Trabajar las emociones en casa es igual de importante que ayudar a los niños con otras áreas de su aprendizaje y desarrollo. Y hacerlo jugando es la mejor herramienta para ellos y para nosotros. Está demostrado que trabajar la educación emocional en la infancia ayuda a criar niños emocionalmente sanos y con muchas capacidades y habilidades socioemocionales.

Pero, eso sí, aunque es muy importante que se incluya dentro del currículo escolar una asignatura de educación emocional (cosa que ya está haciendo en algunas comunidades autónomas como Canarias) también es necesario no perderlo de vista en casa.
Y aquí viene lo difícil: para poder ofrecer una buena educación emocional a nuestros hijos, primero deberemos estar bien educados emocionalmente nosotros. Y, lamentablemente, gran parte de la población adulta actual no lo está del todo. ¿Por qué? Pues porque antes, muy a nuestro pesar, no se daba tanta importancia a esta rama de la inteligencia y, por tanto, nuestros padres no lo hicieron bien.
Por suerte, es algo que se puede corregir con terapia psicológica, la cual, habría que comenzar cuando nos ponemos a buscar un embarazo o incluso antes. Porque, más allá de los beneficios que tendrá sobre nuestro hijo, estar educado en emociones mejorará mucho nuestra vida como adultos y la forma en la que nos enfrentemos a situaciones difíciles.
¿Por qué es importante la educación emocional en los niños?

Trabajar las emociones en los niños es sumamente importante por múltiples razones, pero sobre todo porque un desarrollo emocional adecuado es fundamental para su bienestar y éxito en la vida. Estas son algunas de las razones por las que debemos trabajar las emociones con nuestros peques:
- Desarrolla la identidad propia: al trabajar las emociones, los niños aprenden a identificar y comprender sus propios sentimientos. Esto les permite desarrollar un mayor autoconocimiento y comprensión de sí mismos.
- Estimula la regulación emocional: al conocer y comprender sus emociones, los niños pueden aprender diferentes estrategias para manejarlas de manera adecuada y saludable. Esto implica aprender a expresar sus emociones apropiadamente, regular su intensidad emocional y desarrollar habilidades para calmarse.
- Desarrolla relaciones sanas: las habilidades emocionales son fundamentales para establecer y mantener relaciones saludables. Los niños que son capaces de comprender y expresar sus emociones de manera efectiva, también podrán tener la capacidad de entender mejor las emociones de los demás y lo más importante: desarrollar empatía.
- Mejora la toma de decisiones: las emociones juegan un papel importante en la toma de decisiones. Los niños que saben reconocer y manejar sus emociones son más capaces de tomar decisiones informadas y racionales, en lugar de dejarse llevar por sus impulsos.
- Aumenta la resiliencia emocional: trabajar las emociones en los niños, los ayuda a desarrollar la capacidad de hacer frente a desafíos, superar adversidades y recuperarse de situaciones difíciles. La resiliencia emocional les proporciona herramientas para hacer frente al estrés, la frustración y las dificultades de manera saludable.
Educar en emociones desde casa no es nada complicado. Podemos hacerlo con tareas cotidianas, intentando manejar las rabietas con estrategias (aquí te damos algunas opciones) y, por qué no, también con juegos. Son muchos los estudios científicos y los expertos que aseguran que el juego es el mejor vehículo conductor del aprendizaje en la edad infantil.
De hecho, está considerado como uno de los derechos esenciales de la infancia. Y es que, los peques no conciben que cuando juegan también pueden estar aprendiendo y lo hacen sin darse cuenta. Nosotros, por otro lado, podemos aprovechar para enseñarles lo que es la empatía, lo que es la simpatía o por qué tienen derecho a enfadarse y a estar tristes.
Para conseguirlo hemos recopilado un montón de juegos que os pueden ayudar a trabajar las emociones desde casa.
Dibujar cada emoción

