Cinco razones por las que el método Montessori es bueno para niños con altas capacidades

Una experta en disciplina positiva y una escuela Montessori destacan hasta cinco aspectos que refuerzan el argumento de por qué este es el método educativo ideal para los niños y niñas con altas capacidades.
Actividades y manualidades Montessori para verano

El método Montessori es la alternativa al método tradicional de enseñanza más popular en nuestro país. De esta metodología creada por María Montessori beben muchísimos centros educativos de España, que no necesariamente se declaran Montessori en su totalidad, y hasta las últimas leyes educativas estatales tienen puntos en común con lo que este método educativo defiende. Un método que para muchos especialistas se adapta de maravilla al perfil del alumnado con altas capacidades.

Explica el equipo de la escuela Montessori San Cugat que “Los niños con altas capacidades necesitan ser desafiados y motivados para mantener su interés en el aprendizaje, y el método Montessori ofrece un ambiente que les permite hacer precisamente eso”. Lo hace, tal y como apunta Alessandra Mosquera, especialista en disciplina positiva, en su blog Nuestros Momentos Montessori, mediante la observación e individualización, favoreciendo que los niños y niñas con altas capacidades tengan “libertad para decidir en qué quieren trabajar, cómo y cuándo, dentro de unos límites”.

Cuatro argumentos concretos

Tanto para Mosquera como para el equipo de la escuela Montessori Sant Cugat hay cinco razones fundamentales que refuerzan el argumento de que el método Montessori es el mejor para el alumnado con altas capacidades. Son las siguientes:

  • Mezcla de edades: Alessandra Mosquera pone en valor que el método Montessori no se basa necesariamente en el año de nacimiento de los niños para crear sus grupos en etapas de desarrollo. “Encontrarás grupos de 3 a 6 años, de 6 a 9 años y de 9 a 12 años, y eso es beneficioso para los niños altas capacidades porque , en general, son niños que les gusta estar con chicos mayores”, dice.
  • Espacio flexible: para el equipo de Montessori Sant Cugat la creación de un espacio flexible de aprendizaje es un valor añadido para las características del alumnado de altas capacidades. “Esto permite a los niños tener más control sobre su propio aprendizaje. Los niños y niñas pueden elegir qué actividades quieren hacer y cuánto tiempo dedicar a cada una. Esto les permite tomar decisiones y desarrollar su propia autonomía”, explican.
  • Respetar el ritmo individual: la experta en disciplina positiva Alessandra Mosquera incide que el método Montessori atiende todas las necesidades especiales educativas. “De la misma manera que un niño en Montessori no será forzado a aprender a leer, por ejemplo, si no está preparado, también debe acompañar al niño que da señales de que desea aprender a leer mucho antes de lo «esperado»”, apunta. “En Montessori existe la máxima «siga al niño»”, añade.
  • No se enseña de manera uniforme: desde Montessori San Cugat destacan que, a diferencia de otros enfoques, “el método Montessori se centra en enseñar de forma individual, de manera que cada niña y niño puede progresar a su propio ritmo”. Lo que se busca con esta máxima es que los niños y niñas progresen de manera adecuada a su propio ritmo. “Significa que pueden pasar más tiempo en áreas en las que están particularmente interesados”, exponen. Por su parte, según Alessandra Mosquera, las clases del método Montessori “no son clases expositivas, hechas de forma homogénea para un grupo. Los profesores (guías) dan una atención personalizada, con presentaciones preparadas para la etapa en que el niño está de acuerdo con su desarrollo.
  • Clases experienciales: el método Montessori se centra en el aprendizaje mediante experiencias, y no tanto en clases a la antigua usanza, magistrales. “Esto significa que niñas y niños aprenden mediante la exploración y experimentación con los materiales del ambiente”, indican desde Montessori Sant Cugat. “Las experiencias se adaptan a los intereses y necesidades de cada uno de los niños. Y cada uno puede explorar los caminos que necesite según sus motivaciones”, continúan. Así se consigue, concluyen desde la escuela Montessori, que se desarrollen las habilidades prácticas y la autonomía del menor. “Esto es especialmente importante, sobre todo, ofreciendo una variedad de actividades en las distintas áreas: vida práctica, sensorial, lenguaje y matemáticas que mantienen interesados a los niños y niñas”, concluye.

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  • Eugenio Manuel Fernández Aguilar