Estas son las consecuencias de que los niños sufran carencias afectivas, según su edad

Las carencias afectivas en edades tempranas pueden tener un impacto significativo en el desarrollo emocional, social y cognitivo del niño. ¿Quieres saber cuáles son esas consecuencias negativas? Lee el siguiente artículo.
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La carencia afectiva se refiere a la falta de atención, afecto y cuidado emocional que un niño recibe. La carencia afectiva es la situación en que se encuentra un niño que ha sufrido o sufre la falta de cuidados de sus padres, o de un substituto materno o paterno, y que carece de la atención afectiva y la protección necesaria en los primeros años de vida. 

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Durante la infancia, los niños dependen de los adultos para satisfacer sus necesidades básicas y para recibir amor, afecto y apoyo emocional. Cuando estos aspectos fundamentales están ausentes o son insuficientes, se considera que el niño tiene carencias afectivas. Estas carencias pueden ser debidas a múltiples circunstancias en las que se desatiende afectivamente al niño y las relaciones en las que se interactúa con él.

Posibles causas de las carencias afectivas

- Graham Oliver

Las carencias afectivas pueden tener diversas causas. La primera es la falta de tiempo para que los padres puedan involucrarse en la crianza. En la sociedad que vivimos actualmente, con horarios nada adecuados para la conciliación familiar, son muchos los niños que viven faltos del afecto necesario para que su desarrollo sea correcto.

Otra causa que puede desarrollar una carencia afectiva en los niños puede ser de factor externo. Estos pueden ser casos de traumáticos como el abandono o maltrato, o menos traumáticos como situaciones familiares en las que se produce una separación o divorcio de los padres.

Aunque hay otro factor, quizás el más importante a tener en cuenta. Se trata de la calidad en el cuidado del niño. Esta puede ser una consecuencia de situaciones de dificultad económica o de problemas de salud mental o física de los padres. 

Síntomas de la carencia afectiva según la edad y sus consecuencias

 

Las consecuencias de las carencias afectivas en los primeros años de vida pueden ser duraderas. Los niños que experimentan estas carencias pueden tener dificultades para establecer relaciones saludables y seguras en el futuro. Además, pueden presentar problemas en su autoestima, dificultades a nivel emocional, déficits de habilidades sociales y dificultades en el aprendizaje y en el rendimiento escolar.

La carencia afectiva perjudica a todas las edades, culturas y clases sociales. La evolución de las personas que manifiestan esta carencia depende en gran medida de la situación social en la que se desarrollen. Según el psicólogo Borja Quicios, los síntomas pueden ser los siguientes:

En la infancia y en la niñez:

  • Llanto para llamar la atención, poca frecuencia de sonrisas.
  • Mayor probabilidad a contraer enfermedades infecciosas.
  • Problemas digestivos como estreñimientos entre otros (aunque pueden remitir con el crecimiento).
  • Trastornos del lenguaje como pueden ser: problemas de elocución, pobreza de vocabulario, dificultades gramaticales y sintácticas (verbalización).
  • Sentimientos de desvalorización o baja autoestima: el niño niega su valía, se considera como un fracasado.
  • Inseguridad en sí mismo: sentimiento obsesivo de exclusión, de molestar o estar de más.

Además de lo anterior, en la adolescencia pueden darse también:

  • Posibles trastornos del comportamiento, actitudes de inhibición, de retraimiento, actitudes de oposición y de rebeldía, aunque relativamente sociables y en ocasiones extrovertidos, sienten miedo a sentirse rechazados en un grupo, por lo que tienden a integrarse a toda costa. De aquí la importancia de las relaciones sociales en esta etapa ya que determinará su conducta futura.
  • Evasión de responsabilidades y rebeldía con las normas.
  • Deseo por buscar afectividad continuamente en alguien o algo que les aumente la autoestima.

Pequeñas soluciones que marcan grandes diferencias

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Si observamos que estos síntomas perduran en nuestros pequeños, debemos poner remedio transmitiéndoles afecto y cariño, hacerles sentir que son amados para que se desarrollen adecuadamente en el plano afectivo.

Es importante destacar que, la mayoría de las veces, los padres no dejan de dar afecto intencionalmente a sus hijos, por lo que las consecuencias pueden darse prolongadamente en el tiempo y pueden ser más difícil de superar. No obstante, las carencias afectivas pueden ser tratadas con intervención temprana y adecuada. La terapia y el apoyo emocional pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades socioemocionales, reparar las heridas emocionales y establecer relaciones seguras y significativas. 

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