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Reflejo de moro o de sobresalto en el bebé: ¿qué es y por qué se produce?

Si has notado que el bebé de repente se sobresalta y se pone rígido y te has preocupado por ello, calma, es muy probable que se trate del reflejo de Moro, una respuesta normal en los bebés. De hecho, es signo de su buena evolución. Descubre aquí de qué se trata, cuándo y por qué puede aparecer.

Es posible que hayas visto alguna vez al bebé sobresaltarse: de repente abre los brazos y se queda como rígido. Si no sabes qué es esta reacción es bastante probable que te haya llamado la atención, o incluso, preocupado. Pero lo cierto es que es debido al reflejo de Moro. ¿Quieres saber de qué se trata y por qué reacciona así tu hijo?

Este reflejo de Moro también recibe el nombre de reflejo de sobresalto y es, precisamente, una de las primeras respuestas involuntarias de los bebés. Si te preguntas si es algo por lo que debes preocuparte, nada de eso, es solo un automatismo que irá desapareciendo según pasen los meses.  Este “reflejo de Moro” debe su nombre al pediatra que se encargó de estudiarlo a principios del siglo XX, el médico austriaco Ernst Moro.

Cuando un niño percibe que no tiene un punto de apoyo seguro o cuando siente un cambio de posición algo brusco, tiene una reacción de instinto como esta. De hecho, también es posible que aparezca cuando oye un sonido que no espera o cuando nota que está cayendo de espaldas.

Estos movimientos involuntarios, como la extensión de los brazos, el abrir rápidamente las palmas y extender los dedos, realmente son un signo de que el estado de salud del niño está dentro de lo normal.

El reflejo del sobresalto se suele detectar en la primera exploración al bebé y después en las siguientes consultas. Así hasta los tres o cinco meses, la edad en la que tal reacción comienza a desaparecer. Para comprobar que el niño lo tiene se suele colocar al bebé en una superficie blanda, levantar su cabeza con cuidado con cuidado y dejarla caer hacia atrás, sosteniéndola de nuevo de forma rápida antes de que llegue a caer por completo.

Lo que hace el bebé cuando experimenta esto es sobresaltarse, tensar los hombros y la espalda, extender los brazos con las palmas hacia arriba y abrir los ojos. Incluso puede ponerse a llorar. Cuando va terminando el acto reflejo, va retrayendo los brazos hacia el cuerpo y por último se relaja.

¿Qué pasa si el bebé no tiene este reflejo?

La realidad es que es un reflejo que es decisivo en lo que respecta a la evolución del sistema nervioso de los bebés. Durante los primeros meses de vida, tal sistema se está desarrollando y lo comprobaremos con algunos cambios en el niño como el llanto o con los reflejos. Son estos actos involuntarios los que nos indican que su desarrollo está siendo el adecuado.

Notar la ausencia de tal reflejo podría suponer algún problema en el sistema nervioso del bebé, por lo que se procedería a estudiar si existe algún daño en el cerebro, en la médula espinal o alguna fractura de clavícula.

Asimismo, en el caso de que tal reacción se mantuviera más allá de los siete o los ocho meses de vida, también habría que estudiarlo por si existiera un problema neurológico, pues lo normal es que desaparezca a los cuatro o a los cinco meses de edad.

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