Hay niños y niñas que cuando salen del cole no salen corriendo a dar un abrazo y un beso a su mamá o papá. Son los menos, porque la mayoría están deseando que sus papis les cojan en brazos y les achuchen —sobre todo en el ciclo de 3-5 años—, pero los hay que salen con cara de pocos amigos, serios, con el gesto torcido o la mirada baja. Y a los cinco minutos, sin motivo aparente, estallan como un volcán que entra en erupción. Esta es una característica compatible con las altas capacidades intelectuales (AACC).
Antes de profundizar en ello, cabe decir que lo descrito en la entradilla no es sinónimo de altas capacidades. Es decir, no todos los niños con altas capacidades explotan como volcanes a los cinco minutos de salir de clase, no todos salen “cruzados” del cole y no todos los peques que explotan así lo hacen porque tienen altas capacidades. Sin ir más lejos, quien escribe estas líneas tiene la suerte de que su hija con altas capacidades sale del colegio, la mayoría de las veces, feliz de la vida e hipermotivada.
Pero esto último es una excepción en las altas capacidades. Nosotros somos unos afortunados. Y es posible que en unos meses entendamos por qué nuestra otra hija, que tiene ahora cuatro para cinco años, se ha pasado dos años largos montando “pollos” nada más salir del colegio sin tener un motivo de peso, salvo el cansancio, para ello. No sabemos si tiene altas capacidades o no, pero cumple este y otros muchos factores compatibles con perfiles de altas capacidades en los que no es oro todo lo que reluce. Pero de esto, llegado el caso, hablaremos otro día.

En este caso, nos ocupan los peques con altas capacidades confirmadas que explotan como volcanes cuando salen de clase. Visto desde el prisma de un adulto, lo hacen porque sí. Sin justificación ni motivo aparente. Yo desconocía que este podría ser también un síntoma compatible con las altas capacidades intelectuales —más allá de entender que podía estar vinculado con la asincronía que muchos con AACC tienen y con dificultades para la gestión emocional que suelen tener— hasta que leído a una de las expertas que más y mejor divulga sobre altas capacidades en las redes sociales, Beatriz Belinchón.
Motivos de la explosión nada más salir de clase
La especialista reflexionó sobre ello en una publicación de Instagram sobre la salida del colegio de los niños con altas capacidades. “Que levante la mano quien durante los 5 minutos que les veis salir por el patio del colegio, ya sabéis cómo ha sido el día…”, comienza la citada reflexión de Beatriz Belinchón.
“Recoger a los peques con un nudo en el estómago. Parece que piden huir del colegio como si estuviera en llamas. Luego toca sostener en casa, escuchar, validar y preparar porque todos sabemos que es algo recurrente; ¡ojalá fuera solo un mal día!”, apunta Belinchón en la cuenta @hijos_con_altas_capacidades.
La experta en altas capacidades y desarrollo del talento explica que es habitual en los niños que las tienen que exploten “una vez se alejen del centro, cuando se sientan seguros y sepan que nadie les ve o escucha”. Es en ese momento, continúa, cuando “sacarán su ira/enfado ante cualquier motivo con el miembro de la familia que le ofrezca seguridad o se sienta más unido, en quien sienta que puede confiar”. Puede ser que lo hagan solo delante de uno de los dos progenitores, siempre del mismo.
Los peques con altas capacidades a los que les ocurre este descontrol emocional a los pocos minutos de salir de clase no estallan así por gusto o casualidad. Lo hacen porque el vaso de agua se desborda. “Cuando pasan una media de 6 horas reprimiendo sus emociones o rechazándolas, están listos para que cualquier motivo les haga enfadar y explosionar”, dice Beatriz Belinchón. Les da igual el motivo, puede ser que no les gusta la merienda o que el calcetín les molesta. Da igual; es lo de menos. “Solo aprovechan cualquier motivo externo para liberar su emoción interna”, indica la especialista.
¿Y por qué pueden sentir esas emociones negativas en el cole? Tampoco hay una sola respuesta válida. Según Beatriz Belinchón, puede deberse a cuestiones tan diversas como “el aburrimiento, las habilidades sociales, la desmotivación, alta exigencia, o dificultades en la integración sensorial pueden ser motivo”.

Cómo responder siendo padres
Desde nuestra posición como padres y adultos hay una gran diferencia dependiendo de cómo respondamos ante la situación que viven nuestros hijos.
Podemos reaccionar descontrolándonos o tratando de quitar hierro al asunto, pero no estaremos ayudando nada al peque. En cambio, sí lo estaremos haciendo si reaccionamos tal y como aconseja Beatriz Belinchón: “en esos momentos es muy importante escuchar, sostener, validar y conectar con su emoción, sabiendo también desde cuál emoción les estamos hablando los adultos”, afirma.
Estas situaciones cotidianas que se dan a menudo en muchos niños y niñas con altas capacidades, una vez se gestionen y pasen, son una oportunidad para conocer mejor a nuestros hijos e hijas y para ayudarles y acompañarles en ese proceso de aprendizaje emocional que siguen experimentando.
“Sobre esas emociones también aprender a cambiar nuestros pensamientos porque la emoción siempre va por delante de nuestros pensamientos”, dice Beatriz Belinchón, que anima a los adultos a “ofrecer herramientas para que no vayan cargando diariamente esa olla de vapor, sino que se puedan empezar regular para luego no explotar, ofrecer vías de escape que les haga también sentir menos presión y les dé oxígeno”. La experta cita las actividades extraescolares, el deporte, buscar nuevos entornos para conocer otros grupos o atender sus intereses.
En cualquier caso, además de trabajar en la respuesta que damos a nuestros hijos e hijas en estos momentos posteriores a su salida del cole, y a aprovechar las situaciones negativas para ayudarles en su camino, hay algo más que Beatriz Belinchón aconseja hacer: hablar con el colegio. “Habla con el colegio, emocionalmente están pidiendo ayuda (los niños que explotan), y la conducta nos pone en el camino de actuar. [...] No se puede sostener indefinidamente este desgaste emocional”, concluye.
Por lo tanto, para concluir, podemos decir que la explosión emocional de niños con altas capacidades al salir de clase refleja un intenso proceso interno. Emociones reprimidas, aburrimiento y desmotivación pueden desencadenarla. Es crucial para los padres responder con empatía y brindar herramientas para la gestión emocional. Recuerda también que la comunicación con la escuela es fundamental para abordar estas necesidades y evitar un desgaste prolongado.