Se acerca el calendario al primer mes de vacaciones escolares completado. Los campamentos de verano, las escapadas al pueblo con los abuelos o los días de piscina o excursiones a la naturaleza han ayudado a conciliar a los padres y a disfrutar a los niños. Sin embargo, la tentación de las pantallas es demasiado fuerte ahora que los peques tienen más horas de ocio. Por eso, tanto si se han pasado con ellas en las primeras semanas de vacas como si estáis intentando controlarlo, es interesante poner aplicar consejos de expertos para que los niños hagan uso responsable de las pantallas y poner límites evitar que se pasen enganchados a las pantallas la segunda mitad de las vacaciones.
En este sentido, la psicóloga Pilar Conde, de Clínicas Origen, establece seis pautas que en su opinión son “innegociables” en lo que respecta a la relación de los niños con las pantallas en verano.
Para Conde, “el verano supone una gran oportunidad para que los menores contemplen el mundo a través de la experiencia sensorial, levanten la vista de la pantalla y vivan la experiencia”. En definitiva, añade, “de combatir el sedentarismo”.
Recuerda además la experta que las pantallas y la tecnología “compiten con la lectura y la conversación, dificultan la espontaneidad en el juego de iguales, empeorando la comprensión lectora y provocando un bajo rendimiento académico a largo plazo, teniendo como consecuencia un déficit en estrategias de comunicación, habilidades motoras (finas y gruesas), resolución de problemas y habilidades sociales”. Y a todo esto hay que añadir que las pantallas pueden llegar a obsesionar a niños y adolescentes.

Por todo lo expuesto, la psicóloga Pilar Conde comparte con las familias las citadas pautas “innegociables” para limitar el acceso a las pantallas de los niños y adolescentes en verano e integrar las pantallas en casa sin dramas. Son las siguientes:
- Evitar las pantallas antes de los 3 años. La Asociación Española de Pediatría, en su Guía, establece en los 2 años la edad mínima recomendable para exponer a los peques a pantallas. La psicóloga Pilar Conde amplía el consejo a los tres años de edad. “Es innecesario ofrecer estimulación a los infantes menores de esta edad. Y de 2 a 3 años, recomiendan máximo 1 hora al día, incluyendo tv”, apunta, en relación a lo que dicen fuentes fiables al respecto como la citada AEP.
- Fomentar mediante el ejemplo el uso moderado de la tecnología. La psicóloga tiene claro que si los padres dan ejemplo a sus hijos será más sencillo que tengan en verano una relación sana con las pantallas. “Los niños aprenden por modelado y observación”, apunta Conde.
- Realizar actividades al aire libre, deportivas y culturales. La tercera pauta es fomentar alternativas de ocio a las pantallas en familia durante los meses de verano. Es clave, dice la psicóloga, “para fomentar los vínculos afectivos y la comunicación intrafamiliar”. Aquí tienes, por ejemplo, cinco ferias medievales que puedes visitar y disfrutar con niños este verano.
- Establecer límites sobre tiempos y uso de la tecnología. Estos límites se pueden establecer de mutuo acuerdo con los niños, acordando unas normas generales e incluso, si es necesario, poniéndolas en un lugar visible de la casa.
- Conocer el contenido audiovisual de las aplicaciones y juegos. La psicóloga Pilar Conde recomienda al respecto “Jugar con ellos, que nos enseñen sus intereses digitales”.
- Hacer uso del control parental. Este sexto y último consejo es aplicable, como el resto, a todo el año, más allá del verano. Es necesario, concluye Pilar Conde, “para evitar que los niños se encuentren con contenido inapropiado para su edad”.

Para la psicóloga de Clínicas Origen, “no se trata de prohibir, sino de explicar las normas del uso adecuado, entre ellas, delimitar el tiempo, controlar el acceso y supervisar los contenidos”. Y si aparece resistencia por parte de los peques, la psicóloga recuerda que “hay mucho en juego” y que lo primero es la salud del menor.
“En el caso de los niños las consecuencias psicológicas ante una excesiva exposición a las pantallas son múltiples ya que perjudica directamente al desarrollo tanto físico como psicológico, la salud, la creatividad y la capacidad de aprendizaje”, concluye.