación del niño, deja que entre la luz del día para que de esta forma el cerebro asocie la luz al día y la oscuridad a la noche. Siestas con habitaciones muy oscuras no ayudan al correcto desarrollo neuronal del bebé.

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