Ser Padres

El orgasmo durante la lactancia

Existen un gran número de tabúes y de creencias contrarias, pero la realidad es que las mujeres pueden sentir placer al dar de mamar a sus hijos desde el momento de su nacimiento.

Para algunas personas puede resultar contradictorio que una mujer pueda disfrutar amamantando a su bebé cuando es una relación filial, pero es una respuesta fisiológica totalmente normal. Durante la lactancia entran en juego dos hormonas principales: la prolactina y la oxitocina.

La prolactina es conocida como la “hormona de la maternidad”. Su función se centra en estimular el cuerpo femenino para que produzca leche, desencadenando una sensación intensa de relajación y bienestar.

La oxitocina, conocida como la “hormona del placer”, es segregada durante la lactancia. Se considera la principal responsable de que muchas madres sientan un cosquilleo antes del reflejo de eyección o salida de la leche, y que el placer continúe durante todo el proceso de alimentación.

Hay que tener en cuenta que, al igual que en el orgasmo durante el parto, en la lactancia se experimenta un cóctel hormonal similar al que se produce en una relación sexual: oxitocina, adrenalina, endorfinas, prolactina…

Estas sustancias son segregadas de forma instintiva por nuestro cerebro, pero ¿a qué se debe esto?

Muy sencillo. Todas las actividades diarias que nos producen placer son las que realizamos para mantener nuestra supervivencia. Por ejemplo, comer es un disfrute para la mayoría de personas, la mezcla de olores, sabores y texturas despiertan todos nuestros sentidos; dormir, también es una actividad de goce, descansamos nuestro cuerpo después de una dura jornada para estar preparados ante lo que nos pueda surgir al día siguiente; o el sexo, la actividad placentera más destacada, si no produjera placer las especies animales no tendrían descendencia.

¿Por qué muchas madres no son conscientes de esto?

Al igual que sucede con el orgasmo durante el parto, este tipo de placer ha sido reprimido durante los años debido a movimientos religiosos y/o políticos. Siempre se ha difundido el mensaje de que el parto debe ser doloroso, que si no hay sufrimiento no hay salvación, que dar vida duele, que es incestuoso disfrutar por alimentar a nuestro bebé... Estas creencias solamente han servido para seguir relegando la sexualidad de la mujer a un segundo plano.

Hoy en día sabemos que si logramos liberar la mente y centrarnos solamente en las sensaciones, podemos llegar a sentir más disfrute del que realmente somos conscientes. No debemos sentir culpa ni debemos castigarnos por sentir un placer que no consideramos que sea correcto. Todas las restricciones están en nuestra cabeza.

El órgano corporal más grande del cuerpo y el que aporta mayor número de sensaciones es la piel. Nosotras, como mujeres, hemos sido diseñadas biológicamente para sentir placer a través de cada centímetro de nuestro cuerpo; solo debemos permitírnoslo.

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Sexóloga

Raquel Graña, psicóloga, coach educativa y sexóloga por la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Colabora con diferentes medios de comunicación como Muy Interesante y Ser Padres.

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