La mayoría de los recién nacidos y bebés de menos de 3 meses de edad se pasan la mayor parte del tiempo durmiendo. Por ejemplo, un bebé en este rango de edad tiende a dormir entre 14 a 17 horas en el trastorno de un día de 24 horas, aunque es común que lo haga en períodos cortos de dos a cuatro horas, despertándose para alimentarse.
Así, aunque es cierto que no existe un horario de sueño recomendable a seguir, sí es probable que el bebé pequeño acumule entre 8 a 12 horas de sueño por la noche, mientras que, a lo largo del día, haga entre dos a cinco siestas (aunque es evidente que esto podría variar de un bebé a otro).
A partir de los 4 meses de edad, es posible que las horas disminuyan un poco. Por ejemplo, es habitual que duerman entre 12 a 16 horas al día, con algunos períodos nocturnos que pueden llegar a alcanzar entre 5 a 6 horas seguidas.
Finalmente, entre los 7 a 11 meses de edad, el sueño total continúa siendo aproximado, de tal forma que el sueño durante la noche puede llegar a ser de entre 10 a 12 horas aproximadamente, y las siestas continuarán siendo entre dos a tres.
En cualquier caso, y como ocurre con el propio desarrollo del bebé (especialmente cuando nos referimos a los hitos del desarrollo), dado que no todos los bebés son exactamente iguales, lo mismo sucedería con los horarios de sueño.
De esta manera, la duración del sueño del bebé, y la frecuencia, son solo dos aspectos más de la propia individualidad del pequeño. Eso sí, establecer una rutina de sueño sí puede ser de mucha ayuda a la hora de conseguir que el niño esté menos irritable, siendo de utilidad para conseguir que todos en casa duerman mejor.
Pero, ¿qué ocurre con las siestas a lo largo del día? ¿Existe un horario que podría ser considerado como el más adecuado o recomendable?
¿Cuántas siestas necesita un bebé al día?
Los recién nacidos necesitan un tiempo para poder desarrollar un horario de sueño, debido fundamentalmente a que necesitan desarrollar sus ritmos circadianos (cambios físicos, mentales y de comportamiento que siguen un ciclo de 24 horas).
Como hemos visto, a lo largo del primer mes es común que el recién nacido pase entre 15 a 16 horas diarias durmiendo, lo que suele ocurrir en forma de siestas de tres o cuatro horas, espaciadas de manera más o menos uniforme entre las comidas. Así, después de que un recién nacido haya estado despierto a lo largo de una o dos horas, volverá a dormirse de nuevo.

Después del primer mes, y a medida que el bebé crece, es bastante posible que el pequeño duerma la siesta al menos dos veces al día, una por la mañana y otra al principio de la tarde. Por este motivo, es fundamental descubrir cuál podría ser el mejor horario para la siesta del niño, sobre todo a la hora de evitar que dormir demasiado tarde pueda afectar negativamente a la calidad del sueño nocturno.
Como opinan muchos especialistas, es conveniente dejar que el bebé tome la siesta todo el tiempo que necesite y quiera; a menos, eso sí, que el pequeño presente algunas dificultades a la hora de conciliar el sueño. No obstante, hacia los 9-10 meses de edad, si el bebé realiza una tercera siesta a última hora de la tarde lo ideal es tratar de reducirla, ya que podría ser de utilidad a la hora de conseguir que se acueste más temprano, y que luego descanse mejor por la noche.
¿A qué hora sería mejor que el bebé realizara la siesta?
Es cierto que, durante los primeros meses, no es necesario que los padres se preocupen por seguir un horario, ya que, durante ese tiempo, el sueño diurno del bebé tenderá a ser completamente impredecible, puesto que se produce a intervalos aleatorios, y puede llegar a durar desde unos pocos minutos hasta un par de horas.
Eso sí, alrededor de los 3 meses de edad es común que la mayoría de los bebés empiecen a desarrollar un ciclo más predecible de vigilia y somnolencia, por lo que podría ser posible establecer un régimen más o menos regular de siestas. Aunque es igualmente importante tener en cuenta algunos aspectos importantes, como su temperamento, lo activo que es y el estilo de vida que lleva a cabo la familia.
Igualmente, es conveniente buscar algunas señales o signos de que el niño tiene sueño, como bostezar, frotarse los ojos o se muestra más irritable para saber que es el momento de dormir la siesta.
Respecto a las horas, todo dependerá de la edad que tenga el niño. Así, cuando el niño tiene ya 1 año de edad continúa necesitando al menos una siesta diaria. En estos casos, lo ideal es establecer una siesta después del almuerzo, de al menos una o dos horas, dejando así el tiempo suficiente para que el pequeño pueda descansar mejor por la noche sin llegar irritable al momento de dormir.