Clases de matronatación para bebés: estimulación en el agua
Te contamos todo lo que hay que saber para que tu hijo disfrute de una clase de matronatación. ¡Como pez en el agua!
Cada vez son más los padres que apuntan a sus bebés a cursos de matronatación por sus enormes beneficios. La mayoría de los cursos son extraescolares pero ya empiezan a aparecer Centros de Educación Infantil que incluyen estas actividades no solo como extra escolares sino dentro de su horario con monitoras especializadas. Piscina adaptada, cambiadores integrados para bebés, duchas adaptadas para bebés y muchas otras particularidades deben comprender las instalaciones de matronatación.
Entre sus principales beneficios destaca el aumento de la capacidad motora, tonificación, coordinación y complicidad con los padres.
La matronatación, también conocida como natación para bebés, es una estimulación acuática a temprana edad a través de juegos y actividades. Casi sin darse cuenta, el bebé comienza a relacionarse con el medio acuático y a reforzar el vínculo afectivo con su acompañante, sea la mamá o el papá.
Las clases de matronatación tienen una duración de una hora. En un primer momento, se trata de un acercamiento al agua, donde lo importante es realizar trabajos con el pequeño dentro del agua, como coger pelotas, abrazar a mamá o a papá, chapotear…
Con el tiempo y la madurez de los peques, los monitores irán introduciendo ejercicios más complejos como cogerse al bordillo por sí solos, saltar desde el bordillo, desplazarse con churros, sumergirse…
“El fin último de llevar a los peques a matronatación no debe ser que salgan nadando sino que aprendan a relacionarse con el agua y a no tenerle miedo”, explican desde CEI Monkey.
La matronatación esta de moda, no solo es una manera de pasarlo muy bien con los más pequeños, además tiene múltiples beneficios asociados: incrementa la seguridad del bebé perdiendo el miedo al agua, adquiere nociones de desplazamientos y distancia, mayor sensibilidad a sus propios movimientos y en definitiva mayor coordinación motriz, fortalece vínculos afectivos con los padres, tonifica músculos… y último pero casi más importante, es una actividad súper divertida

Miniduchas
Para que se vayan acostumbrado poco a poco a la temperatura del agua, las mamás les mojan con una pequeña regadera. Una sensación muy agradable que les hace cosquillitas.

Natación en pareja
La madre se mantiene a flote sentada sobre un par de churros (barras de espuma flexible). Mientras, sujeta al bebé por las axilas y le mueve suavemente de un lado a otro. Este ejercicio fortalece los músculos de las piernas y del cuello del pequeño.

Reponiendo fuerzas
Después de un rato a remojo, los bebés hacen un alto en el camino sobre una tabla acolchada. En ella descansan, pero también tienen que mantener el equilibrio porque la tabla se mueve con el vaivén del agua. Este ejercicio fortalece sus caderas.

Siescita acuática
Si la temperatura ambiente lo permite, al bebé no le vendrá mal pasar unos minutos tumbado sobre una tabla (muchos se duermen) flotando en el agua. Mientras tanto, mamá le pasea por la piscina y aprovecha para susurrarle cariñitos: le encantará.

Más difícil todavía
Pueden gatear sobre la tabla flotante casi con la misma seguridad que si se desplazaran por tierra firme. Otra opción es deslizarse en tobogán hasta el agua. Al entrar en ella se sumergirán completamente, pero gracias a los manguitos subirán enseguida a la superficie

Reunión de deportistas
Aunque estén con mamá, dar clase en grupo favorece la socialización con otros nadadores. Enfundados en sus albornoces, los pequeños descansan de su actividad acuática, divertida pero cansada.