No es extraño que tu hijo no quiera biberón ni cereales: está tomando el pecho, que es mucho mejor. Habitualmente los bebés rechazan las papillas y triturados y prefieren tomar lo mismo que sus padres, porque los ven comer y quieren imitarles. Eso ocurre sobre todo en los niños que toman el pecho, porque los sabores de los alimentos que come la madre pasan a la leche y los bebés se acostumbran a ellos. Es mejor que ofrezcas a tu hijo los cereales que tú comes: arroz, fideos, macarrones, pan, etc.
Puede que al principio no quiera tomar ninguno de esos alimentos. Es igual, no los necesita, porque ya está tomando el pecho, que alimenta más. El niño que come muchos cereales no puede tomar leche (y si se come las dos cosas, puede engordar demasiado). Tomar mucha comida y poco pecho es como llenarse de chuches y luego no querer cenar. Es mejor darle el pecho primero, que tome todo lo que quiera, y si después quiere probar unos fideos, magnífico.
Es importante que el niño coja con sus deditos la comida. El bebé que coge un guisante o un plátano, se lo lleva a la boca y lo chupetea, desarrolla nuevas habilidades motrices, se acostumbra a la comida de los adultos, adquiere autonomía y disfruta con la experiencia. En cambio, el que se traga un plato de puré que le da la madre no avanza nada y, encima, al tomar menos leche, está peor alimentado.
Dr. Carlos González, pediatra experto en lactancia materna y alimentación del bebé.