Más evidencias científicas sobre la prohibición de los móviles en colegios e institutos: menos malestar psicológico, más concentración

Dos estudios en Australia analizan qué ocurre cuando los móviles se prohíben en los institutos: la voz de los estudiantes y el impacto en su salud mental ofrecen claves para familias y docentes en España.
Niño de 12 años usando el móvil en el pasillo de un colegio, símbolo del debate sobre la prohibición de smartphones en las aulas
Un alumno consulta su móvil en el pasillo del colegio: la presencia de estos dispositivos en la vida escolar sigue generando debate internacional. Midjourney-RG

Los móviles forman parte inseparable de la vida adolescente: nueve de cada diez jóvenes de 12 a 18 años tiene un smartphone y pasa varias horas al día conectado. Por eso, cada vez más países se plantean qué hacer con ellos en la escuela. Y, en paralelo, cada vez hay más evidencias científicas de las consecuencias de dejar los móviles fuera de los centros escolares.

El curso pasado, Países Bajos prohibió el uso de móviles en las aulas a partir de enero de 2024. Francia ya había prohibido los móviles en los centros educativos hace años, y el curso pasado, Portugal también prohibió los móviles en los colegios. Y en España, comunidades autónomas como Castilla-La Mancha o Galicia también han dado pasos similares. Otras como la Comunidad de Madrid han optado por regular el uso de las pantallas cero en los colegios.

El debate sobre la prohibición de los móviles en colegios e institutos, no obstante, sin embargo, sigue abierto: ¿son los vetos la mejor solución para mejorar la atención y la convivencia? ¿O limitan la autonomía del alumnado sin resolver los problemas de fondo?

En este contexto, dos investigaciones recientes publicadas en la revista Computers in Human Behavior aportan más evidencias científicas en un terreno donde faltaban datos sólidos. El primero recoge la voz de más de 1.500 estudiantes de secundaria en Australia del Sur sobre la experiencia de un veto total. El segundo, con metodología cuasiexperimental, midió cómo cambió la salud mental del alumnado tras su aplicación.

Los hallazgos dibujan un escenario con más matices que las conclusiones obtenidas a raíz de la prohibición de los móviles en los colegios de Países Bajos: más concentración, interacción cara a cara y menos malestar psicológico, pero también sensación de pérdida de autonomía y dificultades para gestionar la ansiedad sin el teléfono.

El cartel habla por sí solo: menos pantallas, más convivencia. Esto es lo que busca Portugal prohibiendo los móviles en sus colegios.
Ilustración que ejemplifica la prohibición de los móviles en los colegios (Midjourney-RG)

Dos estudios completos: la voz de los estudiantes

El primer estudio (Bar et al., 2025) recogió 7.188 respuestas abiertas de 1.549 adolescentes en cinco institutos públicos de Australia del Sur tras la aplicación del veto “off and away” (apagado y guardado). Los resultados revelaron al menos tres conclusiones a tener en cuenta:

  • Beneficios de la prohibición: más interacciones presenciales, mejor concentración en clase, menos peleas y ciberacoso.
  • Inconvenientes: pérdida de independencia, menos contacto con los padres y dificultades para regular la ansiedad.
  • Alternativas sugeridas: educación en uso responsable y normas flexibles, no solo vetos totales.

El segundo estudio (Baggio et al., 2025) analizó datos de 1.062 estudiantes con un diseño de “ensayo emulado”. Comparó centros con y sin veto y evaluó el impacto en la escala Kessler (K10) de malestar psicológico y en medidas de estado de ánimo de PISA. Los resultados mostraron estas conclusiones:

  • Reducción significativa del malestar psicológico (−0,94 puntos en K10, p = 0,044).
  • Disminución del afecto negativo (−0,62 puntos, p < 0,001).
  • Sin cambios relevantes en afecto positivo ni resiliencia.
Un adolescente con su móvil en el instituto
Un adolescente con su móvil en el instituto (RG)

Trascendencia para la infancia y la educación

Las dos investigaciones coinciden en que los vetos no son una fórmula mágica, pero sí ofrecen un “descanso digital” que favorece la convivencia y reduce la ansiedad. La clave, según ambos equipos, está en acompañar las prohibiciones de educación digital y apoyos emocionales.

Para las familias, esto plantea preguntas prácticas: ¿cómo enseñar a los hijos a autorregularse sin depender siempre del dispositivo? ¿Cómo equilibrar autonomía y seguridad? En casa, establecer rutinas claras de uso y hablar abiertamente sobre el papel del móvil en la vida diaria puede ser tan importante como la normativa escolar.

La evidencia que ahora llega desde Australia refuerza la idea de que la tendencia internacional está sustentada por la evidencia  científica. Con matices, como hemos visto, las investigaciones sobre el terreno señalan beneficios notables derivados de la prohibición de los móviles en los centros educativos. 

Sin embargo, en este puzzle, para enriquecer más el debate y aterrizarlo en lo local, sería necesaria una investigación en un contexto real en nuestro país.

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Una niña consultando su smartphone mientras está en clase. - Imagen: PF

Referencias

  • Eran Bar, Marcela Radunz, Christina R. Galanis, Blake Quinney, Tracey D. Wade, Daniel L. King. Students’ perspectives on school mobile phone bans: A qualitative policy experiment. Computers in Human Behavior, 2025. DOI: 10.1016/j.chb.2025.108577
  • Stéphanie Baggio, Tracey D. Wade, Marcela Radunz, Christina R. Galanis, Joël Billieux, Vladan Starcevic, Blake Quinney, Daniel L. King. School mobile phone ban policies and adolescent mental health: An emulated trial. Computers in Human Behavior, 2025. DOI: 10.1016/j.chb.2025.108741

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