Se trata de una actividad muy sencilla que no requiere casi de ningún material para llevarla a cabo. Colocaremos al peque delante del espejo y le pediremos que exprese las diferentes emociones en su cara. Cada una de ellas las irá, además, dibujando en un papel y después tendrá que decir en qué momento se siente así.
Responder a una acusación

En el portal Psicología y Mente hemos encontrado una actividad perfecta para niños. Leerás en voz alta este fragmento: “Pepe va andando por el parque cuando, de repente, se encuentra con su amigo Rafa. Cuando va a saludarle, Rafa comienza a gritarle diciendo que le ha hecho quedar muy mal con los otros chicos de su barrio, que Pepe tiene la culpa de todas sus desgracias…” y aquí acaba la historia. Ahora tu hijo tendrá que pensar cómo la terminaría y, ante su respuesta, le otorgaremos una explicación: si es partidario de optar por el conflicto le diremos por qué no está bien, mientras que si cree que es más conveniente optar por la vía pacífica, hablaremos sobre por qué esto es lo que debería hacer.
Fichas de las emociones
En varias tarjetas o trozos de papel escribiréis una emoción distinta. Después, dejaréis que el niño vaya escogiendo cartas sin mirar y, cada vez que coja una, tendrá que expresar en su rostro la emoción que se describe en la carta elegida. Así, podéis aprovechar cada una para hablar de la emoción en concreto.
El diccionario de las emociones
Esta actividad consiste en coger fotos de personas o dibujos expresando diferentes emociones y pedir a los niños que identifiquen cada una y que clasifiquen las imágenes. Por ejemplo, podéis coger las diferentes fotos e ir pegándolas todas en una libreta, añadiendo el nombre de cada emoción debajo. Mientras lo hacéis, podéis aprovechar para hablar de esa emoción (cómo se puede sentir, cuándo la puede sentir,…)
Emociones y música

Quizás esta actividad es perfecta para niños que ya tienen un poquito más desarrollado el sentido emocional. Tendréis que elegir diferentes piezas de música (una lenta, otra más rápida,…) y pedir que el niño identifique qué emoción le suscita cada canción. Así, debería conectar la canción alegre con la alegría, la triste con la tristeza o la rápida con el miedo. Aunque, claro, la última palabra la tendrá él.
Cajita come-miedos
El miedo es una de las emociones a los que los niños prefieren no enfrentarse. Causa sensaciones nuevas y desagradables para ellos. Por eso, existen cuentos y actividades que pueden ayudarles con esta cuestión, como es el caso de ‘La cajita come-miedos’. Se trata de un cuento que habla de Guille, un niño que tiene muchos miedos y que intenta combatirlos y superarlos gracias a una cajita que los devora todos. Basándonos en esto, nuestros peques pueden construir su propia casita come-miedos.
¿Cómo hacerlo? Habrá que decorar una caja de cartón que pueda abrirse y cerrarse con colores y figuras que gusten a los niños. Cuando tengan un temor, lo dibujarán en un papel y lo meterán por la ranura de su cajita que se comerá el papel y, con él, acabará también con ese miedo tan desagradable.
Cuentos sobre emociones
¿Qué no ayudará a trabajar la lectura? Como en otros muchos campos, es perfecta para ayudar a los niños a reconocer y controlar sus emociones. Los cuentos sobre la temática ascienden casi al infinito, así que no os será complicado encontrar el perfecto para vosotros en una librería. Os damos un montón de ideas aquí.
Juegos de mesa

Existen multitud de juegos de mesa, diferenciados por niveles, para trabajar las emociones tanto en casa como en el aula. Algunos son un poquito más complicado e integran tableros, barajas de cartas u otros enseres. Otros, sin embargo, solo ofrecen unas cuantas fichas y usar la imaginación de los peques. Si quieres ideas sobre juegos de mesa para trabajar las emociones, las encontrarás en esta galería.
Manualidades para trabajar las emociones
Las manualidades son una de las actividades preferidas por los más pequeños así que nada como aprovecharlas para educar en emociones. En esta galería encontrarás un montón de ideas para hacer con materiales que todos tenemos por casa.