Los primeros 1.000 días de un recién nacido son “críticos”. Así lo afirma y defiende la fundación Fundevas, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es promover la atención integral e interdisciplinar en las mujeres embarazadas, familias y recién nacidos durante los primeros 1.000 días de vida de estos últimos, englobando en este período desde la concepción hasta el segundo cumpleaños del menor.
Durante esta etapa, se producen rápidos desarrollos físicos, mentales y emocionales que sientan las bases para el resto de su vida“, explica la psicóloga Fabiola Cortés-Funes, presidenta de la fundación Fundevas, “El cuidado de esta etapa fundamental para el desarrollo del bebé y el establecimiento de un vínculo seguro con él tiene un impacto duradero no solo en la salud y el bienestar del niño, sino también en la salud de su vida adulta”, añade.

Aspectos esenciales a tener en cuenta
La experta expone cuáles son los aspectos esenciales a los que se debe prestar especial atención durante los primeros dos años de vida de los menores. “Uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta durante en este período es la formación de un vínculo seguro entre el bebé y las personas más cercanas a él”, apunta en primer lugar.
En segundo lugar, Fabiola Cortés-Funes explica que es una prioridad el desarrollo cerebral temprano del recién nacido porque en los primeros 1.000 días se establecen la mayoría de conexiones neuronales. “El cerebro del bebé experimenta un crecimiento y desarrollo sin precedentes. Es la etapa de mayor plasticidad cerebral y donde se establece nuestro sistema emocional y las memorias inconscientes”, indica la presidenta de Fundevas.
Son estas memorias inconscientes, continúa Fabiola Cortés-Funes, las que “sientan las bases del apego seguro, que como hemos dicho, es esencial para la salud física, emocional y mental en toda nuestra vida adulta”.
En tercer lugar, la doctora señala el entorno en los primeros 1.000 días de vida como otro factor con un impacto significativo. En este caso, en la formación de conexiones neuronales. “Un vínculo seguro con la madre, el padre o las personas que ejerzan el rol de cuidadores principales, proporciona al bebé una sensación de seguridad y confianza, lo que promueve un desarrollo cerebral saludable”, expone.
En cuarto lugar, la psicóloga incide en la importancia de cuidar la regulación emocional. “Es la de mayor desarrollo de las memorias implícitas y sistema de creencias que condicionan nuestro comportamiento en la vida adulta. También es la etapa de mayor desarrollo del sistema límbico inferior, clave para afrontar el estrés y el miedo, y que regula nuestro condicionamiento emocional”, afirma.
Otro factor decisivo en los primeros 1.000 días desde la concepción es la alimentación. Expone Fabiola Cortés-Funes que “la alimentación en esta etapa es crucial para el desarrollo adecuado del cerebro y del cuerpo”, y hace hincapié en que “esta primera etapa de la vida tiene un impacto duradero en la salud futura del niño”.
Por todo ello, para la directora de Fundevas considera que el período de los primeros 1.000 días es “crucial para el desarrollo físico, mental y emocional del bebé y futuro adulto”.

Por qué el vínculo seguro tiene un impacto significativo
La fundación Fundevas insiste en fomento, desde la atención integral, del vínculo o apego seguro durante los 1.000 días de vida.
Explica su directora que “está demostrado científicamente que los niños que experimentan un vínculo seguro tienen un menor riesgo de desarrollar problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, y son más propensos a tener una buena salud física”.
Según Fabiola Cortés-Fune, “el apego seguro también se ha asociado con un mejor desarrollo cognitivo y habilidades de aprendizaje” y también “proporciona la base para su desarrollo social; el desarrollo de relaciones saludables en el futuro”.
Señala la especialista que en la primera etapa de la vida es cuando más dependemos de las personas que nos cuidan para ayudarnos a regularlos emocionalmente, y es es el vínculo seguro el que aporta al bebé “la seguridad necesaria para explorar el mundo que lo rodea y aprender a manejar el estrés y la ansiedad”, argumenta la psicóloga. “Las personas que responden de manera sensible y consistente a las necesidades del bebé ayudan a desarrollar habilidades de autorregulación emocional, lo que les permite hacer frente a las dificultades emocionales a lo largo de su vida”, añade.
El apego seguro, que se fomenta con la madre a través de la lactancia materna y la interacción con los padres, facilita que los bebés aprendan a comunicarse, a establecer conexiones afectivas y a desarrollar empatía”, afirma la directora de la fundación Fundevas. “Estas habilidades sociales son fundamentales para establecer relaciones sanas y significativas a lo largo de su vida”, apostilla Fabiola Cortés-Fune.