¿Siestas largas o cortas? Así moldean la mente de tu hijo a una edad temprana

Solemos pensar que tomar la siesta es un lujo. Sin embargo, ¿sabías que dormir por la tarde tiene un enorme impacto en el desarrollo cognitivo de tus hijos?
Niña durmiendo

¿Mi hijo duerme lo suficiente? ¿Debería tomar siestas más largas? ¿O quizá más cortas?

El sueño de los niños trae de cabeza a muchos padres. Y no es para menos. Cuando los pequeños no duermen bien se nota: se vuelven irritables y es difícil lidiar con ellos.

Sin embargo, dormir bien o mal no solo influye en su estado de ánimo, también deja una huella en el cerebro infantil. Y es que el sueño impulsa las funciones cognitivas, siendo el terreno en el que se desarrollan la memoria, el pensamiento y el lenguaje de los niños.

Dormir para aprender: el poder de la siesta en los niños pequeños

El sueño es fundamental para el aprendizaje infantil. - Daniela Dimitrova - Pixabay

Disfrutar de un descanso reparador durante la noche es fundamental. Lo sabemos todos. Pero a menudo nos olvidamos de la siesta. Sin embargo, los neurocientíficos han descubierto que esas horas de sueño diurno pueden marcar la diferencia en el aprendizaje infantil.

En 2015, un estudio realizado en la Universidad Humboldt de Berlín comprobó que, aunque los niños parecen estar descansando mientras duermen, en realidad sus cerebros están trabajando a toda máquina para procesar las experiencias previas. De hecho, ¿sabías que las siestas de tu hijo no son como las tuyas?

La actividad electroencefalográfica ha revelado que los niños experimentan más ondas lentas durante la siesta que los adultos. Las ondas lentas suelen producirse durante el sueño profundo y se han relacionado con la consolidación de la memoria. En los adultos son más comunes durante la noche, pero en los niños también se desencadenan en el sueño diurno.

Eso significa que las siestas ayudan a los pequeños a consolidar sus memorias en un momento de la vida en el que están absorbiendo una gran cantidad de información. Básicamente, es como si el sueño nocturno no fuera suficiente para procesar todo lo que están aprendiendo y necesitarán una ayuda extra.

Pero dormir por la tarde no solo sirve para organizar el “almacén de la memoria”, sus efectos van mucho más allá. Otra investigación llevada a cabo en la Universidad de Arizona comprobó que mejora la capacidad de los niños para captar patrones y extrapolar lo que han aprendido. O sea, les ayuda a dar forma a sus primeros modelos cognitivos, que luego podrán aplicar a situaciones nuevas. 

Entonces, ¿cuánto deben dormir los niños a lo largo del día?

La duración y periodicidad de las siestas está marcada por las necesidades de la mente infantil. - Rashed Khan - Pixabay

El sueño de los bebés y los niños pequeños es muy diferente al de los adultos, y sus patrones cambian drásticamente a medida que crecen. Los recién nacidos duermen entre 16 y 18 horas al día. Al principio intermitentemente, pero alrededor de los seis meses su reloj interno se sincroniza con el ciclo día-noche, de manera que para los 12 meses ya duermen más por la noche y realizan un par de siestas durante la jornada. A los 2 años, la mayoría solo hace una siesta por la tarde.

No obstante, la duración de esas siestas y la frecuencia de las mismas dependerá de sus necesidades cognitivas. Un grupo de psicólogos de la Universidad de Anglia Oriental corroboró que el sueño diurno es un indicador del desarrollo cognitivo.

Los niños que tomaban siestas más frecuentes, pero más cortas de lo esperado para su edad, tenían un vocabulario más limitado y un desarrollo cognitivo más pobre, un problema que se hacía más evidente a medida que crecían. ¿Qué significa eso?

Que algunos niños son más eficientes a la hora de consolidar la información durante el sueño, por lo que toman siestas más cortas y con menos frecuencia. En cambio, otros necesitan dormir más para reforzar sus habilidades cognitivas.

La duración y periodicidad del sueño diurno depende en gran medida de lo que necesite la mente infantil. “Por naturaleza, los niños pequeños toman siestas durante el tiempo que necesiten y se les debe permitir que hagan precisamente eso”, recomendaron estos investigadores. 

La clave para fomentar el adecuado descanso de tu hijo

Tu tarea es facilitar la transición creando un “tiempo de tranquilidad” por la tarde. Haz que tu pequeño se vaya a la cama, pero no insistas en que duerma. Déjalo que mire libros o juegue tranquilamente. Si permanece despierto, es señal de que no necesita descansar. Si se duerme, probablemente su cerebro necesita poner en orden todo lo que ha aprendido.

En cualquier caso, independientemente de que caiga en los brazos de Morfeo o no, tener un momento de tranquilidad sin pantallas todas las tardes es un buen hábito. Le brindará a tu hijo la oportunidad de relajarse y descansar, un espacio para cultivar ese dolce far niente tan importante para el equilibrio mental de todos.

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